Rosa María Esteva (Barcelona, 1942) fundó el Grupo Tragaluz y llegó a tener hotel Omm y 22 restaurantes que cambiaron el negocio de la restauración. Ahora se ha quedado solo con el primero, Mordisco, por cariño, y acaba de ser incluida en el 'Top 100 Mujeres Líderes en España' de Mujeres&cia, un ránking creado en 2011 para hacer cada vez más visibles a mujeres notables en sus ámbitos de actuación y que este año la incluye como una de las TOP diez empresarias líderes en nuestro país.
Sin embargo, Esteva explica: "Yo no me siento líder, me siento empresaria del cariño. Yo no pienso en el dinero sino en que cuando entres a mi restaurante sea como si estuvieses en casa de tu abuela y ella te da cariño. Siempre les digo a mis empleados que cuiden al cliente con cariño", pero ahora se lamenta "los que ganan dinero son los te ponen a hacer cola, pagas, luego te sientas y después te llaman por teléfono para que vayas a buscar la comida. Esto es lo que está dando dinero, todos esos restaurantes que no soporto. Yo lo que quiero es atmósfera y cariño".
En 1987, junto a su hijo Tomás Tarruella, fundó Mordisco, un simpático restaurante que no tenía más pretensiones que ofrecer bocadillos, comida casera y ensaladas en pleno Paseo de Gracia. La idea era crear un local que fuera como estar en casa, con cocina informal y mesa para compartir, un concepto muy innovador en aquel tiempo que rápidamente convirtió Mordisco en un local de referencia.
El éxito la animó a ir ampliando el negocio con otros restaurantes, cada uno concebido de forma independiente y planificado con el máximo esmero. A Mordisco le sucedieron, el que actualmente da nombre al grupo,Tragaluz (1991), Tragamar (1996), Agua (1997), Acontraluz (1997), Negro, El Japonés (1999) y Bestial (2002).
En 2003, Esteva inició una nueva andadura, su primer hotel, el Omm. Su carácter urbano y cosmopolita y su amplia oferta gastronómica y de ocio, le convirtieron desde el principio en el lugar de encuentro tanto para visitantes como para barceloneses. Tras el Omm, llegaron más restaurantes: Rojo (2005), Cuines Santa Caterina (2005), Bar Lobo (2006), La Xina (2008), su primer local en Madrid, Bar Tomate (2009), al que le siguió Luzi Bombón (2011). El mismo año se inauguraron en Barcelona Luzia y Pez Vela, y en 2017 Fan ho y Tomate Barcelona.
"Mis amigos los Roca"
Rosa María nos confiesa que se casó "muy enamorada" con tal solo 19 años, "pero mi marido no sabía trabajar y mi cuarto hijo nació cuando yo tenía 24". Tuvo la desgracia que su madre cayó enferma con cáncer y fue su padre quien se dedicó a cuidarla y ella comenzó a trabajar. "Tuve la suerte de montar Mordisco que era un nuevo concepto de restaurante y tuvo muchísimo éxito, el restaurante se puso de moda", cuenta.
Rosa María Esteva se define a sí misma como "una mujer fundamentalmente muy trabajadora, con mucha inventiva y me gusta cuidar muchísimo de mi gente, de hecho tengo empleados que empezaron conmigo hace 35 años. A mi lo que me gusta es trabajar con mi gente".
"Me siento orgullosa de mi trabajo y también de conocer a los hermanos Roca, los quiero como si fueran mis hijos y me dijeron que me ayudaban a llevar el hotel. Les quiero mucho, de hecho, el interiorismo del Celler de Can Roca es un poco idea mía porque lo ha hecho mi hija Sandra que es la mejor interiorista de Europa", explica Rosa antes de añadir que "yo he educado a mis hijos para que sean gente interesante. Hoy mucha gente educa mal a sus hijos y hay muchos jóvenes que piensan que el dinero baja del cielo".
"Los números me importan tres pepinos"
Si a Rosa la preguntan sobre los 50 millones que factura al año responde con total franqueza: "La verdad es que no sé cuánto facturo. A mí los números me importan tres pepinos, no me interesan".
Y con la misma humildad explica que "lo único que he hecho es ir haciendo cosas y contratando gente para trabajar, pero también para vivir con ella. De hecho si he viajado a China han venido conmigo. He sido empresaria sí, pero a mi manera, considerando a mi gente como a mi familia, todos somos una familia".
Cuando empezó, relata, daba de comer a sus cuatro hijos y a todos sus amigos cuando venían a casa. "Y cuando tuve que ganarme la vida pensé que en lugar de dar de comer a los 15 o 20 amigos de mis hijos que venían a casa, daría de comer a 40 y cobraría".
Y así lo hizo, pero no se quedó en aquella zona de confort, "di un giro total a la restauración en Barcelona porque hasta entonces los restaurantes eran muy de corbata y a mi casa venía todo el mundo y había muy buen ambiente".
El mejor hotel del mundo
Pero pasaron los años y llegó la pandemia de covid y Rosa, que ahora tiene cuatro hijos y 12 nietos, tomo una decisión: "Vendí el grupo a una empresa de la que mi hijo es el director, Miura, y ya no tengo nada que ver con los tragaluces, me he quedado solo con los mordiscos, que fue el primero que hice y aunque tenía tres ahora solo tengo dos por culpa de la pandemia".
También tenía un hotel, nos recuerda, el famoso y carismático hotel Omm del Paseo de Gracia, pero "lo he alquilado durante quince años, porque ahora, con tantas manifestaciones y tantas cosas es muy difícil mantenerlo".
"Cuando yo tenía el Hotel Omm, con 90 habitaciones, me llamaron de Nueva York para decirme que había ganado el premio al mejor hotel del mundo y me fui para allá con cuatro personas", recuerda la empresaria antes de lamentarse que a ese hotel ahora "le han tocado la fachada y no entiendo porqué si un hotel gana un premio como ese el gobierno no lo protege y no deja hacer nada en él"
"Impuestos para tener más médicos y escuelas"
"Yo ya soy mayor, pero creo que hay gente positiva y se que antes las cosas se hacían de otra forma. Yo tenía una casa con inquilinos y los mantuve porque había una ley para que no se pudiese echar a la gente en 20 años. Y ahora, has estado trabajando toda tu vida y tienes una casa que tus hijos no pueden heredar porque hay que pagar un montón de impuestos", se lamenta la empresaria barcelonesa para quien "hoy manda gente que no tiene cultura empresarial y que no piensa en las consecuencias de las cosas que hacen".
Sin abandonar el tema de la fiscalidad Rosa nos dice que "si nuestros impuestos fueran para que haya más médicos y más escuelas estaría muy bien, pero ahora son solo para que haya más políticos y más políticos y más políticos. Los impuestos deberían destinarse a cosas importantes y a que la juventud tuviese futuro, pero no es así"
Esta empresaria barcelonesa no cree que el problema que atraviesa la restauración no es tanto por el covid sino "por culpa de la inteligencia de los que mandan", además, continúa, "hay cosas que no se entienden manda alucinantes, como que en este momento que a los bancos, con el dinero que ganan, yo no puedo ir a la sucursal con mis 80 años ni ellos pueden venir a visitarme y sin embargo ponen a 14.000 personas en la calle a las que nosotros, con nuestros impuestos, tenemos que pagar para que los banqueros tengan aún más dinero".
Llegados a este punto, la indignación de Rosa María va en aumento y nos cuenta como "he tenido que cerrar un restaurante grandísimo porque ahora han puesto delante un carril para bicicletas y ya no pueden aparcar taxis en el carril bici, ni pueden aparcar los proveedores, ni se puede bajar a tirar la basura porque lo más importante ahora mismo para Barcelona es que haya carril bici", se lamenta.
"No veo recuperación si seguimos así"
También se queja la empresaria de que "me cierran un local cuando yo he montado una máquina purificadora de aire. Se me ocurrió cuando vi que en el hospital Clínico los médicos respiraban sin mascarilla en un quirófano e instalé la misma máquina en el restaurante. El purificador de aire fue una gran idea, pero en lugar de utilizar esa idea en toda España, te sancionan y aunque tengas la máquina tienes que cerrar a las diez de la noche. Dentro del local estamos a 0,4 de contaminación y en la puerta de la calle a 19, en el Paseo de Gracia a 35 y a la entrada del metro se miden más de 40. Simplemente bajar las escaleras del metro es muchísimo más peligroso que comer en mi local con mi máquina. Pero los que mandan, en lugar de ayudarnos y hacer que esta máquina sea barata y admitirla para que podamos seguir dando trabajo a la gente, no hacen nada, parece que quisieran que no funcionemos".
Por lo que a la recuperación de la crisis que atravesamos, Esteva no es demasiado optimista. "Yo no veo que haya recuperación si seguimos así, la verdad. Y ya no hablo solo de restauración, hablo del señor que coge las uvas, el que lleva el camión del que laqs vende en el mercado, de mucha gente que trabaja... Me refiero a si se va a comprar un par de zapatos y la tienda está cerrada, por Amazon te lo traen a casa cuando hay muchos empleados que podrían estar haciendo y vendiendo zapatos y no lo hacen porque en Amazon se los lleva a su casa. Creo que Amazon es el enemigo más grande del mundo, para mí, es peor que el diablo".
Nos cuenta también Esteva que no puede detenerse y que su nuevo proyecto es "hacer una línea de salsas por si no puedes venir a comer, como las salsas son las mías las puedes comer en casa".
Aunque, nos confiesa, lo que de verdad me importa en la vida es estar con gente que me quiere y quererlos yo. Además, yo no se estar sola, me aburro, tengo empleados que me he llevado a conocer China, al Polo Norte a Colombia... y esto es lo que me hace feliz. Los números hacen que se esté orgulloso, sí ¿y qué? Eso no te hace feliz.