Aunque la inflación subyacente no tiene en cuenta la evolución de la energía ni alimentos ultraprocesados, pero, sí incluye todo lo demás: alimentos procesados, ropa, restauración, comunicaciones, ocio, cultura. Ésta se considera una de las medidas más reales para medir el impacto de la variación de precios en la economía familiar. El Banco de España considera que ésta sí se ve afectada por un alza de este coste dada su repercusión en los demás productos que sí mide la subyacente.
En él se explica que, tanto en la zona euro como en España, la inflación subyacente responde de forma más acusada ante un incremento grande de los precios energéticos que ante una disminución grande. De hecho, una subida acusada del precio de la energía aumenta la inflación subyacente el doble de lo que la reduce una bajada igual de estos precios. Además, el estudio apunta a que la asimetría en la respuesta de la inflación subyacente ante cambios en los precios energéticos es de mayor magnitud en los componentes que utilizan la energía de forma más intensiva en su proceso productivo.
Cabe resaltar que la inflación subyacente reacciona con cierto desfase y de forma gradual a las perturbaciones de los precios de la energía, ya que el 'shock' energético tarda tiempo en trasladarse a los precios de consumo no energéticos. Esto sucede en España, donde la inflación subyacente responde con mayor intensidad ante un aumento grande del precio de la energía que ante una caída, al igual que sucede en la zona euro. No obstante, el organismo indica que la magnitud de las respuestas de la inflación subyacente en España es mayor que en la zona del euro, si bien su duración es menor.
La subyacente se está moderando de forma más lenta
Los precios de la energía experimentaron un fuerte aumento a principios de 2022, seguido de una corrección que empezó a finales de ese mismo año. El Banco de España ha señalado que la inflación subyacente se está moderando de forma más lenta que la inflación general, en línea con la evolución que se preveía en los ejercicios de previsión del Eurosistema. Y es que el artículo documenta la existencia de asimetrías en la traslación de los precios de la energía a la inflación subyacente. Se estima que un incremento significativo de los precios de la energía aumenta la inflación subyacente aproximadamente el doble de lo que la reduce una bajada de igual cuantía de dichos precios.
No obstante, los expertos explican que dicha evidencia se obtiene a partir de los patrones históricos que han caracterizado la relación entre las perturbaciones de los precios de la energía y la inflación subyacente. De este modo, reconocen que existe una notable incertidumbre acerca de la vigencia de dichos patrones en un contexto como el actual, caracterizado por perturbaciones de los precios de la energía cuya naturaleza no tiene precedentes, así como por unas circunstancias excepcionales en la evolución de la inflación y la inflación subyacente. "Por ello, esta cuestión ha de ser objeto de un seguimiento analítico continuo en los próximos meses", remarcan.
Sobre el autor:
Marta Jurado
Marta Jurado es periodista especializada en Sociedad, Economía, Cultura, Política y redactora en el diario digital 65Ymás desde sus inicios. Licenciada en Periodismo por la Universidad Carlos III y en Filología Inglesa por la UNED, ha trabajado en medios de tirada nacional como El Mundo y Público y las revistas Cambio16 y Energía16. Tiene además experiencia en comunicación corporativa de empresas e instituciones como BBVA o INJUVE.