Lo de 'dormir como un bebé' parece que se acaba con el paso de los años. El sueño ha recibido una atención cada vez mayor en el contexto de la investigación geriátrica basada en un creciente conjunto de evidencia científica que vincula la falta del mismo con muchos resultados adversos para la salud, especialmente la disminución de la cognición, en los adultos mayores.
Junto con muchas otras alteraciones fisiológicas del envejecimiento normal, los patrones de sueño cambian con el paso del tiempo independientemente de muchos factores, incluida las enfermedades crónicas y el uso de determinados medicamentos, tal y como documenta un estudio publicado en 'Journal of Psychosomatic Reaserch'.
El tiempo total de sueño, la eficiencia del mismo o si es profundo (sueño de ondas lentas) disminuyen con el envejecimiento; y el número de despertares nocturnos y el tiempo de vigilia durante la noche también se elevan al cumplir años
Estos cambios relacionados con la edad están asociados no sólo con modificaciones en los procesos circadianos y homeostáticos, sino también con algunos cambios fisiológicos y psicosociales normales en el envejecimiento.
La opinión
El Dr. Eduard Estivll, neurofisiólogo, pediatra, especialista europeo en Medicina del Sueño y director Clínicas del Sueño Estivill. aclara a este diario: “Bueno es muy normal que cuando la gente se hace mayor y sobre todo después de la jubilación experimenten cambios en sus rutinas habituales. La persona que está acostumbrada a trabajar y tiene pocos hobbies o pocas inquietudes en otros campos suelen ser personas que ven interrumpidas su actividad física y mental".
Dr. Eduard Estivill
E insiste: "Y suelen disminuir mucho las rutinas adecuadas para dormir bien, como hacer ejercicio durante el día o tomar el solo y ellas normalmente no tienen nuevas inquietudes, como viajar o unirse a grupos, avanzar en su vida, suelen perder sus rutinas habituales lo que hace que su reloj biológico se vaya enlentenciendo y llegan a tener realmente problemas para domir".
Es entonces cuando "duermen mal, poco, intentan dormir muchas horas pasar mucho tiempo en la cama y no suelen dormir las horas que se creen y es cuando empieza el consumo de fáramcos para poder conciliar el sueño", apostilla el experto.
Para este especialista sucede todo lo contrario con las personas que ha tenido una vida activa no sólo en laboral, sino también en la social y esos hábtios persisten después de la jubilación. "Vemos que hay gente que hace deporte, como jugar el golf, los que lo practican incluso lo siguen haciendo a edades muy avanzadas. Tengo compañeros de 80 y 85 años que todos los días lo practican. Son personas que tienen además una actividad mental activa, hablan con la gente, etc tienen menos problemas de sueño".
La somnolencia
"Los cambios fisiológicos que vamos notando con el paso de los años en mayores son normales porque el sistema biológico se va deteriorando", recuerda el Dr. Estivill. Y documenta: "Algunos duermen menos otros necesitan más o toman siestas diurnas, pero la sensación de somnolencia en la persona mayor es muy común".
Argumenta, también, que "nuestra salud es el indicador de que nuestros relojes funcionan bien o mal. Por ejemplo, cuando dormimos mal, las señales que ponen en hora nuestro reloj interior estan alteradas. El estrés por trabajo y las labores familiares, los conflictos personales, o el consumo de ciertas sustancias, son señales (les llamamos sincronizadores) que llegan a nuestro reloj interno que controla el sueño y alteran su funcionamiento, apareciendo el insomnio. Tambien si las señales, sincronizadores, que llegan a otros relojes internos son inadecuadas, podremos tener hipertensión, diabetes, problemas cardiovasculares, alteraciones mentales (ansiedad y depresión) incluso algunos tipos de cáncer (colon y mama) están relacionados con alteraciones de los relojes internos".
De todo ello, el Dr Estivill, junto a su hija Carla, hablan en su libro el El método Tokei, una guía que permite ajustar nuestros ritmos circadianos para vivir con más salud. El ejemplar recuerda que las personas que duermen 8 horas por la noche y después los 20 minutos de siesta tienen, ademas de una mejor salud, un aumento de su rendimiento intelectual y fisico (entre el 10 y el 15%).
Sobre el autor:
Patricia Matey
Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.