Aplicar medidas concretas para acabar con el edadismo laboral, poner fin a la jubilación forzosa, vincular edad de jubilación y esperanza de vida, potenciar la jubilación activa o crear una comisión parlamentaria para impulsar el talento sénior son algunas de las medidas para mejorar la gestión laboral de los trabajadores de mayor edad, recogidas en un decálogo que acaba de publicar el Foro de Expertos del Instituto Santalucía.
En 2030, más de 8 millones de profesionales serán mayores de 55 años en España, recuerda este grupo de expertos. Y entre los 60 y los 64 años, apenas la mitad de la población se mantiene activa laboralmente. “Es llamativo porque, actualmente, muchas personas llegan a las etapas de jubilación (o prejubilación) con amplia formación y experiencia, y con buena calidad de vida” asegura José Manuel Jiménez, director del Instituto Santalucía. “Tener más de 55 años ahora no es lo mismo que hace unas décadas, por lo que esta fuga de talento supone una pérdida de recursos muy valiosa en una sociedad cada vez más envejecida”, añade. “Superar los 50 años no implica desmotivación, falta de ganas o merma de las capacidades o habilidades de los trabajadores”
“Es importante que España se adapte a la situación actual mediante la implantación de sistemas y procesos que permitan crear una cultura empresarial basada en la diversidad generacional y las nuevas fórmulas de trabajo", concluye Jiménez. Para lograrlo, estas son las 10 medidas que proponen los expertos que componen el Foro de Expertos, entre los que destacan José Ignacio Conde-Ruiz, Guillermo de la Dehesa, Rafael Doménech, Ángel de la Fuente, Mercedes Valcárcel, José Antonio Herce y Josefa Ros.
España es uno de los países con menor porcentaje de población que compatibiliza el cobro de la pensión con los ingresos del trabajo entre los 60 y 69 años, lo que refleja la práctica del “todo o nada” en la jubilación. Aunque es poco conocida, la jubilación activa permite compatibilizar la pensión y el trabajo, aunque aún es poco conocida, en parte porque no ha recibido el suficiente impulso. El Instituto Santalucía aporta diferentes vías que podrían servir para impulsar esta jubilación activa. Entre ellas están los contratos de compatibilidad, el voluntariado sénior o el mentoring de jóvenes trabajadores, para lograr la reintegración laboral de los trabajadores que deseen ser activos, con plena compatibilidad de ingresos y jubilación.
El edadismo o discriminación por edad sigue muy vivo en nuestro mercado laboral, por lo que los expertos abogan por implementar políticas de sensibilización y de lucha activa contra la discriminación por edad. Desde el Foro de Expertos creen vital eliminar esa barrera establecida en los 65 años y que inhabilita a este colectivo para desarrollar actividades y comportamientos, que se siguen considerando propias de otras edades, más jóvenes.
“La jubilación es un derecho, no un deber” recuerdan desde el Foro. Consideran que la obligación de jubilarse es una de las manifestaciones más extremas de edadismo y urgen a su eliminación. De hecho, recuerdan, “pocos países mantienen esta norma”.
Cada década, la esperanza de vida puede aumentar alrededor de dos años. Con estos datos sobre la mesa, los expertos del Instituto Santalucía reclaman que se introduzca un mecanismo que vincule la edad de jubilación con la esperanza de vida, “como están realizando ya otros países”, detalla el decálogo, sin citarlos.
El Foro de Expertos señala la necesidad de dotar de recursos y adoptar nuevas políticas para afrontar la desigualdad que sufren las mujeres en el ámbito laboral y que luego se refleja también en una importante brecha en sus pensiones. “Muchas trabajadoras se encargan del cuidado de familiares de mayor edad, al mismo tiempo que tratan de completar carreras más largas de cotización para acceder a mejores pensiones, ya que tuvieron que interrumpir esta carrera para cuidar de sus hijos décadas atrás”, asegura el Foro.
Intentar enfrentar generaciones no puede ser más pernicioso. Y además es falso. Por eso los expertos piden luchar contra esta equivocada percepción de que los mayores quitan oportunidades laborales a los jóvenes o que el paro juvenil tiene relación con la ampliación de la edad de jubilación o el freno a las prejubilaciones. “Cada uno aporta diferentes capacidades” aseguran desde el Foro de Expertos y, por ello, urgen a que las empresas, instituciones y sociedad en general tomen conciencia de la diversidad generacional, desarrollen una cultura que integre equipos diversos y eliminen la equivocada percepción de que hay una cantidad fija de trabajo a repartir entre los distintos grupos de edad.
Nos enfrentamos a una futura escasez de trabajadores cualificados. Pese a esto, el colectivo de trabajadores mayores queda “ocioso” por la jubilación, pese a que cuenta con una gran experiencia y talento. Por eso, los expertos del Instituto Santalucía recomiendan que se implementen políticas integrales y coherentes para su retención.
“La formación continua debe ser uno de los pilares fuertes de la adaptación de las personas mayores al último tramo de su vida productiva”, asegura el decálogo en su octavo puesto. Y cita, que esa formación debe ir dirigida especialmente a aquellos trabajadores que se encuentran en el punto crítico de sus carreras profesionales, que “suele situarse sobre los 50 años”, dice.
Pese a que muchas personas mayores tienen un buen dominio de las nuevas tecnologías, desde el Instituto Santalucían reconoce que otras muchas han visto que sus funciones exigen cada vez mayor conocimiento tecnológico o bien, que carecen de las habilidades necesarias para el desempeño de determinados puestos. Para ellos, urge una formación específica para dar continuidad a su vida laboral.
El Foro de Expertos reclama un impulso real de las instituciones políticas. En concreto, aboga por crear una comisión parlamentaria encargada de revisar la normativa laboral vigente y la eliminación de obstáculos para que las vidas laborales de los sénior sean más productivas para ellos mismos y para la sociedad.
