No solo nuestra salud se ha visto trastocada por el COVID-19, también nuestro bolsillo a la hora de hacer la compra. Según los últimos datos del IPC publicados, la pandemia nos ha traído aumento de precios en varios supermercados, con picos de hasta 16% en ciertas bebidas. Pero si hay un producto que se ha convertido en el rey de este incremento de precios ese ha sido las naranjas.
La sectorial de cítricos de La Unió de Llauradors -con sede en la Comunidad Valenciana- ha señalado que el precio medio de la campaña actual ha sido de 0,41 euros/kg en comparación de los 0,23 euros/kg de la pasada temporada, lo que supone un aumento del 82% respecto al año anterior.
No obstante, a pesar del sensible aumento en las cotizaciones percibidas por los productores, sus ingresos, debido al gran descenso de cosecha, únicamente han subido un 20% en la relación a la pasada campaña. Esto se debe a que una gran parte de los contratos de compraventa a los intermediarios se firmaron antes de que se produjeran las subidas de precio.
Subidas generalizadas
En general, en abril, los precios de la alimentación subieron un 4%, con subidas importantes en los productos más consumidos como son legumbres y hortalizas (un 10,4% entre marzo y abril), seguidas de platos preparados como la pizza o la quiche (3,6% de aumento), el marisco y el pescado, tanto fresco como refrigerado.
Estos datos demuestran lo que varias organizaciones de consumidores habían denunciado hace semanas con informes propios, pero ninguno con información tan concluyente y oficial como la que aporta el Instituto Nacional de Estadística. Si bien, por ejemplo, la OCU no encontró grandes subidas en un seguimiento de supermercados online (Carrefour, Dia, El Corte Inglés y Mercadona), Facua sí que recogió, a través de una encuesta en redes sociales, que los usuarios estaban “detectando” subidas en los supermercados.
La razón que estiman los expertos para esta alza es el aumento de la demanda, de hasta el 160% en algunos productos al comenzar el estado de alarma. Por entonces se produjo acaparamiento de legumbres, verduras frescas y alimentos no perecederos (conservas). Semanas después le tocó el toco el turno a la harina y levadura, las bebidas alcohólicas, aperitivos y chocolates.
Sin embargo, los precios de los productos frescos en origen, que ofrece el Ministerio de Agricultura, demuestran que, salvo excepciones como el arroz cáscara, la lechuga romana y la patata, el resto de productos no han tenido subidas equiparables en origen. Por ello, el aumento de los precios finales en los establecimientos vendría dado para cubrir otros costes (equipos de protección y desinfección, personal, etc.) y no directamente el precio del producto.
