Agus Calvet
Economía familiar
Tasa de basuras: hasta 174 euros de diferencia según la ciudad en la que vivas
De los 27,60 euros en Soria a los 202,05 euros en San Sebastián
Actualmente la tasa de basuras siguen reflejando una compleja serie de conceptos que varían según cada ciudad grabando o reduciendo su coste real, tal y como advierte la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) tras analizar sus importes en 56 grandes urbes españolas.
Para una vivienda de 95 m2, con tres personas empadronadas, un valor catastral de 79.000 euros y un consumo anual de agua de 175 m3 situada en una calle de la categoría fiscal más habitual en cada ciudad, las tasas superan los 150 euros en Barcelona, Gerona y San Sebastián (202,50 euros), mientras que no llegan a los 30 euros en Alicante y Soria (27,60 euros). Es más, a día de hoy, en Badajoz, Málaga y Las Palmas no se facturan de forma expresa, probablemente porque se incluyan en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI).
La nueva tasa, obligatoria antes de abril de 2025
Esta situación va a cambiar necesariamente el próximo 8 de abril. La Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para una economía circular, daba a las entidades locales un plazo de 3 años para que fijasen una tasa (o algo equivalente) que reflejara el coste real de todas las actividades relacionadas con la gestión de basuras, y ese plazo expira en los próximos meses:
- Los ayuntamientos que no tienen tasa de basuras tendrán que imponerla antes de abril de 2025, como algo independiente del IBI.
- Las ciudades que ya tienen esta tasa deberán ajustarla, y probablemente aumentará su importe ya que debe reflejar el coste real de todas las actividades relacionadas con la gestión de las basuras.
La tasa de basuras está pensada para contribuir a cumplir los objetivos de la Unión Europea, que exigen alcanzar un 55% de reutilización y reciclaje para 2025 y un 65% para 2035.
Muchos ayuntamientos se encuentran en estos momentos debatiendo, o tramitando estas nuevas tasas, por lo que aún no tienen publicadas las ordenanzas que recogen estas nuevas tasas de basura.
La nueva norma contempla la posibilidad de incluir criterios para personalizar la cuantía de la tasa, basados en el principio de “quien contamina, paga”. Por lo tanto, el importe podría ser diferente a la hora de pagar la tasa si en nuestra localidad es un importe fijo para todos los consumidores, o si varía en función de la calle en la que se encuentra la vivienda, o si hay tarifas diferentes para los usuarios según como separen las basuras. Por ejemplo, los usuarios que separen correctamente sus residuos, vayan al punto limpio o participen en programas de compostaje, puedan beneficiarse de reducciones en la tasa: que paguen menos los que generen menos residuos o los separen mejor, incentivará un comportamiento más sostenible.
También está previsto que se apliquen tasas diferenciadas para consumidores en riesgo de exclusión social. Estas tarifas especiales, cuando existen, suelen tener en cuenta los ingresos, o la condición laboral (desempleados, pensionistas), familiar o personal (familias numerosas, discapacidad...) o incluso la ubicación de la vivienda.
OCU solicita a los ayuntamientos que la presumible subida de las tasas más bajas se refleje en una bajada del importe de otras tasas municipales (como el IBI) que hoy por hoy recogen parte de su coste. Y recomienda a los consumidores que consulten posibles reducciones de estas tasas: en muchas ciudades hay bonificaciones para hogares con bajos ingresos, pensionistas, desempleados, discapacitados o familias numerosas.
La accesibilidad de los contenedores y los puntos limpios son otros aspectos que los ayuntamientos deben mejorar, incentivando la recogida de envases plásticos a través del nuevo sistema de envases retornables. Además, OCU insiste a las autoridades nacionales y europeas para que se siga trabajando para evitar el sobre embalaje de todo tipo de productos a la venta, un aspecto que la Organización ya analiza en gran parte de sus análisis comparativos.