El alpinista Carlos Soria (Ávila, 5 de febrero de 1939) es uno de los deportistas de élite más longevos hasta la fecha y la persona más veterana que ha ascendido con éxito los picos más altos del mundo en los siete continentes. A sus 81 años, Soria (@RetoCarlosSoria) se prepara para subir en primavera al Dhaulagiri (8.167 metros) en Nepal, el penúltimo que le queda para completar los 14 "ochomiles" –montañas de más de 8.000 metros de altura–. Una vez conquistada esta cima ya sólo le quedará el Shisha Pangma del Tíbet para convertirse en el escalador de más edad en llegar a las cumbres más altas del planeta, la mayoría después de los 60 años. Entre ellas destacan el K2 (65 años), Broad Peak (68 años), Manaslu (71 años) o el Annapurna (77 años).
Su próxima expedición a Nepal es doblemente especial porque la hará tras el coronavirus y se la dedicará además a los mayores. "Quiero tener un recuerdo en la cumbre para los que han desaparecido y para los que han sufrido tanto con la pandemia", cuenta a 65ymás desde su casa de Moralzarzal (Sierrra Guadarrama) desde la que asegura, entrena cada día como si fuese a salir a la montaña mañana mismo. "A mi me duele todo, como al resto de los de mi edad, pero disimulo. Trato de compensarlo con mucho ejercicio y una vida lo más sana posible. Lo grave de verdad es todo lo que hemos vivido este 2020 y lo que está por venir", opina. También repasa cómo la jubilación le cambió la vida y le permitió más tiempo y energía para dedicársela a su pasión desde los 14 años: la montaña.
Carlos Soria en Broad Peak
PREGUNTA- ¿Por qué ha decidido dedicar su próxima expedición a los mayores?
RESPUESTA.- Fue pura casualidad. Un periodista me dio la idea al recalcar que yo iba a subir el Dhaulagiri con 81-82 años, mientras había muchos mayores pasándolo mal por el coronavirus... Y por eso pensé que quería dedicárselo a tanta gente que está sufriendo. Muchos han "desaparecido", pero muchos otros están pasándolo mal, sobre todo los de mi edad y más mayores. Se me ocurrió en ese momento hacer este pequeño homenaje y a todo el mundo le gustó tanto que me ha sorprendido. Me ha llamado todo el mundo para hacerme una entrevista. Es un recuerdo para todo lo que hemos vivido durante este tiempo, que ha sido terrible. En comparación con esto, el homenaje no es nada, voy a llevar unas flores y una tela que hace mi mujer de ganchillo y si llego a la cumbre quiero tener un recuerdo para estos "compañeros de más edad".
P.- Usted ha estado este tiempo de pandemia en su casa en la sierra de Guadarrama, ¿se siente afortunado por haberlo podido pasar mejor que otros?
R.- Sin ninguna duda. Además, no me he sentido demasiado encerrado en mi casa sino más bien hecho polvo por lo veía que estaba pasando en el mundo. El 28 de marzo yo me iba al Himalaya y estaba en una cámara hipobárica durmiendo por encima de los 4.500 metros. De hecho tuve contacto con una persona que dio positivo, pero yo no me contagié, quizás el hecho de estar ahí pudo afectar. Pero vamos, que lo que está pasando en el mundo, la cantidad de gente sin trabajo, contagiada, que ha muerto... Es terrible. Me he adaptado los días que estábamos confinados porque en en mi casa tengo bicicleta con rodillo, andaba... Si esto si me hubiese pillado más joven, trabajando, con mis cuatro hijas viviendo en el mismo piso de 65m2, hubiese sido muy diferente. En la situación actual, por edad me ha pasado en el peor momento, pero por situación, en el mejor.
P.- Claro, y además usted pertenece a un grupo de población que ha sido el más afectado por el virus. ¿Cree que ha habido discriminación a los mayores durante este tiempo?
R.- Parece que sí, yo no lo puedo asegurar porque no lo he vivido en primera persona, pero parece que ha habido gente de residencias que estaba muy mal y no se les dio prioridad en el hospital frente a los jóvenes. Yo no sé si eso es lógico en una situación extrema como la que se vivió en primavera, pero lo que sí sé es que los mayores de 80 años hemos vivido momentos muy difíciles, como la posguerra, algunos la guerra, por lo que tener este final de vida es bastante duro. La gente mayor es la que peor lo ha pasado y sigue habiendo mucho miedo.
"Los mayores de 80 años hemos vivido momentos muy difíciles, como la guerra, y la posguerra, por lo que tener este final de vida es duro"
P.- Y con todo este contexto, se está entrenando para poder ir al Dhaulagiri. ¿Cree que podría ir?
R.- Nunca se sabe, pero yo estoy entrenando como si fuera a ir mañana. Lo he hecho durante todo este tiempo de pandemia. Yo me levanto todos los días, madrugo y hago mucho ejercicio, subo cumbres cercanas a mi casa, hago bicicleta, abdominales, lumbares... Yo también tengo dolores como todos los mayores, pero disimulo. Lo procuro compensar con ejercicio y con una vida lo más sana posible. Como madrugo mucho, me da tiempo para todo un poco.
P.- Afrontará estos dos últimos desafíos que le faltan para cerrar el círculo de los 8 miles con más de 80 años. ¿Cómo se siente al ser considerado un gran ejemplo de que se puede tener una vida de deportista de élite tras la jubilación?
R.- A mi siempre me ha gustado la montaña. Mi primera ascensión difícil fue en año 62 a la cara oeste del Dru en los Alpes, hecho por primera vez por españoles y también la expedición del año 71 al pico McKinley (6.194 metros) en Alaska, que éramos 15 y cuatro conseguimos la cumbre. Lo compaginaba con mi familia y mi trabajo, pero lo que me pasa es que ahora de mayor, lo que mejor me va es lo de los 8.000. Tengo una prótesis en la rodilla desde hace un año y con ella subí una cumbre de 7.200 metros en Kirguistán y ese mismo otoño subir al Dhaulagiri, pero por mal tiempo no pude completarlo. Por eso quiero volver si consigo los apoyos y al financiación.
Carlos Soria en la ascencisón a Manaslu (1975)
P.- Entonces, ¿le cambió la vida la jubilación después de décadas trabajando como tapicero?
R.- La jubilación es una maravilla, es fantástica. Se lo digo a todo el mundo, hay que llegar a la jubilación en las mejores condiciones físicas, mentales, y si es posible económicas porque queda mucha vida por delante. Ya un poco antes de la jubilación es cuando yo salía más fuera. Soy la única persona en el mundo que ha hecho más cumbres de más de 8.000 metros desués de los 60 años y batiendo récords. Pero lo que quiero ahora es subir al Daulaguiri.
"La jubilación es una maravilla, porque queda mucha vida por delante."
P.- Y contaba el otro día en una entrevista que usted está jubilado pero sigue siendo autónomo, una especie de jubilación parcial, ¿no?
R.- Sí, yo debo tener la vida laboral más larga del mundo. Empecé a trabajar a los 11 años de encuadernador, a los 14 de tapicero y ahora me hice autónomo para poder facturar las charlas y los patrocinios de mis expediciones.
P.- Qué les diría a todos los deportistas que están a punto de jubilarse. ¿Algún consejo? Dicen que usted es muy prudente que cuando ve que no puede subir a una cumbre, se da la vuelta sin problema.
R.- Claro, es que la vida es muy bonita. La montaña está muy bien, para nosotros es fantástica, pero es peligrosa, como hay muchas actividades en la vida que lo son. Hay que tener cuidado y cuando estás en montañas grandes a gran altitud, donde cuesta pensar. Ahí te das cuenta de ello y hay que recordar que hay que tener fuerza para subir, pero también para bajar. Yo nunca me he vuelto destrozado, sino encantado de lo que he hecho porque era lo que tenía que hacer. Por eso tengo la suerte de tener todos los dedos de las manos y los pies y no me han tenido que sacar de ninguna montaña pese a la cantidad de veces que he estado en altura.
Soria en La Pedriza
P.- Como alpinista tiene que tomar decisiones al límite, ¿cree que le ha ayudado esto a enfrentarse a momentos complicados como puede ser el coronavirus?
R.- Sí, sin ninguna duda. Gracias al alpinismo, aquel muerto de hambre al que le gustaban los ríos y los arroyos, ha recorrido todo el mundo por su afición a la montaña. Además del Himalaya he subido las cumbres más altas de los siete continentes, desde el punto más alto de la Antártida a la isla Papúa, he visto cómo viven otra gentes, de qué forma... Eso te hace ver tu vida y el mundo de una manera totalmente distinta.
"Yo debo tener la vida laboral más larga del mundo, empecé a trabajar a los 11 años"
P.- Y de todas las expediciones, ¿cuál es su preferida?
R.- Hay un lugar preferido eso sí que es el Manaslu en Nepal. Es el primer 8.000 que estuve y lo recuerdo, no por la expedición, sino porque es un lugar rodeado de glaciares con prados y un pueblo abajo. Es único en el mundo. Luego los K2 son maravillosos o La Pedriza, es muy difícil elegir una sola montaña. Yo me quedo con mi vida, de la que estoy muy conforme.