La inversión en oro supone invertir en un valor refugio que ofrece estabilidad en momento económicos y bursátiles convulsos. Después de haber alcanzado un precio récord en el verano de 2020, el oro ha caído casi un 10% durante el primer trimestre del año. Una corrección que, según los expertos, era más que lógica. Y aunque el avance de la vacunación apunta a una recuperación que comenzará en la recta final del año y se afianzara en 2022, los principales gestores de fondos y analistas consideran que el precio del oro se mantendrá estable.
Su precio reanudará su trayectoria alcista tras haber caído ese 10% entre enero y marzo, tras el récord de 2020, según destaca un informe de la gestora de activos estadounidenses WisdomTree. El metal precioso "se mantendrá firme como un activo estratégico, sobre todo teniendo en cuenta los innumerables obstáculos que continuará habiendo sobre la senda de la recuperación". En el informe se destaca que el oro ha demostrado sus fuertes atributos a lo largo de 2020, "habiendo ayudado a contrarrestar las caídas de valor de los activos cíclicos durante el primer semestre".
Los expertos recomiendan seguir invertidos en oro. La pregunta para los pequeños inversores es: ¿cuál es la mejor manera de hacerlo? ¿comprar monedas? ¿lingotes? ¿fondos que invierten en oro? ¿joyas? Analizamos las diferentes formas que existen para invertir en esta metal precioso, así como las ventajas e inconvenientes de cada uno.
Cuando hablamos de oro papel nos referimos a instrumentos de inversión que están referenciados al oro, pero que no confieren al inversor la propiedad del metal. Los principales son:
En líneas generales, las ventajas de invertir en oro papel es que se puede entrar con una inversión menor que si invertimos en oro físico, que nos olividamos de las gestiones que conlleva la compra de lingotes y otros problemas, como su almacenamiento.
Como principal inconveniente tenemos que se trata de una inversión financiera con mayor riesgo, especialmente en el caso de los fondos y sobre todo de los warrants, que es un producto nada recomendable para inversores inexpertos.
Además, hay que tener en cuenta que en ningún momento tendremos la propiedad sobre el activo, es decir, sobre el oro.
La otra opción es invertir en oro físico, en lingotes o en monedas de inversión. Una inversión tangible que sí se puede tocar. Podemos guardarlo nosotros mismos o bien dejarlo en la cámara acorazada de alguna empresa especializada.
Más allá de los grandes lingotes que estamos acostumbrados a ver en el cine, que son los que habitualmente se guardan en las cámaras acorazadas de los bancos centrales, y que pesan 12,44 kilos cada uno, para los inversores particulares, existen opciones mucho más accesibles. Lingotes en formatos de pequeños, que van desde un gramo a un kilo.
La principal ventaja de comprar oro físico es que pasa a manos del inversor. "Independientemente de la rentabilidad de una u otra modalidad, hay algo que es la clave de bóveda: el oro físico es tangible, lo tocas con tus manos y pasa a ser de tu propiedad cuando lo adquieres", explica Tomás Epeldegui, director de Degussa en España.
Por otro lado, si lo que buscamos es una inversión a largo plazo, el oro físico es la mejor opción. Ha demostrado a lo largo de los años una rentabilidad media anual en torno a un 5-10%, tiene liquidez inmediata, ya que es fácilmente convertible en cualquier divisa y siempre va a tener un comprador. Finalmente, el oro es garantía de pago, ya que está aceptado como medio pago, explica Epeldegui.
Por último, también hay que tener en cuenta que en la Unión Europea, el oro de inversión tiene un régimen fiscal especial. Este régimen especial exime del pago del IVA en todas las operaciones de compra-venta de oro de inversión.
El principal inconveniente a la hora de comprar oro físico son los trámites y gastos que conlleva, aunque cada vez se han simplificado más, y el almacenamiento, que puede ser un problema cuando hablemos de una cantidad de oro importante. No obstante, hay empresas especializadas, y las mismas comercializadores, que disponen de cámaras acorazadas de almacenamiento.
Por último, es también habitual el temor de los compradores por si no es oro todo lo que reluce en la transacción. Evidentemente, el riesgo es real si alguien pretende comprar oro en un mercadillo en un viaje en al extranjero, a través de Internet sin saber dónde estamos comprando o entre particulares. Para evitar el gato por liebre, se debe siempre acudir a distribuidores especializados como Degussa, Inversoro o CoinInvest.
Comprar joyas de oro, al fin y al cabo, no es más que comprar oro, y es otra manera de generar un patrimonio que siempre podremos transformar en liquidez. Ahora bien, no es la mejor forma de acceder al oro si lo que queremos en invertir.
Para empezar, en el precio de una joya influyen muchísimos otros factores que la estricta cantidad de oro y pureza que tenga. Como por ejemplo el diseño, si ha sido tallado o no a mano, la joyería, el número de unidades que haya, etc. Si con el tiempo se vende la joya, puede que se haya revalorizado o no, pues nada nos asegura que recuperaremos la inversión inicial realizada. Además, hay que tener en cuenta que, al comprar joyas, sí que pagaremos el 21% de IVA.
