Ignacio Casanueva
Ignacio Casanueva es redactor especializado en temas de tecnología y salud.
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Martes 21 de septiembre de 2021
ACTUALIZADO : Miércoles 22 de septiembre de 2021 a las 12:17 H
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En todo hogar, o en toda economía personal hay una parte de los ingresos que siempre se intenta guardar para futuros gastos imprevisto. En términos de la jerga económica, esto se denomina un “colchón financiero”. La finalidad exclusiva que tienen es la de cubrir los gastos requeridos por un caso de emergencia, especialmente si el impago de estos puede conllevar algún tipo de penalización.
La particularidad del colchón financiero es que, ya sea una empresa, una familia, o una persona, ese dinero no debe ir destinado al ahorro para futuros gastos, sino para la protección contra posibles imprevistos. Por ejemplo un accidente de tráfico que no está cubierto por nuestro seguro, una lesión de nuestra mascota y su intervención en el veterinario, o pagar los intereses asociados a una transacción que no se había tenido en cuenta.
Cada persona, empresa o casa tiene diferentes ingresos y gastos, por lo que fijarnos una cifra estándar para todos no sería realista. Lo mejor es establecer una referencia en los ingresos mensuales.
En estos términos, el valor ideal para el colchón económico sería el equivalente a 3-6 meses de sueldo. No significa que en un año debamos apartar esta cantidad, sino fijarnos como máximo estas cantidades e ir ahorrándolas poco a poco.
El mejor sitio para ir guardando este dinero es la clásica “bajo el colchón”. Esta opción se ha demostrado que es ineficiente y con riesgo. El mejor lugar será una cuenta bancaria que pague intereses. Esta cuenta debe ser accesible, para así evitar penalizaciones por retiros anticipados (como en el caso de los certificados de depósito y las cuentas de jubilación).
Algunos trucos que nos pueden ayudar a crear este margen financiero pueden ser: