Agus Calvet
Consumo
Cuál es el mejor agua embotellada del supermercado
Hay que prestar especial atención al etiquetado y a la cantidad de residuo seco
El pasillo del agua en los supermercados se ha convertido en un auténtico galimatías para el consumidor. Agua con gas, sin gas, de mineralización débil, baja en sodio, aromatizada, naturalizada… Lo cierto es que dejando a un lado las estrategias de publicidad de las marcas, lo que encontramos en los lineales no dejan de ser tres tipos básicos de aguas envasadas: la mineral natural, la de manantial y el agua potable preparada.
A simple vista no siempre es fácil distinguirlas por el etiquetado, pero no todas son iguales.
La más recomendable es el agua mineral natural, que para ser etiquetada como tal debe demostrar que tiene beneficios para la salud, estar recogida en origen y con análisis químicos constantes. Lo más importante es que dicha agua no debe estar tratada, sino que se envasa tal como brota del manantial. Este es el tipo de agua más vendida y consumida, con un 97,5% del total.
El agua de manantial podría confundirse con la mineral natural, pero difiere en que no tiene que demostrar que tiene efectos saludables. El último grupo, el del agua potable preparada, no deja de ser agua ‘del grifo’ que se somete a algún tipo de tratamiento para mejorar su calidad o para cambiar su composición.
Según la Federación Europea de Aguas Envasadas (EFBW), España es el cuarto país de la Unión Europea en producción de agua mineral (más de 6.300 millones de litros), por detrás de Alemania, Italia y Francia, y tercero en consumo (con 134 litros por persona y año), tras Italia y Alemania.
¿Y cuál es el agua más indicada para las personas mayores de 65 años? Para saberlo lo mejor es leer en la etiqueta lo que se denomina ‘residuo seco’, es decir, los minerales que contiene se evaporan. En base a ese ‘residuo’ pueden ser aguas de mineralización muy débil, débil, media o fuerte. Para personas de mayores o con problemas arteriales lo mejor son las de mineralización débil.
Un mundo aparte son las aguas con gas o bicarbonatadas. Tradicionalmente se les atribuye efectos beneficiosos para la digestión, pero, aquí también, hay que leer la letra pequeña. El beneficio solo se obtiene si los carbonatos del agua son naturales y no añadidos, ya que si el agua ha sido carbonatada industrialmente en lugar de ayudar a digerir nos puede hinchar, como ocurre con los refrescos con gas.