Carlos Losada
Deporte para mayores
Manolo Santana, el madrileño que nos enseñó lo que era el tenis... y cómo ganar
A sus 81 años sigue siendo una figura clave en el tenis español
Los pioneros suelen tener un mérito añadido, pues son los primeros en conseguir una serie de logros, es decir, quienes abren un camino que muchos otros seguirán. Manolo Santana es uno de ellos, ya que, después de su aparición, el tenis comenzó a cobrar protagonismo en España.
Y aunque en las últimas décadas, con la aparición de grandes tenistas como Sergi Bruguera, Arantxa Sánchez-Vicario, Conchita Martínez, Carlos Moyá, Juan Carlos Ferrero, David Ferrer o el grandísimo Rafa Nadal –por nombrar solo a algunos–, no resulta extraño que jugadores españoles consigan vencer en grandes torneos, en los años 60 era una auténtica rareza.
Inicios humildes
Fue entonces cuando surgió la figura de este madrileño, nacido un 10 de mayo de 1938 en plena Guerra Civil, que fue capaz de ganar cuatro torneos de Grand Slam en una época en la que el tenis se estaba profesionalizando en el mundo y que en nuestro país tenía cierto carácter elitista.
Sin embargo, los orígenes de Santana diferían mucho de ese elitismo. Su familia era humilde y consiguió dar sus primeros pasos en el deporte de la raqueta gracias a que trabajaba en Club de Tenis Velázquez.
Dotado para el tenis
No tardó mucho en destacar y pronto se convertiría en una figura mundial. Esto lo atestiguan los 72 torneos que ganó a lo largo de una carrera que vio su culmen cuando fue número 1 del mundo en 1966.
Su primer gran triunfo lo consiguió en la tierra batida de Roland Garros en 1961, hito que repetiría tres años después. Y es que, Manolo Santana era uno de los jugadores más destacados del planeta sobre esta superficie, abriendo de este modo una tradición que se ha perpetuado en nuestro país hasta la actualidad, con el mejor jugador del mundo de todos los tiempos en tierra, como es el citado Rafa Nadal.
Triunfo en Londres
Pero la evolución de Santana le permitió hacerse con torneos en otras superficies dominadas en aquellos tiempos por tenistas norteamericanos y australianos. Por ello quizás su gran victoria se produjo en 1966, año en el que ganó en la hierba de Wimbledon, un título que ningún otro jugador español lograría hasta Conchita Martínez en 1994 ante Martina Navratilova.
Esta victoria se unía a la conseguida en 1965 en el Open de Estados Unidos. Posteriormente, en 1968 Santana le pondría la guinda al pastel con la medalla de oro que obtuvo en los Juegos Olímpicos de México, donde el tenis fue deporte de exhibición.
Se retiró en 1970, aunque volvería a jugar intermitentemente hasta 1980. Desde entonces, siempre se ha mantenido vinculado al mundo del tenis.