La brecha salarial de género se ha reducido en España a la mitad en la década previa a la pandemia, de tal manera que la retribución media bruta por hora trabajada de los hombres superaba en un 8,5% a la de las mujeres en 2020, frente al 16,8% observado en 2011, según datos de Eurostat analizados por Funcas con motivo del Día Internacional de la Igualdad Salarial, que se celebra este domingo. Sin embargo, esta diferencia de salarios entre hombres y mujeres es aún muy acentuada en los sénior, creciendo considerablemente a la vez que la edad de los trabajadores: a más edad, más desigualdad de sueldos.
Una particularidad interesante del caso español se advierte al analizar las brechas salariales de género por grupos de edad. Si bien en la mayoría de países, la brecha salarial de género tiende estrecharse a medida que disminuye la edad de los trabajadores, en España esta relación se manifiesta de una manera más ostensible. De hecho, entre los trabajadores menores de 25 años la brecha salarial de género es incluso negativa (-3%), y entre los que cuentan con entre 25 y 34 años, apenas llega al 1%. Pero a partir de ahí, comienza a escalar de forma pronunciada al 7,6% en los trabajadores de entre 35 y 44 años, al 12,2% entre los de 45-54 años y al 15,7% entre los de 55-64 años. La diferencia de salarios se dispara entre los mayores de 65 años, donde alcanza el 32,5%.
En comparación con otros países europeos, en España la brecha salarial de género en los sénior, especialmente a partir de los 65 años, es sensiblemente mayor: Francia (21,2% en 55-64 años y 25,9% en 65 años o más), Holanda (20,1% en 55-64 años y 14,5% en 65 años o más), Italia (8,9% en 55-64 años y 14,9% en 65 años o más) y Suecia (14,3% en 55-64 años y 10,3% en 65 años o más).
A nivel general, la diferencia salarial a favor de los hombres sitúa a España en una posición no solo mejor que la de Alemania (17,3%), Francia (15,3%) y Países Bajos (13,1%), sino también por encima de otros países considerados muy igualitarios en cuestión de género, como Dinamarca (13,4%) o Suecia (10,5%). En cambio, en Estados como Luxemburgo e Italia, y en otros con economías menos desarrolladas como Polonia y Rumanía, las brechas salariales de género son más reducidas que la española.
Más brecha entre asalariados y autónomos
Funcas destaca que los datos ponen de manifiesto una diferencia "muy significativa", de 20 puntos porcentuales, entre los trabajadores a tiempo completo y por cuenta ajena, por un lado, y los trabajadores autónomos, por otro.
Asimismo, en el ámbito del trabajo por cuenta propia la brecha salarial de género se triplica ampliamente, es decir, un autónomo percibe, de media, un salario tres veces superior al de una autónoma.
En España las mayores brechas salariales de género se registran en el sector de actividades sanitarias y servicios sociales, y en el de actividades profesionales, científicas y técnicas; y las más reducidas, en los sectores de transporte y almacenamiento y de hostelería y restauración.
Ahora bien, desde una perspectiva comparada, España destaca por la reducida brecha salarial en dos sectores: el de información y comunicaciones (8,6%) y el de actividades financieras y de seguros (13,2%).
Como en otros países, la brecha salarial de género en la construcción es negativa, esto es, la retribución media por hora de las mujeres es superior a la de los hombres, lo que se explica por el hecho de que los varones ocupen masivamente en este sector puestos de trabajo menos cualificados (sobre todo, de operarios).
Nada que celebrar
De acuerdo con los datos de Eurostat, la brecha salarial de género en España se ha reducido de manera sustancial, llegando prácticamente a desaparecer entre las cohortes más jóvenes, si bien Funcas precisa que hay que tener en cuenta dos cuestiones.
En primer lugar, los datos de Eurostat miden la brecha salarial en empresas de 10 o más empleados, con lo que dejan fuera a cerca de un 40% de la población empleada en España, y es probable que en esas empresas de menor tamaño se registren brechas salariales de género mayores que en las empresas más grandes.
En segundo lugar, precisa que aunque las estadísticas muestran la contracción de la brecha de género entre los jóvenes, no se puede obviar que sus salarios medios son inferiores a la media de los salarios en España. "En esas circunstancias, la consecución de una mayor igualdad salarial no puede concebirse ni celebrarse como un éxito social", ha subrayado Funcas.