Ignacio Casanueva
Ignacio Casanueva es redactor especializado en temas de tecnología y salud.
… saber más sobre el autorHay ocasiones en las que incluso la muerte no nos libra de seguir haciendo pagos o dar por terminado los costes de un servicio. Y es que incluso morirse puede salir muy caro.
Bien es cierto que la persona que fallece no tendrá por qué preocuparse, pero su marcha lleva unos costes fijos así como algunos variables según la despedida que quiera darse.
Según la Organización de Consumidores (OCU) en España enterrar a una persona cuesta de media unos 3.500 euros, aunque esta cantidad podrá ir aumentando hasta doblar la cifra.
Un funeral tiene muchas variantes, así como muchos detalles a tener en cuenta. Parte de los gastos corresponden a las empresas funerarias que son las encargadas de servicios como el féretro, la preparación del cuerpo, el coche fúnebre o incluso las esquelas, recordatorios o coches acompañantes. Por ejemplo, un féretro común, sin lujos puede costar entre 600 y 2.600 euros, lo que sitúa la media en unos 1.200 euros; otro gasto a tener en cuenta (aunque esto suele ser un detalle de amigos y familiares) son las coronas de flores que pueden superar los 100 euros.
En cambio, el precio del cementerio y, en ocasiones, el del tanatorio suelen responder a tasas municipales o de alguna entidad ajena, y también engrosan mucho la cuenta. Y es aquí donde marca la diferencia el sitio en el que decidamos dejar nuestros restos. Hay ciudades que debido a las tasas municipales y al precio del cementerio pueden disparar el precio final. Por ejemplo, un servicio de inhumación, con el alquiler del nicho, varía de menos de 100 euros a casi los 2.000 según la ciudad. Según datos de la OCU en Murcia se pagarían 74 euros y en Zaragoza 109, frente a los vecinos de Madrid que deben pagar más de 1.850 euros. A esta ciudad le siguen otras como Ciudad Real (1.400) o Salamanca (1.000).
Otro de los gastos, y seguramente uno de los principales que nos vienen a la cabeza es la lápida. Normalmente se paga a parte y el precio varía en función de la técnica empleada por lo que pueden ser sencillas por 500 euros o ascender a los 2.500.