El Banco de España entiende que los bancos estén empezando a cobrar por servicios que eran gratuitos y elevando sus comisiones para subsanar su baja rentabilidad, pero al mismo tiempo les ha advertido de que deben hacerlo con un "criterio lógico y sensato". Así lo ha revelado su subgobernadora, Margarita Delgado, en el foro Primera Plan@, organizado por El Periódico con el patrocinio de Factorenergía, Telefónica e ICL Iberia: "La banca tendrá que encontrar el adecuado equilibrio entre mantener una cuenta de resultados relativamente saneada y diversificada y seguir prestando servicio a los clientes sin que todo ello se produzca de una manera agresiva o que pueda ser percibida como abusiva".
Delgado ha recordado que su institución no puede limitar las comisiones, pero "sí que puede recomendar y recomienda" a las entidades que las gestionen con moderación. "Los banqueros saben cuál es mi postura, en mis conversaciones periódicas con ellos y con las asociaciones bancarias les suelo recordar que tienen que encontrar ese punto de equilibrio. No es cuestión de agotar la gallina de los huevos de oro, sino que simplemente hay que hacerlo con un criterio razonable", ha explicado.
El Banco de España, ha sostenido su número dos, es "agnóstico y apolítico" respecto a las comisiones, pero es comprensivo con que los bancos, en un contexto de tipos negativos o muy bajos que deprimen sus ingresos, estén empezando a cobrar por servicios que antes eran gratuitos. "Es cierto que no nos gusta a las personas. Estamos acostumbrados en España a que no se nos cobre comisiones. Pero también es un hecho que existen una serie de servicios que tienen un coste", ha justificado.
Eso sí, ha recordado al sector que dichas comisiones "tienen que ser transparentes y tienen que ser cobradas por un servicio verdaderamente prestado, porque si no serían ilegales". Esa es, precisamente una de las advertencias recurrentes de la OCU. La organización de consumidores recomienda reclamar si el usuario considera que la entidad no le prestó el servicio por el que le cobró o no se trata de un gasto real y justificado, o si no solicitó ese servicio, no lo aceptó, o, en su caso, renunció al mismo, o si la entidad ha cobrado una cantidad que supera las tarifas que había pactado previamente, o si no ha sido debidamente informado.
En caso de que no sea así, ha resaltado, los clientes tienen derecho a reclamar. "Tenemos un departamento de conducta muy estricto, que realiza inspecciones y revisiones continuadas de toda la normativa sobre la relación con los clientes, y en cuanto tenemos cualquier indicio de cobro de comisiones que no son legales llevamos a cabo nuestras inspecciones y nuestras revisiones, y en muchos casos acaba en multas y en expedientes", ha advertido.
Daño a la reputación por los EREs
En la misma línea, la subgobernadora se ha mostrado comprensiva con matices con los ajustes de plantilla y oficinas que están anunciando grandes bancos como CaixaBank y BBVA, un asunto que ha calificado de "problema complejo". El sector, ha recordado, creció "de manera desbocada" durante la burbuja inmobiliaria, lo que le llevó a tener una "capacidad instalada excesiva". Desde 2009 ha venido reduciendo empleos y sucursales de forma paralela a la menor actividad que registra por el "fuerte" desendeudamiento de empresas y hogares. "Los bancos están preocupados por tratar de sobrevivir y seguir siendo viables en el medio y largo plazo. Hay que entenderlo dentro de ese proceso que no ha sido corto ni pacífico. Para nosotros, la principal preocupación es la rentabilidad y viabilidad del negocio", ha sostenido.
Delgado, eso sí, ha venido a instarles veladamente a esforzarse por pactar los eres con los sindicatos: "Es una preocupación de los supervisores que los bancos gestionen adecuadamente el riesgo reputacional. Y en este contexto podríamos encuadrar la paz social. Creo que han aprendido las lecciones de la anterior crisis. Deben y tratan de gestionar el riesgo reputacional de una manera totalmente diferente a entonces y creo que tienen suficiente capacidad para hacerlo adecuadamente". La reputación, ha abundado, "es muy difícil de construir y muy fácil de destruir en un segundo”