Patricia Suárez (@WonderWomanPSR), fundadora y presidenta de la asociación de usuarios financieros ASUFIN (@asufin_), es muy crítica con el tratamiento que están dando las entidades financieras a las personas mayores. “Poner horarios estrictos de ventanilla a los mayores o querer cobrarles por hacer gestiones en la oficina es una forma de maltrato digital”, asegura en esta entrevista con 65Ymás, advirtiendo de que la necesaria digitalización de los servicios financieros "no puede hacerse dejando a nadie atrás, y mucho menos a nuestros mayores".
Suárez alerta de que hay que extremar el cuidado a la hora de contratar productos o servicios bancarios, ya que, por su experiencia personal y por sus muchos años al frente de ASUFIN, tiene claro que, "si una entidad se empeña en colocar un producto que no es conveniente para sus clientes, lo acaba consiguiendo, porque ya se encargará de darle información sesgada o incompleta".
P.- La banca cierra cada vez más oficinas, restringe horarios de atención, y deriva toda su operativa al entorno digital. Esto crea una gran indefensión en las personas mayores. ¿Hay solución?
R.- Es cierto que muchas personas mayores se sienten muy frustradas, temen no poder acceder a los servicios financieros, y se crea lo que se conoce como brecha digital. Es lógico que los bancos tiendan progresivamente hacia la digitalización, pero no pueden dejar a nadie detrás, y lamentablemente están dejando a muchos detrás: tanto personas mayores como otras que viven en poblaciones con pocos habitantes o peor acceso a Internet. Y eso no lo podemos permitir.
P.- ¿Los mayores son un blanco más fácil para que ciertas entidades les endosen sus productos?
R.- Existe un grave problema: si los productos y servicios que ofrece la banca no son convenientes para los clientes, no habrá educación financiera que los pueda salvar, y esto fue lo que pasó hace años con las preferentes. Recordemos que los mayores tenían sus ahorros en sus depósitos o en cuentas a plazo fijo sin riesgo, y fueron las entidades financieras quienes los convencieron de cambiar su dinero a las preferentes, engañándoles, diciéndoles que no corrían riesgos. La triste realidad es que, si una entidad se empeña en colocar un producto que no es conveniente para sus clientes, lo acaba consiguiendo, porque ya se encargará de darle información sesgada o incompleta. Y eso tampoco se puede permitir. Yo siempre digo que la educación financiera es fundamental, pero tiene que contar con la connivencia de las entidades financieras, en el sentido de que éstas respeten a sus clientes y les ofrezcan productos que realmente necesiten.
Las entidades financieras convencieron a los mayores para cambiar su dinero a las preferentes, engañándoles”
P.- ¿Falta cultura financiera en toda la población, o fundamentalmente en las personas mayores?
R.- En las personas mayores es más acusado, pero desgraciadamente, la realidad es que a todos no nos queda más remedio que tener cuidado con lo que contratamos. Ni siquiera leer con lupa la letra pequeña nos salva de ser víctimas de las malas prácticas bancarias.
P.- El desconocimiento no solo afecta a los servicios financieros...
R.- En el asunto de la factura eléctrica, que es un tema ahora tan sensible, muchas personas mayores no saben que tienen derecho al bono social. Más del 50% de la población que puede acogerse al bono social no está accediendo a él y está en el mercado libre. Para informarse adecuadamente, en la web de la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) hay una especie de formulario en el que cualquiera puede comprobar si tiene derecho o no al bono social.
"Más del 50% de la población que puede acogerse al bono social no accede por desconocimiento "
P- Salimos de la pandemia con subidas de la luz, del gas, de las gasolinas, con la inflación desbocada... Un encarecimiento generalizado del coste de la vida que los pensionistas más modestos sufrirán en mayor medida...
R.- Durante la pandemia, nosotros observamos que había dos tipos de familias: las que conservaban el trabajo e incluso los pensionistas, no tenían grandes problemas más allá de estar encerrados, pero las familias que perdían el empleo o estaban en paro, sufrían doblemente. Y además, con un riesgo de sobreendeudamiento muy importante. Desde ASUFIN ya advertimos que iban a terminar cayendo en las garras, no de las entidades financieras, sino de otro tipo de prestamistas, los que ofrecen préstamos rápidos, minicréditos con tipos de interés usureros, y las familias más vulnerables corren ese riesgo.
P.- ¿Qué opina del desperdicio de talento sénior que hacen las empresas y bancos?
R.- Creo que las autoridades, el Gobierno, deben promover fiscalmente la contratación y mantenimiento en el empleo de las personas que han superado la barrera de los 50 años y que tienen mucho que aportar a la sociedad. En la actualidad, vemos que se está prescindiendo del talento senior y se está contratando a gente joven, y realmente falta talento para la digitalización; los bancos están teniendo muchos problemas en este sentido. Nosotros en ASUFIN tenemos dos directores (el director financiero y la directora de operaciones) con más de 55 años, y ambos nos aportan muchísimo por su experiencia acumulada.
Sobre el autor:
Pepa Montero
Pepa Montero es redactora especializada en temas de economía. Ha trabajado en medios como El Economista y La Gaceta de los Negocios. Es autora del libro de relatos La casa de las palmeras (Azul como la Naranja, 2013).