¿Es obligatorio contratar un seguro de hogar para una segunda vivienda?

Cuando compramos una segunda residencia, nos exponemos a una serie de riesgos inherentes a dejar una vivienda deshabitada durante gran parte del año. Puede haber un incidente, un robo o, incluso, existe el riesgo de que entren intrusos y se instalen en tu propiedad de manera permanente. Un verdadero dolor de cabeza ante el que muchos optan por cubrirse las espaldas contratando un buen seguro de hogar. 

Sin embargo ¿acaso es obligatorio disponer de un seguro de estas características? Como muchos habrán pensado, muchas veces un particular no puede permitírselo o, simplemente, no quiere asegurar una segunda residencia. La verdad es que, a día de hoy, la legislación española no obliga en ningún caso a que un particular contrate un seguro de hogar. Ni para su vivienda habitual, ni para una segunda residencia. Pese a todo, hay que tener en cuenta que, en caso de que la vivienda esté hipotecada, la ley sí dicta que hay que contratar un seguro.

En estos casos, muchas veces los propios bancos ofrecen, junto con el crédito hipotecario, un seguro complementario de hogar. Pese a ello, no existe ningún impedimento para que el interesado lo adquiera en alguna otra entidad. De la misma manera, cuando se pretende alquilar la casa, los contratos suelen incluir una claúsula en la que el propietario se compromete a contratar una póliza. Sobre ella, recaerán las obligaciones de reparación o mejora en caso de que la vivienda lo necesite. 

Por cinco razones 

Dicho esto, numerosos portales recomiendan encarecidamente disponer de un seguro de hogar para tu segunda residencia. Desde acierto.com, enumeran hasta cinco razones por las que una decisión en este sentido constituye una medida altamente beneficiosa para tu casa y, sobre todo, para tu tranquilidad. Antes de comenzar, hay que decir que el mero hecho de que una casa permanezca deshabitada durante la mayor parte del año constituye una razón de suyo bastante importante para que reflexiones seriamente si merece o no la pena. 

1. En primer lugar, el hecho de que nadie vigile, puede favorecer que determinadas minucias como una fuga de agua se conviertan en problemas graves, de muy difícil solución, como una gotera. Con un seguro, puedes evitar que estas situaciones se produzcan.
2. A veces este tipo de edificios residenciales suelen ubicarse fuera de núcleos urbanos o en las afueras de los pueblos. Esto se traduce en una peligrosa falta de defensas que pueden hacer de tu hogar un blanco fácil para determinadas personas, como, por ejemplo, los okupas.
3. Los robos, como el allanamiento de morada, amenazan a las viviendas ocasionales. Máxime si, como es normal, cuentan con un buen mobiliario. Un seguro se ocuparía de cubrir todos los gastos de un posible saqueo. 
4. Cerca de la playa se hallan la mayoría de segundas residencias de los españoles. Y, con el cambio climático, las lluvias torrenciales y sus efectos, puede ocurrir que tu casa se vea involucrada en un incidente atmosférico, riesgo frente al que más vale cubririse las espaldas. 
5. Claramente, las necesidades de una casa habitual no son las mismas que las de una vacacional. Un aspecto muy beneficioso se encuentra en que las pólizas pueden ser muy flexibles y, por ello, permiten adaptar las disposiciones a nuestras necesidades