El banco Santander ha sorprendido al mundo publicitario al recurrir a diferentes perfiles de mayores de 65 años como protagonistas de su última campaña,reivindicando además que se les identifique por algo más que por su edad. Y es que "la publicidad olvida con frecuencia a las personas de avanzada edad", según afirman desde el portal Marketing Directo, quienes celebran que "por fin" este colectivo sea el centro de una campaña masiva de una gran empresa. A pesar de que los mayores de 65 años son ya más de 9 millones de personas, solo el 11% de los que aparecen en los anuncios de televisión supera los 50 años, según el estudio Representación de las personas mayores de 50 años en la publicidad española actual. Pero, ¿significa esto que el Santander valora al colectivo sénior? La respuesta no es sencilla, ya que su política de puertas para afuera contrasta con la que realiza con su propia plantilla, con prejubilaciones masivas de sus empleados mayores de 50 años y escasa apuesta por el talento sénior.
De cara a sus clientes, el banco Santander (@santander_es) asegura que "la edad ha dejado de ser algo que define a los mayores de 65. Tienen más vitalidad, más posibilidades. Han cambiado la forma de ser mayor. En el Santander pensamos que también deberíamos cambiar la forma de hacer banca con ellos", aclaraban desde el banco en la presentación de la campaña Santander Senior, una oferta de productos y servicios dirigida a personas de 65 años en adelante. Todo indica a que el objetivo de la compañía es engrosar sus más de 2 millones de clientes vinculados y 4 millones de clientes digitales, gracias al potencial que suponen los sénior, que están llamados a ser el 25% de la población en 2030 (11,5 millones). Hasta aquí todo bien, pero resulta llamativo que pese a esta aparente conciencia sobre el nuevo rol de los mayores en la sociedad, el Banco Santander no parezca tan comprensivo con los más veteranos dentro de su plantilla, al menos en España.
Fuente: Santander
Una de las empresas que más EREs ha realizado en 2019
De puertas para adentro,los mayores han sido también los protagonistas para el Banco Santander. Pero en este caso lo han hecho como principal foco de los últimos despidos de la empresa en nuestro país, cerca de 3.000 trabajadores mayores de 50 años desde 2013. Es más, la entidad presidida por Ana Patricia Botín (de 59 años) es una de las empresas del IBEX 35 que más personal ha reducido por EREs en 2019 (3.223 personas oficialmente), que ha aprovechado según los expertos para rejuvenecer su plantilla a través de lo que los sindicatos califican de "despidos en diferido", aunque popularmente se les llame "prejubilaciones".
La multinacional, que opera en más de 150 países, destaca además como una de las empresas que ha bajado más la edad a partir de la cual ofrece "salidas incentivadas" a partir de los 50 años, frente a los 55 años del resto de las compañías. El "gigante cántabro" ha sido calificado paralelamente como "compañía opaca" en cuanto a sus políticas relacionadas con el talento sénior en España, según el informe Carrera y Talento Sénior, elaborado por la Fundación Compromiso y Transparencia (@FCTransparencia), quien resalta que el 63% de las empresas del IBEX35 lo son.
El 70% de los despedidos eran mayores de 50 años
El grupo Santander acabó 2019 con 26.490 empleados en España, después de anunciar un ERE de 3.223 personas, al que finalmente pidieron adherirse más trabajadores de lo esperado hasta llegar a más de 3.700. Unos recortes que la empresa justificó por la fusión con el Banco Popular, pero tal como recuerdan los sindicatos, han ido acompañados de cierres de más de 1.150 oficinas físicas,"lo que responde a un proceso de transformación digital, que en muchas ocasiones, esconde una discriminación silenciosa a los trabajadores mayores", explica Juan José Paredes Camafreita Secretario General Sección Sindical Estatal CGT en Banco Santander (@cgtbsan). "Con la digitalización, para la empresa sobra cada vez más gente y los mayores son el foco principal, ya que han sido relegados a funciones operativas, de caja... puestos que se lleva por delante la transformación digital", cuenta el representante del sindicato.
Así, calculan que el cerca del 70% de las personas que han salido en el último ERE son personas mayores de 50 años, según las últimas estadísticas. "Muchos de ellos lo han hecho voluntariamente ya que "se han conseguido buenas condiciones, entre 60-80% de su salario, dependiendo de la edad y la antigüedad", asegura Paredes. "Además, ser trabajador de un banco ya no es lo que era. Hay un buen salario pero hay muchas horas extra que no están bien pagadas", añade. Respecto al foco en los mayores de la campaña publicitaria del Sántander, Juan José Paredes considera que "está claro que la publicidad hacia los clientes sénior la hace el banco por puro negocio. Entendemos que no se trata de ninguna labor de RSC, sino de negocio, igual que se ha metido en el sector de los seguros, porque ha visto que ha que hay un nicho de mercado", asegura el miembro del sindicato. Al mismo tiempo, recuerda que con los despidos, el banco ha logrado que la ratio de rentabilidad por empleado se dispare un 15%, "a menos empleados, más rentabilidad".
Prejubilaciones vs despidos en diferido
Esta situación no es única del Santander ya que el sector financiero ha rebajado un 32% su plantilla desde 2008 hasta 2018, según los datos del Banco de España. Pero el banco de los Botín tiene el récord de salidas dentro de sus sector, aunque es difícil de precisarlo porque algunos trabajadores han pasado a otras filiales del grupo. De hecho, hay que matizar que el Santander es la entidad financiera que más bancos ha absorbido en las dos últimas décadas: el Central, el Hispano, Banesto, el Popular y Banif. Pese a ello, en lo que respecta al último ERE de 2019, los sindicatos aclaran que cuando se absorbió el Banco Popular, "quedaban pocos mayores de 55 años, ya que se habían despedido antes de la fusión" y recuerdan que en materia de despidos, todo cambió desde la reforma laboral del Gobierno de Mariano Rajoy, que ahora el Gobierno de Pedro Sánchez pretende reformar. Al no haber una figura legal, las prejubilaciones pueden adoptar diferentes modalidades, en virtud del acuerdo al que lleguen los trabajadores y las empresas. Habitualmente, los prejubilados van al paro y completan su prestación con una parte del último salario. Después, llegada la hora la edad legal de retiro, pasan a la jubilación.
"La diferencia entre prejubilación y despido en diferido, que es lo que se aplica ahora, es importante porque hasta la reforma de 2012 se hacían "prejubilaciones" con buenas condiciones. Ahora estas bajas a mayores de 50 años se intentan camuflar dentro de los EREs. Las condiciones no son malas del todo en comparación con otros sectores, pero hay que llamar a las cosas por su nombre; son despidos en diferido. Bajo esta fórmula el banco ha mandado a mucha gente al paro. Es una simulación de la prejubilación clásica, pero en realidad no lo es, porque lo que reciben los trabajadores ahora, no tiene consideración de salario sino de indemnización por despido, con diferentes cotizaciones por IRPF. Además, antes eran suspensiones de contrato y la empresa se hacía cargo de las cotizaciones hasta la fecha oficial de jubilación a través de un convenio especial, ahora tiene que correr a cargo del trabajador", aclara Paredes.
Los mayores de 50 años y los pagos al Tesoro Público
Los costes sociales derivados del despido de personas mayores de 50 años es otro de los puntos polémicos de las "prejubilaciones". Ante la avalancha de despidos que surgieron tras la crisis financiera, y debido al caso concreto de la reestructuración de 6.500 empleados de Telefónica; el Gobierno de Zapatero decidió mediante la Ley 27/2011 de la Seguridad Social, obligar a las empresas de más de 100 trabajadores que acometieran EREs y tuvieran beneficios en su cuenta de resultados, a pagar de su bolsillo el paro y las cotizaciones de los trabajadores mayores de 50 años mediante una aportación al Tesoro Público. En esta categoría entrarían los EREs de los años 2013, 2016 y 2017, realizados por el Banco Santander, pero que el banco cántabro presuntamente "se libró de pagarlas porque el El Servicio Público de Empleo (SEPE) no se las reclamó", según publica OK Diario.
La información, confirmada por el propio SEPE y los sindicatos, supondría que la empresa de Ana Patricia Botín se podría haber ahorrado hasta 120 millones de euros de los más de 3.000 despedidos mayores de 50 desde 2013. Un dinero que, según CGT, debería servir para sufragar el coste que para el Estado suponen esos despidos y no cargarlo a las arcas públicas. El sindicato denuncia además que la entidad cántabra descuenta a los mayores de 55 años las cantidades que le corresponden por prestaciones de desempleo, lo que genera "una injusticia ", según ellos, ya que la persona despedida se esté pagando a sí misma una parte de la indemnización pactada o que esté aportando al SEPE lo que, por ley, debería pagar el Santander.
Escasa apuesta por el talento sénior
Fuente: Fundación Compromiso y Transparencia
¿Y qué pasa con los trabajadores que permanecen o que se acercan a la cincuentena? Tal como apunta el análisis realizado por la Fundación Compromiso y Transparencia, la empresa liderada por Ana Patricia Botín, forma parte del 71% de las empresas del IBEX que se olvidan del talento sénior y entre las más opacas. No solo no cuenta con programas internos para garantizar la retención del conocimiento de los empleados séniors, sino que no hace análisis de la gestión de la diversidad generacional. Sí contiene, por contra, una política de diversidad en la que figura la no discriminación por razón de edad, y es relativamente transparente sobre las altas y bajas de empleados por edad, así como las estimaciones del personal que se puede acoger a la prejubilación y la jubilación, según el estudio.
El informe llama la atención al mismo tiempo sobre las cifras de expedientes de regulación de empleo (ERE) que se duplicaron en 2019. Concluye además que el colectivo más desfavorecido en este tipo de procedimiento es el de los empleados de avanzada edad, y destaca que prácticamente ninguna empresa acompaña los ERE con medidas complementarias que ayuden a preparar y gestionar mejor la salida de los empleados séniors. "Debido al envejecimiento de la sociedad, estos aspectos deberían tenerse tan en cuenta como la igualdad de género entre las empresas", explica a 65ymás José Miguel Roca, coautor del estudio. En este sentido, apunta a que las grandes compañías son las que deben dar ejemplo y ser conscientes de que las decisiones de ajuste de plantilla, pueden y deben ir acompañadas de otras medidas que ayuden a mitigar el impacto de esas resoluciones”, añade.
¿Oscuro futuro?
Fuente: Ministerio Seguridad Social
Y el futuro no parece que vaya a pintar mejor. 2020 ha arrancado con la mayor cifra de Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) desde 2014 a sus espaldas. A cierre de 2019, los trabajadores afectados sumaron 88.927 personas, lo que supone un aumento del 22% respecto a 2018, según datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social. Así, por tipo de procedimiento, el número de trabajadores afectados por despidos colectivos se disparó un 54,7% en tasa interanual, hasta sumar 30.871 trabajadores afectados y 55. 285 suspensiones de contrato. Otro dato especialmente preocupante es que los contratos indefinidos han caído un 5,5% a lo largo de 2019, por lo que los temores ante nuevas reestructuraciones se expanden, a pesar de que las compañías presenten beneficios. En el último trimestre de 2019, el grupo Santander ganó 2.783 millones de euros, lo que supone un incremento del 35% y el "mayor beneficio atribuido de su historia", según publica en un comunicado. En cuanto a los mayores y la digitalización, desde UGT y CC OO apuntan a la necesidad de incrementar la formación y el reciclaje de los empleados en la digitalización. “Debemos defender la adaptación de 5.000 cajeros de ventanilla que tienen un empleo que puede ser sustituido por una máquina”. Ambas entidades pidieron además en la última comisión de empleo celebrada este mes de febrero, que no se produzcan más EREs, y que se facilite "la salida de los trabajadores que quieran abandonar el banco, tanto los prejubilables como los más jóvenes, incluidos los 2.000 voluntarios que no fueron aceptados en el último ERE".
A esto se suma el debate sobre la edad de jubilación y las políticas de las grandes empresas con sus trabajadores mayores de 55 años. Recientemente el Banco de España (@BancoDeEspana) ha criticado las "prejubilaciones de oro' como la del Santander, quien ha incidido en tomar medidas para que la edad de jubilación se vaya acercando progresivamente a los 67 años. "Garantizar la sostenibilidad financiera del sistema público de pensiones requerirá medidas adicionales por el lado tanto de los ingresos como de los gastos, así como la introducción de nuevos incentivos que favorezcan un mayor alineamiento entre la edad de jubilación efectiva y la referencia legal", indica el Banco de España en su informe anual. Actualmente, a pesar de que la edad de jubilación oficial se retrasó a los 67 años desde la reforma de 2013, su aplicación se está realizando de manera paulatina y durante 2020 se sitúa en los 65 años y 10 meses o 37 años cotizados.
Sobre el autor:
Marta Jurado
Marta Jurado es periodista especializada en Sociedad, Economía, Cultura, Política y redactora en el diario digital 65Ymás desde sus inicios. Licenciada en Periodismo por la Universidad Carlos III y en Filología Inglesa por la UNED, ha trabajado en medios de tirada nacional como El Mundo y Público y las revistas Cambio16 y Energía16. Tiene además experiencia en comunicación corporativa de empresas e instituciones como BBVA o INJUVE.