Mariola Báez
Educación financiera
¿Conoces las diferencias entre los distintos tipos de avales que existen?
Antes de avalar debes conocer exactamente a qué te compromete el documento que estás firmando
Seguro que sabes perfectamente que un aval implica un compromiso, una obligación de pago, pero conviene profundizar en este posible recurso financiero, de uso frecuente entre las personas mayores, a la hora de apoyar a un familiar, generalmente un hijo, en cualquier proyecto, adquirir una vivienda o poner en marcha una idea empresarial propia. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU @consumidores) recuerda la responsabilidad de un avalista y aconseja no prestar nunca un aval sin ser plenamente conscientes del alcance de la obligación y del riesgo que se asume.
¿Con qué clase de avales te puedes encontrar?
Como explica el Banco de España (@BancoDeEspana), un aval es un contrato en el que intervienen tres agentes: el avalista, la persona que garantiza el cumplimiento de una obligación económica; el avalado quien, en principio, se hará cargo de la misma y el beneficiario, esa tercera persona física o jurídica que cuenta con esa garantía extra de cumplimiento que supone el aval.
Cada uno de estos documentos es distinto, porque hay que recordar que se trata de un contrato bilateral en el que se pueden incluir cláusulas diversas. Los avales pueden clasificarse atendiendo a distintos criterios, pero una primera diferenciación importante es la que existe entre un aval personal y uno bancario.
- Personal. Es aquel en que alguien respalda a otra persona convirtiéndose en su avalista, es decir, comprometiéndose a responder del posible impago de una deuda que le corresponda, en las condiciones pactadas.
- Bancario. En este caso, es el banco quien se compromete a cubrir la deuda que un cliente suyo no haya podido pagar. Ejemplos frecuentes de este tipo de aval pueden darse en caso de alquileres, cuando el propietario exige a su futuro inquilino un aval bancario para garantizarse el cobro; y también cuando se compra una vivienda nueva a un promotor, pues es normal que las cantidades entregadas a cuenta estén aseguradas o bien respaldadas por un aval del banco que confía en ese cliente promotor. En el ámbito empresarial, los avales bancarios que suelen exigir los proveedores a alguien que inicia un nuevo negocio, son algo frecuente.
Aspectos clave de los avales en los que debes fijarte
Teniendo claras las diferencias entre los dos grandes tipos de avales, debes saber que, además, estos se diferencian según distintas variables como su vigencia en el tiempo, su alcance o la propia naturaleza del aval, es decir, qué garantiza concretamente el documento, porque además del pago de determinadas cantidades de dinero, también puede obligar a realizar prestaciones determinadas (es el caso de los avales técnicos).
La clasificación del propio Banco de España determina las diferencias existentes entre los avales más comunes, algo que siempre debes valorar y tener en cuenta.
- Duración. Generalmente los avales están vigentes mientras dure la deuda, pero es algo que tendrás que verificar antes de la firma, porque puede quedar estipulado un plazo determinado, que quizá sea la fórmula que más te interese. Por ejemplo, avalo el crédito hipotecario de mi hijo, pero solo durante los cinco primeros años, porque considero que pasados estos ya no será necesario. Si no se detalla, el plazo normalmente tendrá carácter indefinido mientras quede algún pago pendiente.
- Orden de reclamación. Es importante que tengas claro las facultades del beneficiario del aval frente al avalista. El documento firmado puede ser simple (el más recomendable) que implica que siempre se reclamará primero al avalado y solo si éste no cumple con su obligación, se podrá ir contra el avalista, o bien solidario, algo más peligros, porque el posible acreedor podrá reclamar el pago de una deuda indistintamente al avalista o al avalado.
- Naturaleza de la obligación que se garantiza. La mayoría de los avales hacen referencia al pago de cantidades económicas que devengan de algún préstamo o crédito, pero también los hay técnicos, generalmente limitados al ámbito empresarial y de las Administraciones Públicas, por ejemplo, en la contratación de mercancías, en la ejecución de obras, etc.
Lo que conviene recordar
Un aval es una garantía para el beneficiario y una posible carga para el avalista. A la hora de avalar debes tener en cuenta que hacerlo implica que tu nivel de riesgo indirecto se incrementa, pues se tendrá en cuenta en el momento de solicitar futuras operación financieras, como un nuevo préstamo que pudieras requerir.
Los avales, además, no son gratis, implican un gasto sobre el que debes informarte. También es importante detallar las condiciones de una posible cancelación porque el préstamo ha sido liquidado antes de lo previsto. Básico también es saber qué pones en juego, como tus ahorros o tu casa.
Aunque no queremos ser agoreros, a la hora de avalar conviene ponerse siempre en lo peor y pensar si realmente podríamos hacer frente, de manera relativamente cómoda, a una deuda que no nos corresponde, porque puedes estar seguro de que, en caso necesario, el aval será ejecutado. Leer bien la letra pequeña, consultar cualquier posible duda y estar muy seguro de a quién estas avalando son tres premisas de sentido común, pero muy importantes.