Carlos San Juan, impulsor del movimiento 'Soy Mayor, no idiota'' vuelve a alzar la voz para denunciar la problemática de la ilegible letra pequeña en las etiquetas de alimentos, una situación que afecta directamente las personas mayores. En una conversación con 65YMÁS, San Juan ha mostrado su preocupación porque pese a las denuncias de asociaciones de consumidores, expertos y mayores, ni marcas ni autoridades han tomado medidas para lograr un diseño más inclusivo que permita leer la información básica de las etiquetas, tal como refleja un reciente estudio de la Organización de Consumidores y UsuariosOCU(@consumidores).
"No me sorprende que no haya habido cambios en este tiempo. "Es una muestra más de que los mayores no importamos y somos frecuentemente excluidos de las grandes decisiones, políticas, sociales y económicas", opina. "Se hacen diseños de etiquetas, "trajes de talla única", sin tener en cuenta las particularidades de grupos de población con necesidades específicas", señala San Juan, resaltando además el importante papel de la nutrición para la salud de muchas personas mayores. "Es a quien más afecta, porque los mayores necesitamos poder leer los ingredientes, los azúcares y las sales que contienen los productos", explica el doctor. Aún así, confirma que la información básica, las fechas de caducidad o los alérgenos siguen siendo ilegibles para gran parte de la población.
El 70% de los mayores de 60 años no pueden leer las etiquetas
Hablamos de datos básicos y obligatorios por la normativa (Reglamento 1169/2011 sobre la información alimentaria facilitada al consumidor), que van desde los ingredientes, la fecha de caducidad o el contenido en azúcares.. Según el estudio de la OCU, la letra demasiado pequeña es una de las principales razones para que la mitad de los consumidores no lean las etiquetas, una dificultad que afecta al 70% de los mayores de 60 años.
Además, el nuevo estudio de la asociación destaca que esta información obligatoria suele trasladarse a la parte trasera o a los laterales del envase con una letra tan pequeña que resulta difícil de leer y que apenas ocupa el 30% del etiquetado. El 70% restante corresponde a información publicitaria y al marketing del producto, según el análisis de la OCU y pone ejemplos con una decena de productos.
"Yo voy con una lupa al supermercado"
"Yo voy con una lupa", confiesa San Juan, admitiendo que ha tenido que recurrir a este instrumento para poder descifrar la información en los productos. El problema se agrava por la falta de contraste entre la letra y el fondo, especialmente en las botellas que imprimen la información directamente en el cristal. "No me convence en absoluto que sea una medida de ahorro de espacio, sino una estrategia para ocultar información al consumidor, porque los reclamos, los ponen bien grandes en la parte frontal".
San Juan aplaude el trabajo de la OCU, que ha realizado un estudio exhaustivo sobre esta problemática. "Han hecho una denuncia muy clara, muy argumentada", reconoce. Sin embargo, lamenta que este tipo de denuncias no tengan mayor impacto. "Habría que pedir explicaciones a las autoridades competentes, a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (@AESAN_gob_es) – dependiente del Ministerio de Consumo– o quien corresponda", defiende.
Necesitamos un Ministerio de Mayores que trate estas cuestiones
Para San Juan, la raíz del problema reside en la falta de representación de las personas mayores en los órganos de decisión. "Necesitamos un Ministerio propio de Mayores, como el que se pide en la recogida de firmas de Change.org", reclama. "No es lo mismo conquistar, intentar conquistar seis o siete fortalezas que están a kilómetros de distancia que te obligan a una dispersión de fuerzas, que concentrarnos en conseguir una fuerza común", argumenta San Juan. "Lo que necesitamos es tener una representación auténtica", concluye San Juan, haciendo una llamada a la acción para que se escuchen las demandas de las personas mayores y se tomen medidas para mejorar su calidad de vida.
Y recuerda que la falta de atención a las necesidades específicas de las personas mayores se extiende a otros ámbitos, como la accesibilidad en los supermercados o la oferta de productos adaptados. "No hay ni un solo día en el que no tenga que bajarle un producto en un supermercado a una persona mayor porque no llega", relata San Juan, denunciando la falta de consideración hacia este colectivo en el diseño de los espacios comerciales, pero también en prospectos como los de los medicamentos.
Sobre el autor:
Marta Jurado
Marta Jurado es periodista especializada en Sociedad, Economía, Cultura, Política y redactora en el diario digital 65Ymás desde sus inicios. Licenciada en Periodismo por la Universidad Carlos III y en Filología Inglesa por la UNED, ha trabajado en medios de tirada nacional como El Mundo y Público y las revistas Cambio16 y Energía16. Tiene además experiencia en comunicación corporativa de empresas e instituciones como BBVA o INJUVE.