Ignacio Casanueva
Ignacio Casanueva es redactor especializado en temas de tecnología y salud.
… saber más sobre el autorCon toda la campaña de la declaración de la renta vemos que llevamos muchos años pagando los impuestos y que, excepto algunos que han surgido nuevos el sistema es el mismo y la forma de recaudarlos no ha variado. Sin embargo, esta fiscalidad no siempre ha sido así y es que no fue hasta hace apenas 200 cuando comenzó a formarse en nuestro país un sistema fiscal mas o menos serio.
Con estos cambios se intenta dejar atrás las prácticas del Antiguo Régimen en el que el control de los impuestos era difícil y desigual. Antes de la llegada de este sistema los impuestos eran aplicados por los soberanos o los jefes de estado como tributos y se destinaban asuntos y gastos de las clases dominantes. Es de destacar que el fra no estaba extendido ya que el control de la recaudación lo hacían los sacerdotes o los soberanos, y las consecuencias podían ser desiguales. Un riesgo que se decidía no tomar.
De esta forma se creaban impuestos que ha día de hoy nos parecerían fuera de lógica como la abadía un impuesto por el cual en algunas partes de la España rural los curas de los pueblos tenían derecho a percibir parte de los bienes que sus feligreses dejaban al fallecer o el anclaje que se cobrara en los puertos por permitir que los barcos atracaran en ellos, sin importar la causa que les llevaba a puerto y del tipo de nave.
Se tuvo que esperar hasta 1845, con la presidencia de Narváez, para ver cómo surgía la primera reforma tributaria, aunque los efectos de estos cambios no se notaron hasta llegados los años 30 del siguiente siglo. Es entonces cuando España comienza a tener impuestos específicos sobre la renta de las personas físicas. Este hecho se enmarca en los comienzos de la II República, en el año 1932, cuando comienza a darse esta figura impositiva. Comparándolo con los vecinos europeos España debía ponerse las pilas ya que por ejemplo en Gran Bretaña contaban con un personal income tax desde el siglo XIX.
El siguiente hito en los impuestos de nuestro país lo encontramos en 1977, con los Pactos de la Moncloa. Este primer IRPF tenía 28 tramos y tipos impositivos que iban del 15% al 65,5% y obligaba a pagar a declarar a aquellas personas que obtuvieran ingresos superiores a 300.000 pesetas. Aun así, este primer impuesto tuvo que ir acompañado de una campaña de comunicación y concienciación para que la gente se animara a pagarlo, y es ahí donde nació el famoso "Hacienda somos todos".