Verónica Mollejo
Deporte para mayores
Motivos principales por los que dejamos de hacer ejercicio y cómo evitarlos
La falta de tiempo o la pereza son dos de las excusas más habituales a la hora de no hacer ejercicio
Todo el mundo sabe que hacer ejercicio físico con regularidad es bueno para la salud, pues mejora la fuerza muscular, mantiene la densidad ósea, regula la presión arterial, favorece la resistencia a la insulina, aumenta la flexibilidad y la movilidad de las articulaciones y, por supuesto, te ayuda a conservar un peso saludable. Sin embargo, para muchas personas se trata también de una actividad que requiere demasiado esfuerzo y, por lo tanto, les provoca fatiga y hastío.
Es en este momento cuando las excusas afloran sin remedio y la motivación alcanza sus cotas más bajas. Por ejemplo, ¿quién no ha echado la culpa alguna vez a los precios desorbitados de los gimnasios para justificar el no hacer ejercicio? Es cierto que a veces no es posible acudir a dichas instalaciones para poner tu cuerpo a tono, no obstante, hay multitud de alternativas que no las requieren. Puedes salir a correr o a caminar, o diseñar una rutina de ejercicio para hacer en casa. Lamentablemente, este no es el único motivo que fomenta el sedentarismo.
¡Se te acabaron las excusas!
En una sociedad donde el ritmo de vida acelerado marca la rutina de muchas personas, la falta de tiempo es otra de las razones por las que la gente no hace tanto deporte como debería. Sin embargo, no es necesario dedicar dos horas de entrenamiento para cultivar tu cuerpo. De hecho, hay rutinas que combinan varios ejercicios para trabajar todos los músculos y que solo duran 15 minutos. Es cierto que tardarás más en ver los resultados, pero tu cuerpo se mantendrá activo, que es lo importante.
Como hemos visto anteriormente, la falta de motivación es quizás el mayor lastre de todos. Si no hay nada que nos empuje a levantarnos del sofá para entrenar, será muy complicado llevar esta rutina a buen puerto. En este sentido, resulta muy útil escoger una actividad que realmente te guste, como el baile, el ciclismo o la natación, en vez de recurrir a las monótonas máquinas del gimnasio. Además, hacerlas en grupo o con amigos también es mucho más divertido.
El miedo a lesionarse también provoca que algunas personas se muestren reacias a practicar deporte, sobre todo en el caso de las personas mayores. Para evitar esta sensación, puedes solicitar el apoyo de un profesional, que te marque los ejercicios que mejor se adapten a tu capacidad física, optar por una rutina para principiantes y, sobre todo, tomártelo con calma, no tienes por qué recurrir a ejercicios de alta intensidad para mantenerte en forma.
Y por último, a veces también afecta el hecho de que los resultados se hacen visibles a largo plazo. Es decir, es posible que tu cuerpo se vea más fuerte y tonificado pasados unos meses, un lapso de tiempo que muchas personas no están dispuestas a esperar. Debes tener en cuenta que el cuerpo necesita un proceso de adaptación y esto requiere paciencia y constancia. Además, no todos los cambios son físicos, tu energía, la resistencia física, el descanso nocturno e incluso la digestión mejorarán considerablemente.