Una de las primeras víctimas del cambio de ciclo que se está viviendo en el sector financiero, que ha acelerado en la digitalización y ya lo apuesta todo a la banca online, son las libretas o cartillas, ese cuadernillo de papel que recoge todos los movimientos que se producen en una cuenta. Esta herramienta siempre se ha usado para llevar un control de los gastos y a modo de tarjeta de débito, para ingresar oretirar efectivo en un cajero automático,aunque no permite realizar pagos en comercios y restaurantes.
Con la llegada de las tarjetas, el auge de internet y el lanzamiento de los canales digitales de los bancos, las libretas han ido perdiendo utilidad, pues ya se puede consultar esos mismos movimientos y operar en cualquier lugar y momento desde el ordenador, tablet o smartphone. Sin embargo, muchas personas mayores no familiarizadas con las nuevas tecnologías todavía utilizan estas cartillas, que, ahora, algunas entidades han optado directamente por suprimir, mientras que otras cobran comisiones por usarlas, representando un problema para los clientes de más edad.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) acaba de presentar un estudio en el que concluye que, pese a los compromisos de la banca en respuesta a la rebelión de los mayores reclamando un trato más humano, son muchas las restricciones que todavía encuentran a la hora de gestionar sus finanzas. Entre ellas, la eliminación de las libretas, lo que impide el correcto control de los movimientos y saldo bancario de aquellas personas sin capacidad para acceder a la banca digital.
De las principales 18 entidades bancarias que cuentan con red de oficinas físicas, cinco de ellas ya no emiten cartillas: Abanca, Bankinter, BBVA, Caja Rural de Jaén y Laboral Kutxa. Entre las que todavía las ofrecen, Kutxabank cobra una comisión de 3 euros por emisión a todos sus clientes. Mientras, en Sabadell hay que pagar 10 euros por el mismo concepto si se tienen menos de 65 años, Ibercaja cobra 2 euros a los menores de 70 años y BBVA 10 euros de comisión de mantenimiento a los titulares de cuentas con libreta activa, salvo que tengan domiciliada una pensión contributiva de al menos 300 euros.
La desaparición de las libretas no es la única traba para los mayores en el servicio que prestan algunos bancos. Tal y como denuncia la OCU, otra restricción para este colectivo es la disponibilidad de efectivo en ventanilla, donde tienen que afrontar todo tipo de comisiones. Así, BBVA cobra 2 euros por retirar menos de 2.000 euros por esta vía; mientras que el Santanderno permite retirar dinero en ventanilla si la cantidad es inferior a 600 euros. CaixaBank, por su parte, tiene una comisión de 2 euros por realizar operaciones en oficina que puedan realizarse por otros canales, como el pago de recibos e impuestos o reintegros en efectivo, entre otras.
Tampoco son raras las comisiones por pagar los recibos con dinero en efectivo directamente en ventanilla, en vez de hacerlo con cargo a la cuenta. EnCaixaBank y Sabadell la comisión por este concepto son de 2 euros; 3 euros en BBVA y Cajamar; 4 euros en Kutxabank; 5 euros en Global Caja; y 10 euros en Banco Santander.
Igualmente, la OCU denuncia la "comisión habitual" en oficina que se fija por ordenar transferencias, que puede oscilar entre el 0,2% y el 0,4% del importe. "Aunque se cumplan los requisitos para no pagar comisiones, como puede ser tener la nómina domiciliada, ordenar una transferencia de 5.000 euros en ventanilla puede costar 20 euros, mientras que sería gratis en Internet", afirma. Así, Banco de Santander cobra un fijo de 6 euros por las transferencias hasta 6.000 euros y de 12 euros si superan dicho importe, mientras que Banco Sabadell, en su cuenta Expansión, cobra una comisión bastante menor: aplica un importe fijo de 2 euros por las transferencias desde oficina.
Por otro lado, algunos bancos "aún no han hecho efectivo" el reciente acuerdo de las entidades y el Ministerio de Economía para ampliar el horario de atención en ventanilla, como mínimo, de 09.00 a 14.00 horas. "A fecha de 10 de marzo, cinco entidades siguen limitando el horario de caja hasta las 11.00 horas o las 12.00 horas: Abanca, Caja Rural de Navarra, Caja Siete, Cajamar y Liberbank", asegura la asociación de consumidores.
Una herramienta con casi 120 años de historia
La libretas bancarias tienen casi 120 años de historia. La primera fue emitida por la Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros de Cataluña y Baleares, la actual CaixaBank, en 1905. La primera persona en contratar este producto de ahorro fue una mujer, Mariana Vilá i Casals, por un importe de 10.000 pesetas. Esta cantidad se convirtió en una renta vitalicia de 1.331 pesetas al año, gracias a las cuales se aseguró unos ingresos mensuales durante toda su vida.
Antiguamente estos apuntes eran realizados a mano por los cambistas y agentes bancarios y después pasaron a ser efectuados por las impresoras de los cajeros automáticos.
En un primer momento, la banca solo ofrecía estas libretas a aquellas personas que abriesen una cuenta de depósito, una cuenta de ahorro, de ahí que se conozcan popularmente como libretas de ahorro. Con esta cuenta, el banco entregaba la cartilla al cliente para que este pudiese controlar sus movimientos. En cambio, para la cuenta corriente, la entidad entregaba cheques al titular.
Sin embargo, con el paso del tiempo, los bancos eliminaron esa distinción y comenzaron a entregar libretas a todos los clientes que abrían una cuenta, independientemente de si era un depósito o una cuenta corriente, para el control de los movimientos, así como para retirar o ingresar efectivo en el cajero automático. Junto a la cartilla, el banco emitía un PIN, el cual servía para acceder a dicha libreta y hacer esas retiradas o ingresos de dinero.
En cada línea de detalle se suele anotar la fecha de la operación, el concepto, la cantidad cargada o abonada, el saldo de la cuenta una vez efectuada la operación y el terminal operante (el que realiza o dónde se realiza la operación).
Sobre el autor:
Andrés Ramos
Andrés Ramos es licenciado en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y redactor especializado en temas de política y sociedad. Ha trabajado en diferentes medios, como la agencia de noticias Europa Press o el diario digital La Voz Libre. También tiene estudios en marketing digital, posicionamiento SEO y redes sociales.