Se ha convertido en una de las mejores herramientas para estar sano y vivir mejor. Y no sólo es eficaz para perder peso. El ejercicio regular previene y combate enfermedades (ictus, síndrome metabólico, hipertensión, diabetes tipo 2, ansiedad, muchos tipos de cáncer, artritis, caídas o enfermedades cardiovasculares), proporciona energía, ayuda a dormir mejor y a tener una mejor sexualidad, según la Clínica Mayo.
Pero hay más. Las personas obesas que hacen ejercicio durante mucho tiempo tienen tejido graso abdominal más saludable y pueden almacenar grasa en la zona de manera más efectiva que las personas obesas que no lo hacen, según un nuevo estudio de un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan (UM), publicado en ‘Nature Metabolism’.
El equipo de investigación también desarrolló tejido graso en el laboratorio a partir de células recolectadas tanto de personas que hacían ejercicio como de las que no, y las células de las que sí practicaban deporte se convirtieron en un tejido que almacenaba grasa de manera más efectiva.
Modificar el tejido graso
"Nuestros hallazgos indican que, además de ser un medio para gastar calorías, hacer ejercicio regularmente durante varios meses o años parece modificar el tejido graso de manera que permite almacenar la grasa corporal de manera más saludable si se experimenta algún aumento de peso, como le sucede a casi todo el mundo a medida que envejecemos", ha comentado el investigador principal Jeffrey Horowitz, profesor de ciencias del movimiento en la Escuela de Kinesiología de la UM.
Los investigadores querían ver los efectos de años de ejercicio regular en el tejido graso, pero es muy difícil diseñar un estudio para hacer un seguimiento de esto a largo plazo. En su lugar, compararon dos grupos de adultos con obesidad: 16 personas que informaron haber hecho ejercicio al menos cuatro veces a la semana durante al menos dos años (la media fue de 11 años) y 16 que nunca habían hecho deporte regularmente, pero que eran similares en otros aspectos como la masa grasa corporal, el peso y el sexo. El equipo tomó muestras de tejido graso abdominal justo debajo de la piel de ambos grupos.
Descubrieron que quienes hacían ejercicio tenían características estructurales y biológicas distintivas en su tejido graso que aumentaban la capacidad de almacenar grasa 'sana'. Quienes no lo practicaban no tenían esas características. En concreto, quienes hacían deporte tenían más vasos sanguíneos, mitocondrias y proteínas beneficiosas, y menos cantidad de un tipo de colágeno que puede interferir con el metabolismo, así como una menor cantidad de células que causan inflamación.
Esto es importante porque el lugar más saludable para almacenar grasa es el tejido graso que se encuentra justo debajo de la piel de donde se tomaron las muestras, llamado tejido adiposo subcutáneo. Aumentar la capacidad de almacenar grasa en esta zona mediante el ejercicio reduce la necesidad de almacenarla en zonas no saludables, como en el tejido graso que rodea a los órganos o en los propios órganos.
"En comparación con nuestro estudio anterior en el que examinamos los efectos de tres meses de entrenamiento sobre el tejido graso, generalmente vemos que estas diferencias son más sólidas en las personas que hacen ejercicio regularmente durante años en comparación con las que no lo hacen", ha insistido Horowitz.
Almacenar grasa no es lo msimo que ganarla
Es importante tener en cuenta que aumentar la capacidad de almacenar grasa no equivale a ganar grasa, lo cual requiere comer en exceso. "Lo que esto significa es que si las personas experimentan un aumento de peso y hacen deporte, este exceso de grasa se almacenará de manera más 'saludable' en esta área debajo de la piel, en lugar de en el tejido graso alrededor de sus órganos (grasa visceral) o en una acumulación de grasa en los propios órganos, como el hígado o el corazón".
Una enfermedad causada por la acumulación de grasa no saludable que está recibiendo cada vez más atención en los EEUU y en otros lugares es la enfermedad del hígado graso no alcohólico, que se presenta con mayor frecuencia en personas con sobrepeso u obesidad. El exceso de grasa se acumula en el hígado y puede causar enfermedades como cirrosis (que se observa con mayor frecuencia en el caso del alcoholismo o cáncer).
El investigador ha comentado que es importante realizar estudios a largo plazo para hacer un seguimiento de las personas que comienzan y mantienen un programa de ejercicios durante varios años para ver cómo cambia su tejido graso, incluso si no cambian la cantidad del mismo que tienen. También es necesario saber si existe un tipo o intensidad de ejercicio que logre una mejor respuesta en la modificación del tejido graso.
En estudios de seguimiento, el equipo también examinará si el tejido graso desarrollado en personas que hacen ejercicio y en las que no lo hacen funciona de manera diferente y si hay otras diferencias que puedan traducirse en la salud del tejido y de la persona de donde provienen las células.