Heredar una vivienda: problemas que pueden surgir si el cónyuge fallece sin dejar testamento

El testamento es la forma que tiene una persona de disponer de sus bienes tras su fallecimiento. Este documento permite determinar, de acuerdo con su última voluntad, quién será el propietario o beneficiario de los mismos.

Este documento se divide en tres partes iguales: un tercio es la legítima, que se reparte entre los herederos forzosos, al igual que el tercio de mejoría, aunque en este caso podría salir más beneficiado un heredero que el resto. 

Y por último, está el tercio de libre disposición, que como su propio nombre indica, es la parte de la herencia que el testador puede dejar a las personas que quiera. 

Aunque parece que las tres partes están bastante claras y diferenciadas, si una persona muere sin haber hecho testamento previamente, suele haber problemas. 

Los problemas con la vivienda si no hay testamento

En este artículo, profundizaremos el problema que se puede encontrar el cónyuge cuando su pareja muere sin testamento, y deja una vivienda en herencia.

Está claro que los viudos tienen derecho a la legítima, y si no hubiera descendientes, pero si ascendientes, también podría optar a la mitad de la herencia en usufructo, asegura Ático Jurídico en su página web. Si no hubiera ni ascendientes ni descendientes, le corresponderían dos tercios de la herencia.

Ahora bien, el problema con la vivienda aparece cuando el único titular del inmueble es el fallecido: "Si el difunto fallece sin testamento, corresponderá a la viuda únicamente una porción de usufructo de la vivienda. Que será minoritaria si concurre a la herencia con los hijos o descendientes del causante", explican los abogados.

Para evitar esta situación, la solución es evidente: hacer un testamento donde el testador otorgue a su cónyuge la vivienda donde llevan viviendo tantos años.  Además, existe una cláusula conocida como 'cautea socini' que, según cuentan desde Ático Jurídico, sirve para garantizar "que sea respetada la voluntad de favorecer a su cónyuge".

Por esta cláusula se le atribuye el uso y disfrute de los bienes que heredará mientras todavía viva, y en el momento del fallecimiento, "si alguno de los hijos no la aceptara y reclamara su parte, será penalizado recibiendo solo la legítima estricta. Esto es, únicamente la parte que le corresponda de un tercio de la herencia de su padre o su madre", concluyen los abogados.