Una de las historias más emotivas de los Juegos Olímpicos de París 2024 es la de Tania Zeng, o también llamada Zhiying Zeng, quién emigró a Chile hace más de 35 años, se dedicó a vender muebles, y luego compitió en los Juegos Olímpicos tratando de buscar una medalla en tenis de mesa para el país sudamericano.
A pesar de que lleva cuatro años compitiendo para Chile, en dicho país todos la conocen, la animan, y le dicen “Tía Tania” con cariño. Ella ha sido una de las participantes de mayor edad en estos Juegos Olímpicos, pero poco le importa. “En mi interior, yo siempre digo: ‘no, no pienses en tu edad’. Si he llegado hasta aquí, tengo que luchar como todos los demás”, cuenta en una entrevista a la BBC.
Tania nació en Zhengzhou, China, en el año 1966. Su madre era entrenadora de tenis de mesa, por lo que, tras el deseo de sus padres, ella también se decantó por practicar ese deporte. Cuenta que a los 12 años ya jugaba como una profesional, pero que tras 10 años tuvo que retirarse y empezar a estudiar.
“En ese momento recibí una invitación desde el norte de Chile, de un entrenador chino que estaba allá y que trabajaba con la selección de tenis de mesa. Me escribió y me dijo que Chile era tranquilo, que tenía playa y mar, un paisaje muy lindo y gente amable. No fue una decisión fácil, pero me fui”, comenta.
La deportista llegó a Chile y le costó mucho adaptarse al cambio. El idioma y las costumbres eran muy distintos. Sin embargo, empezó a jugar tenis de mesa en un club de Arica, y poco a poco fue aprendiendo español y adaptándose a su nuevo país. Poco tiempo después, se animó a hacer un negocio de venta de muebles.
Tania se casó con un chileno, con el que tiene dos hijos de 24 y 33 años. Tras diez años en Arica, decidió mudarse a Iquique y dedicarle más tiempo a su familia y a su trabajo, por lo que tuvo que dejar de lado el tenis de mesa. Dejó su deporte favorito y ella pensó que sería para siempre.
“La pandemia de Covid me cambió la vida. Todas las empresas estaban cerradas y yo no tenía nada que hacer. Tenía una mesa de tenis en mi casa que no usábamos, por lo que la desempolvé y pensé: esta es la oportunidad. Y así es como volví a jugar”, cuenta Tania.
Afirma que jugaba una hora y media todos los días, y que lo hacía realmente bien. Tania jugó para el Club de Iquique, con el que empezó a ganar campeonatos “aunque jugara con hombres y con jóvenes”. Tras lograr el primer puesto en la liga nacional, ella pensó que era la oportunidad de volver a su juventud y entrenar en el alto rendimiento.
“Poco a poco, fui clasificándome para distintas competiciones. En los sudamericanos, primero, luego en los panamericanos. En 2023, dejé todo mi trabajo. No me preocupaba nada salvo el tenis de mesa”, indica.
El sueño de los Juegos Olímpicos
Tania siempre soñó con competir en los Juegos Olímpicos. “Cuando me clasifiqué, me emocioné mucho. Me vino el recuerdo de mis padres, que querían que yo fuera jugadora de tenis de mesa. Particularmente de mi madre, de los años en que me entrenaba. Ella quería que yo llegara lejos. Lamentablemente no alcanzó a verme porque falleció en el año 1997. Pero siento que me está ayudando en este camino. La siento conmigo, siempre”, menciona Tania.
Sobre su edad, Tania indica que “entrenar a los 58 años, al ritmo de los jóvenes, no ha sido fácil. En un momento creí que podía ser un impedimento. Pero en mi interior, yo siempre me digo: ‘no, no pienses en tu edad’. Si he llegado hasta aquí, tengo que luchar como todos los demás”.
Tania Zeng ha cumplido su sueño de competir en los Juegos Olímpicos de París, y, aunque cayó eliminada tras perder ante Mariana Zahakian, de Líbano, ha dejado en alto el nombre de su país ya ha demostrado que no hay impedimentos para luchar en lo que más te gusta.