Economía

Hipoteca inversa: rostros e historias de un producto diseñado especialmente para el colectivo sénior

Beatriz Torija

Martes 25 de junio de 2024

ACTUALIZADO : Martes 25 de junio de 2024 a las 10:01 H

7 minutos

La hipoteca inversa proporciona ingresos extra a la pensión para vivir holgadamente y cumplir sueños

Hipoteca inversa: caras e historias de un producto diseñado específicamente para el colectivo sénior. Foto: Bigstock
Beatriz Torija

Martes 25 de junio de 2024

7 minutos

Que tu hogar te proporcione unos ingresos extra para completar la pensión, sin necesidad de vender ni desprenderte de tu casa y poder seguir viviendo como siempre lo has hecho en ella, era algo inimaginable hasta ahora. Pero es algo real y posible gracias a un producto inverso que al fin ha llegado a España, de la mano de Banco Santander y la aseguradora MAPFRE.

Como su propio nombre indica, se trata de un préstamo hipotecario, pero que funciona al contrario que en el caso de una hipoteca tradicional. Quien contrata este producto ya es propietario de una vivienda, que pone como garantía para un préstamo, que va recibiendo en cuotas mensuales a lo largo de su vida. Para garantizar que los pagos sigan durante toda la vida del prestatario, se puede contratar junto con la hipoteca inversa un seguro de renta vitalicia. Sin este seguro, se dejaría de percibir la renta mensual cuando se acabe el importe del préstamo, cuyos importes mensuales se calcularon en base a la esperanza de vida del cliente.

 El titular de la hipoteca inversa mantiene la propiedad de la vivienda y, por tanto, puede seguir residiendo en ella el tiempo que lo desee. Al final de sus días, serán sus herederos quienes decidan: liberar la hipoteca de la vivienda pagando la deuda que se haya acumulado; o vender la vivienda, cancelar el préstamo con parte del dinero que obtengan y heredar el resto. Para ello, tendrán un plazo de nueve meses sin intereses.

Pero ¿para quién es ideal contratar una hipoteca inversa? El primer elemento a tener en cuenta es la edad. Se trata de un producto diseñado para personas mayores. En primer lugar, hay que destacar que se trata de un producto regulado, de tal forma que, por imperativo legal hay que tener como mínimo, 65 años para poder firmar una hipoteca inversa. Ahora bien, aunque esta es la edad mínima que fija la ley, los expertos recomiendan este producto para personas con más edad. La explicación es sencilla: el importe del préstamo que se recibe mensualmente se calcula en función de la esperanza de vida del cliente, de modo que una edad más avanzada permite recibir cantidades mayores cada mes. Por eso, desde MAPFRE y Santander recomiendan a sus clientes en los primeros años de jubilación, ir haciendo líquidos sus ahorros depositados en otros productos, como planes de pensiones, fondos de inversión, seguros de ahorro, segundas residencias… y que contraten la hipoteca inversa después de haber consumidos esos otros ahorros.

Otro requisito es tener una vivienda en propiedad y residir en ella, es decir, que sea nuestra vivienda habitual. La vivienda tiene que estar situada en una zona de suficiente dinamismo comercial, es decir, donde se pueda vender rápidamente y los precios no sufran una excesiva volatilidad.  

Estas reglas generales dibujan un marco en el que es fácil imaginar qué perfiles de personas son los que más pueden beneficiarse de la contratación de un producto de estas características, qué situaciones vitales pueden verse aliviadas y qué problemas puede solucionar. Sin embargo, la casuística y las situaciones personales de cada cliente de la hipoteca inversa pueden variar enormemente. Para obtener información más detallada sobre esta solución, accede a Hipoteca Inversa MAPFRE. Estos son algunos ejemplos reales de clientes de hipoteca inversa.

“No puedo solo y no quiero que mis hijos se peleen”

Mario, que acaba de formalizar la contratación de una hipoteca inversa es un claro ejemplo de cómo este producto le puede ayudar. Mario tiene 97 años, es viudo, y vive en su casa de Madrid desde hace toda una vida. Es la casa que compartió con su esposa, donde crecieron sus hijos, donde están todos sus recuerdos y no la quiere dejar. Pero la edad avanza y Mario, pese a gozar de muy buena salud, necesita a alguien que le ayude con las tareas cotidianas y que le haga compañía. Con sus ingresos, no llegaba a cubrir los gastos necesarios para contratar estos cuidados y, de hecho, estaba recibiendo ayuda financiera de sus hijos, algo con el que no estaba cómodo y que estaba empezando a generar cierta fricción.

Los hijos de Mario se enteraron de la existencia de la hipoteca inversa e inmediatamente entendieron que allí estaba la solución. Mario recibe ahora una renta mensual que le permite sufragar todos sus gastos y vivir sin preocupaciones. Sus hijos están contentos, porque no todos tienen la misma situación económica y para algunos ayudar económicamente a su padre se estaba transformando en un problema. Cuando llegue el momento, decidirán en función de su situación si rescatar o vender la vivienda.

“No quiero que nadie desee que me vaya”

Julia tenía otro objetivo cuando se acercó al banco para preguntar por la hipoteca inversa. Tiene 85 años, una salud de hierro, ningún hijo y se acaba de quedar viuda. Julia tiene buenos ingresos, pero también muchos proyectos vitales de futuro que quiere realizar. Le propusieron vender su casa en nuda propiedad, pero no le gustaba la idea… Muy gráficamente explica: “No quiero vivir sabiendo que hay alguien deseando que me vaya de este mundo lo antes posible”. Así que, cuando empezó a oír hablar de la hipoteca inversa no dudó en ir a preguntar y lo que escuchó la convenció.  

Contrató la hipoteca con seguro de renta vitalicia, para garantizarse que estos ingresos opcionales no se interrumpirán en ningún momento. Ahora recibe unos 1.800 euros al mes y su única preocupación es organizar el siguiente viaje con sus amigas de las clases de Pilates.

Hipoteca inversa: caras e historias de un producto diseñado específicamente para el colectivo sénior. Foto: Bigstock

¿Cómo pago los gastos de mi chalet?

Fernanda, de 79 años, se quedó viuda hace poco. El chalet que compartía con su marido es muy costoso de mantener y su pensión es más bien baja. Los hijos viven lejos, se ven poco y no están en condición de ayudarla. Estaba bastante desesperada y no veía otra opción que vender su casa para buscarse un piso más pequeño y fácil de mantener. Pero estaba triste, porque no quiere dejar su pequeño jardín, al que tantas horas dedica cada día, no quiere renunciar a la pequeña pero preciosa biblioteca que su marido construyó y que juntos rellenaron con tantos libros a lo largo de los años.

La hipoteca inversa ha sido su solución. Habló con sus hijos, quienes la animaron a seguir adelante. Ahora cuenta con unos ingresos mensuales añadidos a su pensión de casi 1.200 euros al mes, que le permiten vivir más tranquilamente y cuidar de su casa. Tiene claro que, dentro de unos años, cuando su movilidad se vea reducida por el avanzar de la edad, la venderá, pero por ahora es feliz de haber encontrado la manera de poder seguir disfrutándola.

Compartiendo felicidad

Cuando Ana dice que tiene 85 años, entran ganas de pedirle el DNI para cerciorarse. Está en perfecto estado de salud y tiene una vitalidad que da envidia. Está soltera y quiere hacer muchas cosas en su vida, así que ha decidido recurrir a la hipoteca inversa para complementar sus ingresos de la jubilación. Contrató la modalidad con el seguro de renta vitalicia, porque quiere asegurarse el ingreso extra de 1.300 euros al mes hasta el final de sus días.

Estaba tan contenta con la perspectiva de poder finalmente realizar algunos de sus proyectos, que el día de la firma ante notario trajo bombones y cava para todos… ¡a celebrar la libertad de decidir!

Sobre el autor:

Beatriz Torija

Beatriz Torija es periodista y documentalista, especializada en información económica. Lleva 20 años contando la actualidad de la economía y los mercados financieros a través de la radio, la televisión y la prensa escrita. Además, cocina y fotografía.

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