Los precios han comenzado a subir en España. Ya no se trata de una subida puntual, puesto que encadenamos 5 meses con precios al alza. El Índice de Precios de Consumo (IPC) subió un 0,4% en mayo en relación al mes anterior y situó su tasa interanual en el 2,7%, cinco décimas por encima de la de abril, según los datos avanzados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Con este repunte, con el que el IPC anual encadena su quinta tasa positiva consecutiva, la inflación escala a niveles desconocidos desde hace cuatro años. De hecho, no se alcanzaba una tasa de IPC tan elevada desde febrero de 2017, cuando se situó en el 3%. La Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas)espera que la inflación se mantenga elevada en los próximos meses, "llegando incluso a alcanzar el 3%".
El Índice de Precios al Consumo (IPC) es el principal indicador en España para medir cómo evoluciona el coste general de la vida. Cuando se encuentra en valores positivos, es decir, cuando los precios suben y el coste de la vida se encarece, tenemos inflación. Tal y como la defina ING en su blog En Naranja, la inflación se define como el aumento generalizado de precios en un país durante un periodo de tiempo. Por el contrario, cuando la inflación es negativa, es decir, cuando los precios bajan, estamos en deflación. Aunque, para ser más exactos, los economistas no consideran que una economía entra en deflación hasta que los precios no están en negativo durante al menos dos semestres seguidos.
La cuestión es, más allá de la macroeconomía, ¿cómo afecta a nuestro bolsillo la inflación?
Menor poder adquisitivo
Es el primer y más claro efecto de la inflación sobre nuestro bolsillo: perdemos poder adquisitivo. Si el coste de la vida sube, nuestro sueldo o nuestra pensión, nos luce menos, podemos hacer menos cosas con él. Porque donde ayer comprábamos una barra de pan por 50 céntimos, hoy quizá tengamos que añadir unos céntimos más. Además, Además, en entornos inflacionarios, los productos que más suben son los de mayor consumo, los productos de primera necesidad.
Pensión o sueldo, ¿ligados al IPC?
Los pensionistas, a partir de ahora, notarán un poco menos el efecto de la inflación en sus bolsillos. Este año las pensiones se han revalorizado con la inflación y el compromiso del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá de cara a la reforma de las pensiones que ultima con los agentes sociales es que las pensiones se revaloricen con el IPC del año anterior.
En el caso de los sueldos no ocurre lo mismo. En España existe muy poca correlación entre la evolución de los precios y la de los salarios. Es decir, que el coste de la vida puede subir por encima de lo que lo hace el sueldo de los trabajadores y, por tanto, perderán poder adquisitivo.
Dificultad para ahorrar
Cuando la inflación sube, ahorrar resulta más complicado. Por dos motivos. Primero, porque al encarecerse la cesta de la compra y en nivel de vida, resulta más complicado poder arañar ahorro a final de mes. Y en segundo porque ese ahorro se irá depreciando a medida que pasa el tiempo. La capacidad de ahorro disminuye.
La hipoteca, más cara
Este efecto no es directo ni inmediato. Pero si sube la inflación es probable que el Banco Central Europeo comience a endurecer su política monetaria y suba los tipos de interés. Y ahí ya sí, a media que suben los tipos, o con la expectativa de que los tipos suban, comienza a subir el Euribor, el índice de referencia de la mayoría de las hipotecas. De modo que, cuando toque revisión de la hipoteca, subirán las cuotas.
Los créditos, con un interés más alto
Tanto si hablamos de préstamos hipotecarios o crédito al consumo, los intereses que nos pedirá la entidad financiera serán mayores. los tipos de interés que nos repercutirán serán mayores.
El plan de pensiones y las inversiones, presión sobre su rentabilidad
La inflación añade un elemento de presión a cualquier tipo de inversión: ya sea una cartera de fondos de inversión o nuestro plan de pensiones, puesto que a su rentabilidad hay que restar la inflación. Es decir, su rendimiento debe batir la inflación para considerar que ofrecen rentabilidad. Si la rentabilidad anual de una inversión, sea cual sea, es del 4%, y la inflación está en el 2,5%, solo podemos hablar de una rentabilidad de dicha inversión del 1,5%.
En entornos inflacionistas, debemos buscar productos de inversión que ofrezcan una rentabilidad esté por encima de la inflación. Y cuando los precios suben mucho, nos obliga a asumir más riesgos para batir esa inflación ya que las mayores rentabilidades están siempre en la renta variable, y las más modestas en la renta fija.
Impuestos
En cuanto a los impuestos, señala Reclamador, la Agencia Tributaria repercute la inflación subiendo las deducciones de los tramos contributivos en función de lo que haya aumentado la inflación, ya que, al subir los precios, necesitaremos más dinero para tener acceso a los mismos bienes.
Sobre el autor:
Beatriz Torija
Beatriz Torija es periodista y documentalista, especializada en información económica. Lleva 20 años contando la actualidad de la economía y los mercados financieros a través de la radio, la televisión y la prensa escrita. Además, cocina y fotografía.