La Comunidad de Madrid acaba de anunciar que, por segundo año consecutivo, va a deflactar el IRPF. Una medida que según el Gobierno regional permitirá ahorrar 153 millones de euros a los 3,5 millones de contribuyentes madrileños.
La Comunidad de Madrid se desmarca así del Gobierno central. Y es que el Ministerio de Hacienda no ha deflactado la tarifa del IRPF con el avance de los precios, lo que supone para los españoles un pellizco en su factura fiscal.
Deflactar el IRPF es tener en cuenta la subida nominal de rentas y la inflación a la hora de rendir cuentas ante Hacienda en el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas. Es decir, supone adecuar la tarifa y los mínimos personales y familiares del IRPF al alza de la inflación, para que los trabajadores a quienes se les aumente el sueldo por el alza de precios se queden en el mismo tramo en la declaración de la Renta, y no tengan que pagar más a Hacienda.
La inflación, en sí misma, es un gravamen que recae sobre la ciudadanía ya que erosiona el valor del dinero, pero además, hace pagar impuestos más altos. Esta sobrecarga fiscal es especialmente evidente en figuras impositivas que, como el IRPF, presentan estructuras progresivas. Deflactar el IRPF es la manera de evitarlo.
La inflación reduce el número de bienes y servicios que se pueden adquirir con la misma cantidad de dinero, un impuesto silencioso que merma el poder de compra y devalúa los salarios.
Pero la inflación, según el informe de la OCDE ‘Taxing Wages’ supone un doble golpe: A la subida de precios hay que sumar el del incremento nominal de los sueldos, que provoca una mayor tributación en los países que no han corregido el efecto de la inflación sobre los impuestos progresivos que gravan la renta (IRPF), como es el caso de España. Y es que el Ministerio de Hacienda no ha deflactado el IRPF, una medida que sí han adoptado algunas comunidades autónomas, como Madrid.
Es la denominada ‘progresividad en frío’ del impuesto, que lleva a pagar más impuestos por subidas salariales que, en ocasiones, ni siquiera compensan la subida de la inflación.
Los pensionistas no perderán poder adquisitivo por la subida de su pensión, ahora que está ligada a la evolución de los precios. Sin embargo, sufrirán por la no deflactación del IRPF, la denominada progresividad en frio. Soportarán una mayor carga tributaria por el aumento de su pensión, sin que su capacidad económica haya aumentado realmente, por la elevada inflación.
Las pensiones son consideradas rendimientos del trabajo igual que los salarios. Por eso, los pensionistas pagan IRPF exactamente igual que cuando estaban en activo. La subida de las pensiones –del 8,5% el año pasado- pasar el umbral y verse obligado a presentar la declaración o una subida del tramo.
La sobrecarga impositiva en el IRPF asociada a la inflación es un fenómeno sobradamente conocido por los economistas, denominado progresividad en frío o rémora fiscal. Un fenómeno económico que se da cuando ante el avance de los precios y los salarios, se mantienen intactos los tramos de IRPF. No deflactar el IRPF, en función del IPC, supone una subida de impuestos en toda regla.
Además, la progresividad en frío tiene la peculiaridad de pasar desapercibida, ya que supone una subida impositiva encubierta sin que sea necesaria la adopción de acciones discrecionales por parte del Gobierno. En la práctica supone un incremento impositivo poco visible y que, precisamente por ello, es aplicada por todos los Gobiernos dado que no tiene coste político.
