El envejecimiento progresivo de la población española plantea una serie de retos pero también muchas oportunidades para el desarrollo del país.
Eso sí, para que los problemas se conviertan en soluciones es necesario organizar y planificar cómo se va a afrontar este cambio desde el punto de vista social, económico, tecnológico, industrial, comercial, sociosanitario, laboral y político.
En concreto, se han organizado una serie de ponencias en las que se debatirá sobre las medidas a adoptar para que el conjunto de la sociedad y el propio Gobierno puedan hacer frente a la transición demográfica. 65YMÁS ha conversado con el organizador del evento y CEO de Atenzia, Benigno Lacort (@BenignoLacort).
Pregunta: El V Encuentro de Economía Sénior tiene como título ‘El camino por recorrer’. ¿Cuál es la hoja de ruta a seguir?
Respuesta: La hoja de ruta es de continuidad. Lo que buscamos es seguir aportando argumentos relacionados con por qué la Economía Sénior es una gran oportunidad. Somos un país que envejece y que, afortunadamente, tiene una esperanza de vida de las más longevas del planeta; y esto quiere decir que vamos a tener que afrontar un problema inmediato: cómo nutrimos económicamente, con un pacto social, a la gente que está llegando a esas edades.
Hasta finales del siglo pasado, se contaba con el Pacto de Toledo, es decir, se les aportaba una cantidad económica y un acompañamiento sanitario. Pero si nos fijamos, ahora, el perfil de la gente de edad ha cambiado radicalmente. Tienen otras perspectivas, otra salud y otra continuidad en su proyecto personal, y demandan otros servicios que hay que satisfacer.
España tiene que afrontar ese reto. Podemos importar soluciones de fuera o desarrollarlas y explotarlas. Hay una oportunidad si somos los primeros en abordar esta cuestión y somos muy optimistas.
P.: Ante el reto de la longevidad surge el temor de que el sistema de pensiones esté en peligro. ¿Es una posibilidad real?
R.: Es un temor justificado, con una pirámide poblacional que se está invirtiendo. No hay suficientes jóvenes para garantizar una longevidad bien cubierta en un sistema de retorno como el nuestro. El Gobierno actúa para que así sea y seguramente se haga, pero con unas expectativas inferiores a las que teníamos en su momento.
¿Cuál es la gran oportunidad? Generar Producto Interior Bruto e intentar conseguir que la renta 'per capita' aumente y, de esa manera, conseguiremos nutrir el sistema para ofrecer los servicios que todo el mundo desea. Y esto pasa, necesariamente, por generar más recursos. Ahora mismo, tenemos un plan europeo de recuperación ante la crisis, si bien las circunstancias geopolíticas no acompañan. Es importante seguir buscando fuentes de generación de riqueza –reindustrialización–. Y, por último, la gran curiosidad que nosotros ponemos sobre la mesa es que una de las vías de desarrollo está precisamente en activar toda la capacidad de producción y de consumo de un tercio de la población –los sénior–.
P.: ¿Está el Gobierno actuando en la dirección correcta con las medidas adoptadas para mantener el sistema de pensiones?
R.: Quizá esta sea la respuesta más complicada. En alguna ocasión me han preguntado: “¿Cuándo se manifiesta esa mayoría de edad?” Y yo he respondido que la longevidad empieza a los cero años. En el siglo XX, la gente joven tenía un proyecto de vida, decían: “Voy a tener una juventud en la que voy a estudiar y prepararme; luego, formaré una familia y lo que he aprendido me servirá hasta la edad de jubilación; y después, hasta que se produzca mi fallecimiento, me acompañarán los recursos”. Ese modelo se ha roto, por distintos frentes. Así que, cuando hablamos de las medidas a adoptar, no sólo son las que van al final de la vida, sino las que acompañan también desde el principio: sistema educativo, productivo, ahorro, construcción, vivienda... Hay un montón de medidas que hay que adoptar.
Pero en concreto, las políticas del Gobierno que están más pensadas para el final de la vida, creo que necesariamente se deberían repensar y, algunas, en mi opinión, van en la dirección correcta. Hay que flexibilizar. Existen circunstancias personales y profesionales muy exigentes en las que, a partir de cierta edad, habría que cesar, pero hay otros trabajos en los cuales la gente está reclamando seguir. Además, se debe romper el mito –el ministro Escrivá lo dice mucho– de que una persona mayor roba o usurpa el puesto de un joven. No es correcto. Las economías avanzadas se caracterizan por varias cosas: gran creación de empleo joven y mantenimiento de trabajadores sénior. Es necesario que esa experiencia se mantenga. Y en España, nos fallan los dos extremos, deberíamos sacar conclusiones.
En definitiva, las medidas del Gobierno son necesarias y algunas están muy bien enfocadas. Pero hay que complementar con un esquema mucho más general: una conciencia social de impulso intergeneracional.
P.: A parte de las pensiones, ¿qué otros temas se abordarán en el V Encuentro de Economía Senior?
R.: ‘Camino por recorrer' –el nombre del encuentro– se podría traducir como: a ver de qué manera nos organizamos y cómo nos nutrimos económicamente. De ahí, que la inauguración corra a cargo del ministro Escrivá, hablando del modelo de pensiones. Pero no sólo tratamos ese tema. A continuación, también hacemos referencia a todas las políticas sociales, cuyas competencias dependen de comunidades y municipios. Luego, es importante escuchar la voz de los mayores y contamos con Carlos San Juan, la persona que movilizó a gran parte de la sociedad con el problema de la brecha digital, que nos afecta a todos. Y también vamos a escuchar a especialistas en geriatría y gerontología. Finalmente, una vez abordados los ámbitos político, social y sanitario, no nos olvidaremos del aspecto económico y de la generación de riqueza, un espacio, que es posible gracias a Caixabank y al Ministerio de Industria –charlaremos con gente joven que emprende con tecnología para mayores y, al mismo tiempo, gracias a la Fundación Endesa, conoceremos a mayores emprendedores–.
P.: ¿Cómo la tecnología y la innovación pueden mejorar la calidad de vida de los sénior?
R.: España muchas veces se flagela innecesariamente. Poseemos una de las mejores infraestructuras de telecomunicaciones de la OCDE, una enorme cultura familiar, una gran cantidad de empresas de servicios sanitarios y sociosanitarios de primer orden mundial… pongámoslo todo a funcionar. Seamos capaces de llevar la atención primaria al domicilio, a las zonas rurales. La educación y el teletrabajo lo han demostrado: alguien que quiera vivir en el ámbito rural tiene que tener la posibilidad de que sus hijos accedan a la educación y de que sus mayores estén protegidos, hoy eso técnicamente es viable. Además, existen robots asistenciales, de compañía, que pueden ayudar y ser muy amigables.
Si somos capaces de llevar y transponer esta tecnología al ámbito rural, haciendo la vida fácil a la gente que está allí, podremos adherir a las personas al territorio. E igualmente, si se simplifica y tenemos la tecnología para hacerlo, en el ámbito urbano será exactamente igual. Hagamos de España un país amable con las personas mayores.
P.: Manuel Campo Vidal ha entrevistado, en el marco del V Encuentro de Economía Sénior, al ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. ¿Con qué titulares se queda?
R.: Del ministro me quedo con la seguridad matemática que nos transmite en la continuidad del modelo de pensiones. Hay un enorme debate y creo que está en riesgo fundamentado y lo que hay que contar es con la serenidad política de poner los medios para que eso no ocurra. Hay que detectar el problema y corregirlo.
P.: ¿Considera que el Gobierno español está suficientemente concienciado sobre los retos a los que se enfrenta la sociedad debido al envejecimiento de la población?
R.: Creo que no hay nadie en el planeta que no esté observando el impacto que tiene la transición demográfica. Si hacemos una revisión de los últimos 120 años, hemos afrontado una revolución industrial, una energética, una digital y una medioambiental. Creo que la siguiente, que está transformando ya el mundo, es la demográfica. Es una evidencia que ocupa y preocupa a todo el mundo, y a nuestro Gobierno, por supuesto, también.
P.: ¿Qué oportunidades brinda la economía sénior?
R.: Por ejemplo, cuando uno piensa a futuro, necesitará quizá educación y hacen falta universidades en las que se pueda entrar a cualquier edad, no sólo para mayores. Luego, la persona querrá irse a una residencia o a una vivienda más amigable, así que de esa demanda se generan oportunidades inmobiliarias, financieras y para las aseguradoras. Así, hasta el infinito: medicina de la longevidad, turismo para mayores, robots… Es algo ilimitado.
P.: Y los sénior, ¿qué oportunidades tienen en la economía actual?
R.: Los departamentos de recursos humanos creo que se están dando cuenta del error que ha supuesto abusar de cortar las carreras profesionales a una cierta edad. Ese talento hay que recuperarlo y reinsertar a esas personas en el sector productivo. Entre otras cosas, porque es mejor tenerlas en el sistema que consumiendo recursos.
En los programas de Gobierno del norte de Europa, suelen dar importancia a varias cosas: al contacto con otras personas y con la naturaleza, al buen funcionamiento de las administraciones y a los propósitos vitales. Y en España, esa imagen del jubilado de 65 años feliz, que se retiraba, ya no existe. Muchas personas, por su trabajo, lo necesitan, pero no dejan de tener una actividad de tipo retribuido o con compensación social. Es una cuestión de tipo aspiracional: la gente quiere seguir siendo productiva y tener un propósito. Y ese talento hay que cultivarlo, formarlo, etc. En definitiva, larga vida a los trabajadores que quieren mantenerse activos.
P.: Una verdadera economía sénior debe desterrar los edadismos. ¿Qué deberían hacer empresas y administraciones para acabar con esta discriminación?
R.: Son cuestiones que atañen al Gobierno, a las empresas, pero, sobre todo, al ámbito social. Los jóvenes han perdido la conexión con los mayores y es evidente. Y se corre el peligro de que piensen que están aportando recursos, desde la precariedad, a un sistema que no van a disfrutar. Hay un riesgo de fractura social.
Así que el Gobierno debe aportar flexibilidad legislativa para que las personas puedan seguir trabajando. Las empresas se tienen que convencer de que los sénior no son un lastre y prescindir de ellos no es la solución para arreglar una cuenta de resultados. Y los jóvenes deben observar que un día serán mayores y que lo que estén sembrando ahora, lo tendrán en el futuro: deben colaborar muy proactivamente para que el modelo sea equilibrado.
P.: ¿Qué opina del movimiento de Carlos San Juan contra la exclusión digital?
R.: En la pandemia, se ha demostrado que las personas mayores, cuando han tenido que hacer uso de las herramientas digitales, se han adaptado, a pesar de las dificultades. Pero la brecha digital existe. Es un hecho para las personas de más edad. Y hay un cierto agotamiento, porque se ha creado tanta tecnología tan rápidamente, que no es fácil poder con más. Así que siempre hay que estar atentos a ese porcentaje de la población que pueda quedarse rezagada en cualquier cosa, no sólo en lo digital. Ahora bien, el problema no son los mayores. Creo que se ha desviado la atención. Reto a cualquiera a que presente una factura a la administración pública: es complicadísimo también para los jóvenes. Lo que pasa, es que lo digital no ha entendido que necesita de un componente de humanización, para que sea accesible para todo el mundo, y de un diseño universal, para que sea fácil de entender [...], tanto la aplicación de un banco, de una compañía aérea o de la administración. Se ha focalizado en el mundo financiero, pero creo que es al contrario: son las entidades las que más se han preocupado de aproximarse a la población sénior. Esa es la parte positiva. Independientemente del análisis y de sus matices, el señor San Juan ha logrado que todo el mundo vaya en la dirección correcta y que se trate de humanizar los servicios.
P.: ¿Qué otros sectores están rezagados en estos temas?
R.: Creo que todo aquel sector en el que el usuario tiene la sensación de, en vez de recibir un servicio, estar trabajando para alguien.
P.: Como consejero delegado de Atenzia, ¿cómo serán los cuidados del futuro?
R.: Humanos. Tienen que tener la percepción de que están siendo tratados con humanidad. Desde el punto de vista técnico, tenemos que ser predictivos y preventivos. Hemos pasado por una atención sanitaria y sociosanitaria reactiva y tenemos que cambiar a la prevención. Con toda la información y las herramientas digitales podemos saber cuándo va a ocurrir algo. Estamos intentando avanzar en ese mundo. Las dos claves son esas: servicios integrales centrados en las personas, y que sean preventivos y fácilmente accesibles, gracias a la movilidad. Y el siguiente paso, sería integrar el mundo sanitario con los servicios sociales.
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.