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Los fotoprotectores con color están de moda. Ahora ya te puedes echar una fotoprotección solar antiedad y con color, lo que a la larga favorece un mayor cuidado de nuestra piel. Eso sí, ¿por llevar color estas cremas son igual de eficaces que las que no lo llevan?
"La eficacia de un fotoprotector no depende del color, sino de los ingredientes de su formulación. A la hora de escoger uno u otro nos guiaremos entonces por las preferencias cosméticas", asegura la doctora Mayte Truchuelo, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV) en declaraciones a Europa Press.
Indicados a personas con hiperpigmentación
Asimismo, la experta insiste en que los fotoprotectores solares con color tienen los mismos compuestos que los fotoprotectores sin color y, además, incorporan pigmentos generalmente de origen mineral, como son el óxido de titanio, o la mica. En este contexto, Truchuelo continua señalando que la creciente evidencia sugiere que los protectores solares con color pueden ser particularmente importantes para las personas propensas a la hiperpigmentación o al melasma.
"Algunos fotoprotectores con color, precisamente por la presencia de esos pigmentos orgánicos y si tienen una adecuada formulación, pueden proteger frente a la luz visible. Con esto es posible protegernos frente a la aparición de manchas solares como el melasma, o la hiperpigmentación, que están relacionadas con la exposición a pantallas táctiles como el móvil ordenadores", agrega.
En qué fijarse al comprarlo
Con todo ello, la dermatóloga indica que al comprar un fotoprotector solar con color nos deberemos fijar en primer lugar que proteja frente a radiación ultravioleta A, ultravioleta B, luz visible y luz infrarroja.
Después, en que sea libre de grasa y no comedogénico, sobre todo si tenemos la piel mixta o grasa. "Finalmente nos fijaremos en la galénica, que es ver si nos gusta más fluido más compacto, en polvos etcétera", sentencia la especialista en dermatología cosmética.
Desde la AEDV recuerdan en este punto que se debe elegir el fotoprotector en función del fototipo de piel de la persona, del lugar en el que se encuentre, y de la actividad que se mantenga.