El frío se ha instaurado finalmente en la mayor parte del país y son pocos los que no tienen ya la calefacción a punto y en marcha. Con el panorama actual del alza de precios, muchos buscan las formas de tratar de ahorrar, aunque sea un poco, en la factura, ya sea con los aparatos y electrodomésticos que utilizamos en el día a día, como en la calefacción, que pronto se incluirá en uno de esos gastos habituales.
Son muchos los sistemas de calefacción entre los que podemos escoger actualmente, en función de nuestras preferencias y necesidades. Sin duda, el consumo es uno de los puntos más importantes, sobre todo en los últimos años. En este sentido, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha detallado las características y ventajas que ofrece el suelo radiante frente a otros sistemas de calefacción.
¿En qué consiste el suelo radiante?
Con los años, los sistemas de calefacción han ido mejorando para conseguir ser más eficaces y obtener un mayor rendimiento energético, que contribuya a cuidar el medio ambiente y nuestro bolsillo.
El suelo radiante es uno de estos sistemas, que ha conseguido mejorar con los años para ser más eficiente y permitir alcanzar una temperatura homogénea en todo el hogar, a diferencia de otros sistemas.
Consiste en colocar debajo del pavimento una serie de finas tuberías por las que circula agua, al igual que sucede con los radiadores. Este agua se calentará, emitiendo calor y sobrepasando el suelo para así caldear las diferentes estancias de la casa. Podrá calentarse a través de una caldera de alta eficiencia o con un sistema de aerotermia.
Según la OCU (@consumidores), este sistema supone "un consumo de energía muy reducido", ya que "el caudal de agua es pequeño y el agua está menos caliente que en la calefacción que usa radiadores convencionales". Sobre todo frente al otro tipo de suelo radiante por agua, que es el hilo radiante eléctrico. Se diferencia del anterior en que se utilizan resistencias empotradas en el suelo que calienten por el paso de corriente, pero resulta menos eficiente y de mayor coste.
Este sistema de calefacción es recomendable más para casas que no sean demasiado grandes, y en concreto los suelos de mármol. En cambio, los suelos enmoquetados o con subsuelos de madera no son recomendables para este sistema. Además, durante el verano puede utilizarse también en modo refrigeración, haciendo circular agua fría para refrescar las estancias.
¿Cuánto cuesta?
Todo dependerá del tipo de pavimento y de la instalación que sea necesaria hacer, es decir, si hay que retirar el suelo anterior o no. En cualquier caso, suele rondar los 70 euros el metro cuadrado, que puede ascender a unos 80 euros el metro cuadrado si es necesario retirar el suelo anterior, y a los 100 euros el metro cuadrado si se añade la pavimentación después.
Según indica la OCU, el coste de instalación sería de unos 6.300 euros en una vivienda de 90 metros cuadrados, frente a los 770 euros que supondría instalar radiadores corrientes y los 2.100 euros de los radiadores de baja temperatura.
Frente al coste y la instalación, el suelo radiante presenta una serie de ventajas, algunas ya mencionadas, como la alta eficiencia, un mayor confort térmico, la reducción del consumo de energía, la versatilidad y la homogeneidad de temperatura. Pero también favorece la reducción de emisiones de CO2, mejora la certificación energética de la vivienda y permite ahorrar espacio dentro de la vivienda.
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.