Si hay un elemento importante en el que fijarse a la hora de hacer la compra, además de los precios, es la fecha de caducidad. Una información básica, que según una reciente encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (@consumidores) consulta el 82% de la población cuando va adquirir un nuevo producto de alimentación, seguida de la lista delista de ingredientes y la tabla de información nutricional. Dentro de ellos, las personasmayores de 60 años "miran mucho más que los de otras edades la fecha de caducidad y el origen del producto", destaca la asociación.
Aún así, los mayores son el grupo de población con más dificultades a la hora de leer esta información, ya sea por el tamaño de la letra o los problemas para encontrar la fecha dentro del envase, según la encuesta de la OCU. Un hecho que confirman consumidores sénior y expertos. "A veces esta información es difícil de encontrar y al tratarse de un tema de seguridad alimentaria debería de estar muy clara en la etiqueta", sostiene Iciar Astiasarán, Catedrática de Nutrición y Bromatología de la Universidad de Navarra (@unav).
Problemas con la ubicación, tipo de letra o cómo se imprime
La ubicación, el tipo de letra, la superficie o la tinta con la que se imprime... Son varios los problemas que señalan los mayores a la hora de localizar las diferentes fechas de caducidad o consumo preferente de los productos. "No se lee bien y además no siempre está en el mismo sitio y eso desorienta mucho a los que ya tienen una edad" denuncia el director gerente de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores, Javier García (@CEOMA_ong). "A veces está en el interior de la tapa o fuera, otras tienes que volcar el envase, lo que puede provocar que se caiga el contenido y dificultar a muchos mayores encontrar esta información básica para su salud", señala García.
Al mismo tiempo considera que ubicarlo en un lugar más visible y legible "sería relativamente sencillo" si las marcas lo planifican desde la fase de diseño del producto. "Se podría imprimir en letras más grandes y en negrita, en lugar de sobre plásticos transparentes o en los cierres de los envases", añade Cristina Rodríguez Porrero, desde la Plataforma de Mayores y Pensionistas (@PlataformaPMP). "Es un tema de informar para proteger la salud. Hay muchas personas que lo único que miran es la fecha de caducidad, es algo elemental, que las marcas tendrían que tener en cuenta ya que los consumidores sénior son el presente y el futuro de su negocio", opina ToniSerratosa, vicepresidente de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España Mayores (@MayoresUDP).
La ley no obliga a ponerlo en un lugar concreto
Afirmaciones que también comparten expertos como la catedrática en Nutrición Iciar Astiasarán. "A diferencia del resto de información de la etiqueta que está estandarizada, las fechas de caducidad/consumo preferente varía entre lotes ya que dependen a su vez de la fecha de fabricación. Esto hace que se añadan a las etiquetas e imagino que para no perjudicar la lectura del resto de información, se hace en lugares a veces difíciles de visualizar", explica.
Según el Reglamento Europeo sobre la información alimentaria facilitada al consumidor, en todo producto alimenticio debe figurar la “fecha de duración mínima o la fecha de caducidad", que consistirá en "la indicación clara según este orden: día, mes y año en forma no codificada", pero tal como explican desde la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios (@Hispacoop), la ley no especifica dónde ponerlo y esto depende del proceso industrial.
😵¡No te líes con las fechas!
🤓Si quieres saber la diferencia entre la fecha de consumo preferente y la fecha de caducidad de los alimentos, echa un vistazo a este vídeo, te lo contamos todo.⌛️🥫
Confusión entre fecha caducidad y de consumo preferente: ¿qué productos se pueden seguir consumiendo?
Otro de los elementos que suscita controversia es la diferencia entre la fecha de caducidad y la de consumo preferente, que según la OCU aún genera confusión entre la mitad de los consumidores, especialmente entre los mayores. Por un lado, la fecha de caducidad determina hasta cuándo es seguro consumir un producto. Se establece en aquellos alimentos como el pescado, la carne o los quesos frescos, que son microbiológicamente perecederos e indican que una vez pasada esa fecha puede haber riesgo para la salud. Además, la normativa establece que si el consumidor adquiere un alimento pasado de fecha, tiene derecho a sustituirlo por otro cuya fecha de caducidad no haya pasado.
Otra cosa diferente es lo que sucede con los alimentos que poseen fecha de consumo preferente "consumir preferentemente antes de...", momento a partir del cual elfabricante no garantiza que el producto mantenga todas sus propiedades de sabor, olor, textura y valor nutritivo iniciales. En este caso no hay un potencial peligro para la salud del consumidor si se ingiere el alimento pero probablemente haya perdido algo de su calidad inicial. Suele aplicarse a yogures, patatas fritas, bollería, pastas, arroces, legumbres, embutidos y quesos curados, refrescos, bebidas alcohólica, galletas, mantequilla, mermelada, sopas, salsa, y salsa de tomate, principalmente.
Algunos productos no están obligados a llevar fecha de caducidad como las frutas y las verduras frescas, el pan, la bollería recién hecha, la sal, el azúcar, el vinagre, las bebidas alcohólicas con una graduación superior al 10% del volumen… Esto no significa que no se estropeen por lo que igual que en los casos anteriores lo mejor es fijarse en su evolución y si presentan alguna anomalía se recomienda descartarlos.
Sobre el autor:
Marta Jurado
Marta Jurado es periodista especializada en Sociedad, Economía, Cultura, Política y redactora en el diario digital 65Ymás desde sus inicios. Licenciada en Periodismo por la Universidad Carlos III y en Filología Inglesa por la UNED, ha trabajado en medios de tirada nacional como El Mundo y Público y las revistas Cambio16 y Energía16. Tiene además experiencia en comunicación corporativa de empresas e instituciones como BBVA o INJUVE.