¿Cuál es la edad ideal para pedir una hipoteca?

Para conceder una hipoteca, el banco examina cuidadosamente el perfil de la persona que la ha solicitado. Situación laboral, ingresos, solvencia... Lo primero en lo que se fijan es la edad, aunque la gente suele olvidar la importancia que esta cifra tiene para las entidades bancarias. Puede jugar un papel clave en la decisión final, ya que, según asegura Idealista, los bancos prefieren prestar dinero a un segmento concreto de la población: el que va desde los 35 a los 45 años. 

¿Por qué? Como afirma el portal inmobiliario, los bancos siempre están buscando las máximas garantías posibles de que su dinero será devuelto y los clientes de esa edad representan un riesgo de impago mucho menor. En primer lugar, suelen gozar de una estabilidad económica mucho más segura que los miembros de generaciones más jóvenes. Gracias a su experiencia y a su formación, ocupan puestos de trabajo más estables y suculentos económicamente.

De ahí se deriva también que, a diferencia del segmento anterior de edad, suelen contar con un ahorro sustancial, que les permite asumir una parte del coste total de la vivienda. En otras palabras, solicitan una hipoteca que no corresponde al 100 por ciento del valor de la casa, lo cual supone un riesgo menor para el banco y un aliciente para concederle el dinero.

Hasta aquí, las razones aducidas también las cumple una persona de mayor edad. Sin embargo, hay que tener en cuenta también que, pese a que algunos de estos clientes se acercan a la cincuentena, todavía son moderadamente jóvenes. Tienen años de trabajo por delante que les permitirán hacerse con el dinero necesario para devolver este préstamo. Además, podrán acordar plazos de amortización más largos, lo cual asegura al banco una fuente de ingresos que se prolongará por más tiempo. 

Hipotecas para jóvenes

Aunque todos estas razones hagan de los nacidos entre los años 70 y 80 los clientes ideales para otorgar una hipoteca, los bancos han diseñado también una serie de productos para los más jóvenes. En ellas, los bancos tratan de minimizar los riesgos que suscitan los clientes menores de 35 años con medidas como el empleo de ayudas públicas o la firma de hipotecas a muy largo plazo