Los pagos telemáticos han llegado para quedarse, y cada vez son más personas las que prefieren este método de pago al efectivo. Pagarlo todo con el móvil, tarjetas de crédito o códigos QR, han hecho que la circulación de billetes y monedas disminuya.
Sim embargo, hay otras prácticas, como ingresar dinero en el cajero que siguen realizándose habitualmente. Para este movimiento no es necesaria ninguna justificación, a no ser que excedas un límite.
Los límites legales
Igresar de entre 50 a 200 euros es algo bastante normal, y no es necesario justificar estas cantidades. Sin embargo, ¿a partir de qué cantidad es necesario? La Agencia Tributaria puede solicitar un justificante si la cantidad supera los 3.000 euros. Además, este organismo controla también los movimientos en metálico superiores a 500 euros.
El Gobierno aprobó a finales de 2020 una normativa para evitar los fraudes, y limitó los pagos en efectivo, de manera que la Ley 11/2021, de 9 de julio, establece que el límite para pagar en metálico son 1.000 euros. En caso de que quiera adquirir algo por una cantidad superior deberá hacerlo por pago electrónico.
¿Es legal guardar dinero en casa?
No existe ninguna ley que impida tener el dinero en casa en lugar de tenerlo ingresado en el banco. ‘Guardarlo debajo del colchón’ como popularmente se conoce a la práctica de tener el dinero en casa es una idea que, con probabilidad, haya pasado por la cabeza de más de uno en estos momentos en el que la banca nos está exprimiendo con las comisiones. Durante la crisis financiera que arrancó en 2008 con la quiebra de Lehman Brothers, y en los momentos de más incentidumbre en el que los rumores de posibles quiebras bancarias corrían como la pólvora, no fueron los pocos los ciudadanos que decidieron sacar su dinero, o parte de él, del banco.
“Si tiene un origen legítimo y ha sido declarado”, explican desde el comparador financiero HelpMyCash, es completamente legal tener los ahorros en casa. Ahora bien, convertirte en el propio depositario de tu dinero, puede ayudar a esquivar las comisiones, pero tiene muchos otros peligros e inconvenientes.
Ser víctima de un robo es el principal peligro de guardar el dinero en casa. El resultado de años de esfuerzo puede volatilizarse en cuestión de minutos. En 2020 se registraron 70.481 robos con fuerza en domicilios en España, según el Ministerio del Interior. Por tanto, si vamos a guardar dinero en casa, conviene extremar las precauciones e invertir en seguridad, por ejemplo, instalando un buen sistema de alarmas.
Tampoco hay que desdeñar el riesgo de los desastres naturales. Si sufrimos un incendio en nuestra vivienda o se produce una inundación, además de los daños materiales que sufra el inmueble, el ahorro podría verse afectado.
El riesgo de la inflación
Cada día que pase nuestro dinero guardado en casa perderá un poco de valor, en un contexto económico en el que haya inflación, es decir, si suben los precios, por poco que sea. En poco tiempo, quizá no se note mucho la pérdida de poder adquisitivo, pero a medio plazo, sí.
Si el coste de la vida sube, nuestro sueldo o nuestra pensión, nos luce menos, podemos hacer menos cosas con él. Porque donde ayer comprábamos una barra de pan por 50 céntimos, hoy quizá tengamos que añadir unos céntimos más. Además, Además, en entornos inflacionarios, los productos que más suben son los de mayor consumo, los productos de primera necesidad.
Ahora bien, el hecho de tener nuestro dinero en el banco no cambia mucho la situación. Tener en dinero en una cuenta corriente sin más, tal y como están los tipos de interés ahora mismo, no cambia mucho las cosas. La única forma de que nuestro dinero no pierda poder adquisitivo es tenerlo invertido en algún producto de ahorro con una rentabilidad, como mínimo, igual a la inflación.
Ojo con Hacienda
Es perfectamente legal sacar tu dinero del banco, sin ningún límite y guardarlo en casa. De cara a Hacienda, los problemas pueden llegar posteriormente, cuando vayamos a emplear ese dinero o, si después de un tiempo, lo reingresamos en el banco.
La Dirección General de Tributos señala que «la realización de una retirada y de un posterior ingreso de dinero en efectivo en una cuenta bancaria no tiene, en principio, trascendencia a efectos del impuesto sobre la renta de las personas físicas», pero el ciudadano tendrá que poder demostrar de dónde procede el dinero.
Si pasa muy poco tiempo entre el reintegro y el reingreso, es más fácil que la Administración entienda que se trata del mismo dinero. Pero si pasa más tiempo, incluso años, en el que ese dinero ha permanecido fuera del circuito bancario, guardado en casa, la Agencia Tributaria podría dudar de su procedencia y obligar a tributar sobre el mismo en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), como una ganancia patrimonial no justificada. Si eso ocurre, obligaría a tributarlo en más de un 50%, si no se consigue probar que se trata del mismo dinero que se sacó en el pasado. Para la Administración, la carga de probar el origen del dinero metido en una cuenta la tiene el contribuyente.
Por ello, “es recomendable guardar documentos que nos ayuden a aclarar las preguntas de Hacienda como extractos de la cuenta, justificantes de los reintegros, copia de las nóminas, etc”, explican desde HelpMyCash. Si no conseguimos acreditar el origen del dinero guardado en casa, Hacienda lo podría considerar como una ganancia no justificada y hacernos pagar impuestos. En los casos más extremos, y tras retirar una importante cantidad de dinero, podría ser conveniente incluso acudir a un notario.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.