Victoria Herrero
Deporte para mayores
Estos son algunos de los beneficios de la crioterapia tras la práctica deportiva
Desde tiempos milenarios se ha empleado el frío para mejorar las lesiones musculares
Todos alguna vez nos hemos puesto hielo en una zona dolorida tras hacer un mal movimiento durante la práctica deportiva. Sin embargo, más sorprendentes son las imágenes de esos deportistas profesionales metidos en una especie de piscina o cápsula helada tras una dura sesión de entrenamiento o al finalizar un partido exigente. Se trata de la crioterapia, un método terapéutico de recuperación que emplea el frío para controlar las inflamaciones en el caso de una lesión y mejorar la recuperación tras hacer deporte.
Entre los beneficios terapéuticos de la crioterapia, desde Sanitas (@sanitas) hablan de "una disminución de la temperatura corporal y la inflamación, así como de posibles efectos beneficiosos sobre la circulación, porque al tratarse de un vasoconstrictor, favorece la reducción del dolor y colabora en la aceleración del proceso de recuperación en caso de lesión”. Es decir, actúa con evidentes efectos antiinflamatorios, a modo de relajación muscular y como analgésico.
¿Cómo se aplica la crioterapia?
Las formas de aplicación del frío en el deporte son variadas. Desde los baños con agua fría, pasando por cremas o geles con efecto frío al contacto con la piel, bolsas de hielo, criosaunas donde el cuerpo recibe vapor de nitrógeno, el criomasaje con bloques de hielo sobre la zona afectada o la criocinética en la que se combina la aplicación de frío con ejercicio activo.
Pero no solo se puede aplicar cuando se es un deportista de élite, sino que toda persona que haga ejercicio físico puede recurrir al frío en el caso de, por ejemplo, una lesión.
Sin embargo, hay que tener especial cuidado si se tiene sensibilidad hacia el frío, insuficiencia cardiaca, se padece una enfermedad oncológica, se tiene la tensión arterial alta o si cuenta con algún tipo de patología en la piel. Además, esa exposición debe ser gradual y con moderación.
Incluso para las personas que no padezcan estas afecciones es importante seguir un correcto procotocolo ya que si no se aplica de forma adecuada, la crioterapia puede ser hasta peligrosa. Por tanto, debemos dejarnos aconsejar por un especialista. Por ejemplo, en el caso de las criosaunas, estas siempre deben estar supervisadas por un especialista. Se trata de un habitáculo que desprende nitrógeno helado y aires de vapor con lo que el cuerpo se expone a una temperatura media de -110 a -200ºC durante el par de minutos que solo se recomienda su empleo.