Cada mes, Toñi camina y recorre media ciudad, para acudir a las oficinas centrales de su compañía de gas en la capital de provincia donde reside, para dar la lectura del gas. Y cada mes, los trabajadores le recuerdan que puede enviarla por mail, a través de la app o por teléfono. Las primeras opciones le son inaccesibles, no tiene ni ordenador, ni Smartphone, ni sabe nada de tecnología. El teléfono… lo ha intentado. Pero no le gusta hablar con una máquina y cuando lo ha hecho, se ha quedado con la sensación de si lo habrá hecho bien. Ningún operario va a realizar la lectura a su casa ni en su comunidad ponen cuadro de lecturas.
Al mismo tiempo, viuda y con 79 años, Toñi está convencida de que podría pagar menos teléfono cada mes. Pero pensar en cambiar de operador o buscar una nueva tarifa, le parece un lío enorme para ella. Y cuando es un comercial quien la llama ofreciéndole una oferta, siempre cuelga con el temor de que sea un engaño.
El de Toñi es un ejemplo de la realidad de muchas personas mayores. Por eso, cuando la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ofrece en su Panel de Hogares los datos del número de clientes que cambian de compañía, en qué sectores lo hacen y por que motivos,o qué reclamaciones realizan, cabe pensar que podrían ser más.
“Las empresas se lo ponen hoy en día muy difícil a las personas mayores” nos cuenta Paca Tricio, presidenta de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP) y presidenta del Comité Asesor de 65Ymás. “Hay muchísimos mayores que no tienen ni los conocimientos más básicos para hacer gestiones a través de las nuevas tecnologías. Y cuando digo muchos, es que son muchísimos, que entienden muy poco y les resulta un mundo hacer ese tipo de gestiones”.
Los clientes que más cambiaron de compañía el año pasado fueron los del sector de las telecomunicaciones, con un 14,2% de los de banda ancha fija (ADSL, cable, fibra), seguidos de los de telefonía fija y móvil, (12,8 y un 12,4%, respectivamente). Mientras, en el sector energético, un 9,4% de los usuarios cambiaron de proveedor de luz en 2020, dos puntos porcentuales más que hace un año, según los datos de la CNMC.
“El hándicap más importante para los mayores es que todo aquello tenga que hacerse a través de las tecnologías actuales, y en muchos casos no hay otra opción, es una obligatoriedad que se convierte en una barrera para los mayores” explica Paca Tricio. “Por eso, hay muchas cosas que los mayores harían, pero que no lo hacen porque no saben. Y no pueden estar siempre recurriendo a sus hijos para todo”.
El estudio de la CNMC también refleja cómo fue el proceso de cambio de compañía. El 94% de los usuarios de compañía eléctrica encontraron fácil o muy fácil cambiar de suministrador eléctrico, un 90% de usuarios de gas. La cosa cambia con la línea fija de teléfono, que resultó difícil para casi un 20 de los usuarios Y aunque los datos de la CNMC no están desglosados por edad, para las asociaciones de mayores es evidente muy pocas personas mayores podrían contestar así. Porque lo que, para una persona joven, familiarizada con la tecnología es fácil, para una muchas personas mayores puede ser un mundo. “Es el principal hándicap con el que se encuentran muchos mayores”, explica Paca Tricio, quien, al mismo tiempo aclara: “cuidado, no se puede generalizar, y sí que hay mayores que por su incorporación al mundo del trabajo o porque han practicado, tienen habilidades, pero son una minoría”.
En lo que respecta al motivo para el cambio, abaratar la factura es la razón estrella. Según el panel de Hogares de la CNMC, ocho de cada 10 clientes optaron por un nuevo suministrador de electricidad y gas natural, mientras que dos de cada 10 clientes de gas natural cambiaron de proveedor para beneficiarse de una oferta conjunta de luz y gas. En el caso de las telecomunicaciones fijas, pagar menos a final de mes también fue la razón principal de cambio para casi siete de cada 10 clientes que cambiaron de compañía.
De manera que, cabe pensar que las personas mayores lo tienen más difícil para conseguir abaratar su factura. Volviendo al ejemplo de Toñi, ni siquiera sabe qué tipo de tarifa paga. Y nunca ha realizado un cambio. En el sector de las telecomunicaicones, los mayores son los que van quedando con las tarifas más antiguas, que coinciden con las más caras.
Desde las asociaciones de mayores se quejan de que día a día, la situación empeora. Cada día, a los mayores les ponen las cosas más difíciles. “Fíjate lo que nos van a hacer ahora los bancos, ya nos ponían pegas para acudir a la ventanilla, pero es que ahora nos va quitar las sucursales, y esto para las personas mayores es terrible” explica Paca Tricio. “Los mayores necesitan tener a alguien delante que les conozca, que les atienda alguien que conozca su trayectoria y les llame por su nombre”.
Lo peor es que esto no solo afecta al sector privado. La Administración pública está haciendo lo mismo. Cada vez hay menos canales de atención personalizada. “El propio gobierno ha abierto una línea de actuación para hablar con la administración a través de las nuevas tecnologías” se queja Tricio. “No se le puede decir a un mayor que coja un ordenador, que posiblemente ni lo tienen ni se lo puede permitir por su mísera pensión”, añade.
