El fenómeno de la gran dimisión empieza a llegar y preocupar en España, después de que en Estados Unidos, en la segunda mitad de 2021, numerosos trabajadores abandonaran sus empleos de forma voluntaria, coincidiendo con el shock provocado por la pandemia. Aunque el Gobierno afirma que en nuestro país "no existe un problema de gran renuncia o dimisión", pues apenas hay 109.000 vacantes que no se cubren, concentradas en hostelería, comercio y puestos muy digitalizados (según la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz), lo cierto es que la fuga laboral voluntaria ya se produce en la restauración, la construcción y la agricultura, y de convertirse en tendencia en estos u otros sectores, tendría fuerte impacto: restaría crecimiento a la economía y tensionaría aún más el gasto y la financiación de las pensiones.
Los expertos consultados por 65YMÁS coinciden en que la situación en España está lejos de la de Estados Unidos, cuya tasa de paro es muy baja y su mercado laboral es muy flexible: allí es posible abandonar voluntariamente un empleo durante unos meses o un año, y en seguida encontrar otro, debido a que los costes de despido, antigüedad, etc., no existen. En cambio, en España, cuando se pierde un empleo, sobre todo a partir de los 50 años, es realmente difícil, si no casi imposible, volver a trabajar.
¿Debemos entonces preocuparnos por una gran renuncia voluntaria de trabajadores que abandonen sus empleos en España?
El economista José Carlos Díez (@josecdiez) puntualiza las diferencias y resalta que "en Estados Unidos tienen la tasa de paro al 4% y nosotros al 13%. Por lo tanto, aquí el impacto de la gran dimisión sería menor al haber más personas para sustituir a quienes abandonen sus puestos de trabajo". No obstante, este experto, profesor de Economía y director del Observatorio de la Realidad Financiera (ORFIN), advierte de que el fenómeno podría impactar porque "rebaja el potencial de crecimiento y la financiación del sistema de pensiones y el Estado de bienestar".
En este mismo sentido, Miguel Cardoso (@minesoto2003), economista Jefe para España de BBVA Research, advierte de que, con el abandono de una parte de la fuerza laboral, y en ausencia de inmigración, "la capacidad de crecimiento de la economía se verá negativamente afectada. No solamente será un problema de falta de trabajadores, también del conocimiento que se pierde con su retiro. Asimismo, esto es negativo para los sistemas de pensiones, que tendrán que soportar una mayor carga en el futuro, dado el menor tiempo de cotización que tendrán estos trabajadores".
Para Cardoso, el efecto a corto plazo puede ser "impulsar el crecimiento de los salarios o mejoras laborales, para atraer a aquellas personas que hayan salido de la fuerza laboral, decepcionadas por su situación. La ausencia de inmigración a raíz de las restricciones que ha traído la pandemia, junto con la fuerte y rápida recuperación de la economía en los últimos dos años, han mejorado las perspectivas sobre las condiciones laborales. En la medida en que se mantengan estas condiciones, la presión en los salarios continuará, mientras que los trabajadores podrán extraer concesiones".
"Atraer inmigrantes" por envejecimiento y pensiones
A juicio de José Ignacio Conde-Ruiz (@conderuiz), doctor en Economía por la Universidad Carlos III de Madrid, catedrático en la Complutense y subdirector de Fedea, "es lógico que las empresas tengan más dificultad para encontrar trabajadores y seguramente deberán recurrir a fichar a quienes están trabajando, mejorándoles sus condiciones, porque aunque la tasa de paro sigue siendo muy alta, muchos de los perfiles que se necesitan no están disponibles. Así que, para cubrir sus vacantes, las empresas no se pueden centrar solo en quienes están desempleados".
Conde-Ruiz recuerda que ahora mismo en España "tenemos el mayor número de afiliados de nuestra historia y aún faltan los meses de verano, donde tradicionalmente la economía crea más empleo. De hecho, el ministro José Luis Escrivá anunció que mayo cerrará con 217.000 empleos más. Esta escasez debe aprovecharse para atraer trabajadores inmigrantes en origen, que tanta falta nos hacen para afrontar el proceso de envejecimiento tan intenso que tenemos por delante", y su impacto en el sistema de pensiones.
"Faltarán trabajadores para reponer las jubilaciones"
En Estados Unidos, los trabajadores que abandonan sus puestos de trabajo son sobre todo millennials y de la generación Z, mientras entre los baby-boomers el fenómeno apenas se da. Tal y como detalla José Antonio Herce (@_Herce), economista experto en pensiones y previsión social y socio fundador de LoRIS, en España "no tenemos estadísticas que midan este fenómeno de la gran dimisión. La Encuesta de Población Activa (EPA) no está hecha en ese sentido. Además, los ERTE han servido para contener los despidos masivos, evitando masivas fugas laborales hacia el paro o el autoempleo. Sin olvidar que los españoles no son proclives a prolongar sus vidas laborales, ni a emprender per se, y generalmente, de su empresa se van a la jubilación".
Según aclara Herce, existe "riesgo de escasez de mano de obra en un futuro más o menos cercano, pero no por causa de que los trabajadores dimitan voluntariamente, sino porque no habrá suficientes trabajadores para reponer a quienes se van a ir jubilando. Los españoles no desean demorar su jubilación, no lo van a hacer masivamente por muchos incentivos que se les den. Y habrá un desgaste natural de la fuerza laboral en nuestro país, pero no tanto por dimisión sino por falta de repuesto".
En la actualidad, el sistema de desempleo no está registrando llegadas masivas de trabajadores, ya sea porque abandonen sus puestos por voluntad propia, o por EREs, despidos, cierres, etc. "En España, de momento, se está creando bastante empleo, y si existen vacantes, seguramente se deban a la precariedad salarial y de condiciones laborales de ciertos sectores. Y no olvidemos que la inflación y la guerra en Ucrania están generando incertidumbre. No parece el momento de plantearse dejar un empleo para empezar a trabajar como freelance, por poner un ejemplo que sí se da en Estados Unidos y otras economías más avanzadas", puntualiza José Antonio Herce.
La falta de trabajadores que repongan a quienes se jubilan, a la que se refiere Herce, ya se produce en las Administraciones Públicas, tal como vienen denunciando los sindicatos hace meses, que alertan de la situación insostenible pues la oferta pública de empleo es insuficiente para afrontar la próxima (y masiva) jubilación de funcionarios del baby boom, a partir de 2025. Para tratar de remediarlo, precisamente, este lunes, Gobierno y sindicatos han acordado una oferta récord de empleo público, con casi 30.000 plazas. Son 15.880 plazas de nuevo ingreso, 9.591 de promoción interna y 4.107 de estabilización. Y se incluyen de manera específica 1.150 plazas para nuevos servicios en la Seguridad Social y prestaciones como el Ingreso Mínimo Vital, que no cuentan a efectos de la tasa de reposición.
Fenómeno menor, ligado a la pandemia
"Los datos indican que en Estados Unidos este fenómeno se produjo durante la pandemia de COVID y sus causas han sido bastante variadas. Parece que en estos momentos ha disminuido el porcentaje de personas afectadas", explica Enrique Devesa (@DevesaCarpio), profesor de Economía Financiera en la Universidad de Valencia e investigador del IVIE, para quien en España "el problema es diferente, porque, de entrada, la tasa de desempleo que tenemos es muchísimo mayor que la de Estados Unidos y, además,ha pasado lo peor de la pandemia, que es cuando en EEUU tuvo mayor incidencia".
A juicio de Devesa, "el efecto en España va a ser mucho menor y, si lo tuviera, la incidencia sobre el sistema de pensiones sería pequeña".
"No creo que el mercado español sufra fugas laborales achacables a una gran dimisión como la registrada en Estados Unidos, pero sí puntuales vacantes en empresas o sectores que no se pueden cubrir", afirma Eva Blázquez Agudo (@emblazq), profesora titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universidad Carlos III y ex viceconsejera de Empleo de la Comunidad de Madrid.
"Con nuestra tasa de desempleo, de las más altas de la Unión Europea, lo que existe es necesidad de apostar por la formación de los parados, en línea con las exigencias del mercado; una formación que les permita cambiar de actividad cuando se vea que en la suya es imposible encontrar trabajo. Y también es urgente que las empresas formen a sus trabajadores. Hay numerosos puestos de una alta cualificación en los que resulta imprescindible la formación continua", resalta Blázquez.
"Cada vez se tolera menos una empresa dictatorial"
Aunque sea un fenómeno todavía minoritario en España, la gran dimisión va a ir en aumento, según Pau Moserrat (@pmonserrat), economista y profesor asociado de la UIB y CEO de Futurfinances.com. "Cuando la empresa no ofrece condiciones que permitan al trabajador vivir al menos dignamente y los sueldos empiezan a perder valor real (aquí en Baleares lo vemos con la carestía de la vivienda y de los precios de consumo), pero al mismo tiempo la empresa aumenta sus exigencias, lo que acaba sucediendo es que tanto los trabajadores más jóvenes como los más séniors se replantean sus opciones. La pandemia ha impulsado un proceso en el que el trabajador cada vez tolera menos que las empresas sean sitios dictatoriales, y exigen que, además de ganar un sueldo, puedan desarrollar un proyecto vital, sentirse útiles y bien tratados".
"En la actualidad, no existe el trabajo para toda la vida y el trabajador no tiene ni mucho menos seguro que vaya a recibir siempre un buen sueldo, y por eso ya no está dispuesto a implicarse tanto ni a ser tan fiel a la empresa; si encuentra otra alternativa laboral mejor, se irá", remacha Monserrat.
El economista Javier Santacruz (@santacruz_s_a) considera que no es un fenómeno probable en España de manera generalizada. "La mayor parte de las salidas del mercado laboral en este momento no se deben a que los inmigrantes se marchen del país, sino que en numerosos casos, pasan directamente a la economía sumergida. De hecho, los porcentajes de vacantes laborales prácticamente han estado estables en los últimos años: son puestos muchos de ellos con una determinada cualificación para la cual es difícil encontrar personas, otras veces son nichos difíciles de cubrir por una extrema especialización, y en otros muchos casos se debe a razones de deslocalización geográfica, es decir, empleos que se generan en el interior de España para los que no hay demanda suficiente o sobre los que existe un desconocimiento absoluto".
Santacruz insiste en que, en estos momentos, la gran fuga es más bien un fenómeno consistente en que "los activos pasan a ser inactivos, son personas que salen del mercado laboral, pero no de España, sino que se van a la economía sumergida, por diversas circunstancias, como bajos salarios o malas condiciones laborales".
El Gobierno insta a las empresas a pagar mejor
El secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, asegura que los problemas de vacantes en España, que son concretos en sectores como la hostelería y focalizados en algunos territorios, se deben a que no se está pagando lo suficiente y no se dan las condiciones laborales para que los trabajadores accedan a los puestos. "No hay descansos, las jornadas son agotadoras y los trabajadores no pueden conciliar su vida personal y laboral".
Pérez Rey ha instado a las empresas a pagar adecuadamente, cumplir con los descansos y las jornadas: "Cuando eso suceda, las vacantes se esfumarán como la espuma", ha asegurado, tras la primera reunión con los agentes sociales para abordar las vacantes en el mercado de trabajo español. Una reunión en la que han coincidido en que en "ningún caso" en España existe un problema de "gran dimisión o renuncia" comparable al que se está viviendo actualmente en Estados Unidos. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), al finalizar el cuarto trimestre de 2021 había en España 109.085 vacantes sin cubrir, de las que 95.556 pertenecen al sector servicios; 7.223, a la industria; y 6.307, a la construcción.
A los bajos salarios se suman los casos en los que los trabajadores tienen que costearse el precio de la vivienda en lugares donde el alquiler supone de media 1.400 euros, sobre todo en zonas tensionadas o con gran afluencia turística. Además, parte de las vacantes se encuentran en sectores de gran complejidad técnica, como informática, computación en la nube, inteligencia artificial, realidad virtual o ciberseguridad.
Tras la reunión mantenida con el Ministerio de Trabajo, el vicesecretario general de Política Sindical de UGT, Mariano Hoya, coincide en que no hay un problema masificado de vacantes, pero señala que este problema se concentra en cuatro comunidades: Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana y Andalucía, que engloban el 20% de vacantes.
Por su parte, la secretaria confederal de Acción Sindical y Empleo, Mari Cruz Vicente, advierte de que en sectores como la construcción hay un déficit de vacantes en torno a 30.000 personas, pero las previsiones a medio plazo hablan de 700.000 personas. "Ya estamos hablando de un problema estructural al que tenemos que darle soluciones anticipadas".
Sobre el autor:
Pepa Montero
Pepa Montero es redactora especializada en temas de economía. Ha trabajado en medios como El Economista y La Gaceta de los Negocios. Es autora del libro de relatos La casa de las palmeras (Azul como la Naranja, 2013).