La campaña de la Renta que arranca este miércoles día 6 de abril, vendrá marcada, como toda la agenda económica, por la subida de los precios, que roza ya los dos dígitos.
Dicen de la inflación que es el impuesto de los pobres. Reduce el poder adquisitivo de los ciudadanos y encarece la cesta de la compra. Además, los componentes de esa cesta que suben con más fuerza son los que tienen mayor peso relativo en la compra de los consumidores con menor renta. Y, por otro lado, estos hogares con menor renta, son los que han podido acumular durante la pandemia menos ahorro, por lo que el colchón para hacer frente a la inflación es, en su caso menor.
Pero, además, la inflación supone una suerte de subida encubierta de impuestos como consecuencia del rechazo de Hacienda a actualizar las tarifas del IRPF con la inflación. Es la principal conclusión informe ‘¿Cuánto pagarán de más los contribuyentes españoles en el IRPF por la inflación durante 2021?’ elaborado por el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Compluetense de Madrid, José Félix Sanz Sanz, y publicado por la Fundación Disenso. El hachazo fiscal de los precios, que cerraron el ejercicio 2021 en el 6,1% será de 4.100 millones de euros o, lo que es lo mismo, 199 euros por contribuyente.
Subida de impuestos encubierta
“La inflación, en sí misma, es un gravamen que recae sobre la ciudadanía ya que erosiona el valor del dinero y hace pagar impuestos más altos. Esta sobrecarga fiscal es especialmente evidente en figuras impositivas que, como el IRPF, presentan estructuras progresivas” asegura José Félix Sanz Sanz, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, en su informe.
“Esta sobrecarga impositiva en el IRPF asociada a la inflación es un fenómeno sobradamente conocido por los economistas, denominado progresividad en frío o rémora fiscal”. Un fenómeno económico que se da cuando ante el avance de los precios y los salarios, se mantienen intactos los tramos de IRPF. No deflactar la tarifa del Impuesto de la renta de las personas físicas, el popular IRPF, en función del IPC supone una subida de impuestos en toda regla.
La progresividad en frío tiene la peculiaridad de pasar desapercibida, ya que supone una subida impositiva encubierta sin que sea necesaria la adopción de acciones discrecionales por parte del Gobierno. En la práctica supone un incremento impositivo poco visible y que, precisamente por ello, es aplicada por todos los Gobiernos dado que no tiene coste político.
199 euros por contribuyente
En estos momentos, la inflación acaricia los dos dígitos, al cerrar marzo en el 9,8%, su cota más alta en 37 años. La guerra en Ucrania ha disparado los precios energéticos y de algunas materias primas y productos como los fertilizantes, la harina, el grano o el aceite de girasol. Sin embargo, la escalada de precios comenzó a mediados del año pasado, y el 2021 cerró con el IPC en el 6,5%.
Que el Ministerio de Hacienda no deflacte la tarifa del IRPF con el avance de los precios de 2021, supondrá un pellizco en la factura fiscal de los españoles de 4.100 millones de euros, “de los que 1.693 millones se deben a no haber indexado las tarifas de gravamen y 2.417 millones a la ausencia de ajustes en los elementos que acotan la definición de las bases imponible y liquidable”, esgrime José Félix Sanz Sanz en su informe. Estas cifras se traducen en un incremento medio del IRPF a pagar por cada contribuyente, de 199 euros, en su declaración correspondiente a los ingresos recibidos durante el ejercicio 2021.
La progresividad en frío reduce en términos reales los mínimos exentos y reducciones aplicadas para el cálculo de la base liquidable. Además, rompe la progresividad del IRPF, dado que empuja a un número de declarantes hacia tramos superiores de la tarifa, pese a que la renta real no ha variado.
Contribuyentes madrileños, los más perjudicados
El impacto, sin embargo, es muy desigual por territorios. La mayor sobrecarga fiscal asociada a la progresividad en frío se produce en Madrid, donde la inflación acumulada eleva la factura del IRPF en 2.909 millones. Esta subida encubierta de impuestos llevará a los madrileños a pagar 240 euros de más “por no adecuarse los distintos elementos del impuesto a la evolución de la inflación”. A poca distancia, se sitúan los contribuyentes catalanes, que abonarán una media de 224 euros adicionales en su IRPF, mientras que los baleares, abonarán 215 euros adicionales.
Y junto al sobrecoste anual, este informe calcula el sobreimpuesto asociado a la no idexación del IRPF en 2021 por la inflación acumulada desde 2008.
En el otro extremo, los contribuyentes que tendrán que hacer frente en menor medida a esta subida impositiva encubierta serán los de Ceuta y Melilla, con 80 euros adicionales, los riojanos, con 99 euros; y los residentes en Extremadura, con 156 euros.
Este informe de la Fundación Disenso no incluye a Navarra ni a las tres provincias vascas, por tratarse de territorios forales en los que, además, sí que se han deflactado periódicamente las tarifas del IRPF. En concreto, se han actualizado un 2%, y un 1,5% respectivamente, para 2021.
Sobre el autor:
Beatriz Torija
Beatriz Torija es periodista y documentalista, especializada en información económica. Lleva 20 años contando la actualidad de la economía y los mercados financieros a través de la radio, la televisión y la prensa escrita. Además, cocina y fotografía.