La lucha en las calles de los pensionistas vascos está muy lejos de desaparecer, a pesar a cargar sobre sus espaldas con más de cinco años de protestas ciudadanas, recogidas de firmas, manifestaciones multitudinarias, ayuno-encierro y marcha ciclista, entre las últimas acciones llevadas a cabo en las tres provincias de la comunidad autónoma.
La última batalla la libran a pie, desde este lunes 22 de mayo, cuando a partir de las 12 de la mañana, decenas de miembros del Movimiento de Pensionistas de Euskal Herria (MPEH)han emprendido una marcha de tres días, bautizada con el nombre de 'Caminata 1.080', que llevará a cientos de jubilados hasta Vitoria, donde el jueves 25 celebrarán una gran manifestación.
Dos columnas de marcha ya han partido, desde Bilbao y Bergara, y este martes día 23 saldrá una tercera, desde Agurain. Las tres confluirán en Vitoria-Gasteiz el jueves, para llevar a cabo la gran manifestación citada. Como salvedad, en Iruña, la manifestación será el lunes 29.
El motivo de esta caminata es reclamar la subida de la pensión mínima a 1.080 euros en 2023. Los participantes en esta nueva acción de protesta, aglutinados en el movimiento de los lunes al sol, exigen al Gobierno central que establezca ya este mismo año la pensión mínima en 1.080 euros, además de reclamar a los gobiernos autonómicos de Euskadi y de Navarra que complementen la paga mínima hasta alcanzar dicha cuantía, distribuida en 14 pagas. Les parece "inconcebible que la segunda fase de la reforma de las pensiones contemple esa subida para 2027" y exigen que se lleve a cabo este mismo año.
"Derogamos el IRP y conseguiremos los 1.080 euros"
Para los convocantes del MPEH, aumentar la cuantía de la prestación mínima hasta los 1.080 euros es una reivindicación "urgente y de justicia", para garantizar "unos ingresos mínimos suficientes" a las personas mayores y pensionistas que no disponen de ingresos procedentes de su trabajo. Y avisan, tanto al Gobierno central como a los dos autonómicos a quienes reclaman: "Igual que fuimos capaces de derogar el IRP (índice de revalorización de las pensiones) del 0,25% o el Factor de Sostenibilidad y hemos evitado nuevos recortes, seremos capaces de conseguir algo de estricta justicia, la pensión mínima de 1.080 euros en 14 pagas para 2023".
Pensionistas del MPEH se manifiestan en Bilbao antes de salir a pie hacia Vitoria.
Andrea Uña, una de las representantes del MPEH en Bilbao, criticaba recientemente en 65YMÁS que "se habla de incrementar las pensiones mínimas hasta el 60% de la renta mediana para 2027, y de superar la brecha de género de manera paulatina, sin fecha fija. Muchos pensamos que es una tomadura de pelo. ¿Si se puede aplicar en 2027 ese 60%, que no es exactamente nuestra petición, ya que reclamamos el 60% del salario medio, por qué no suben las pagas hasta el 60% de la renta mediana ya en 2023?"
Para Uña, la situación no admite más demora: "Con las reformas de pensiones, se han recortado nuestras pensiones, o no se han revalorizado durante años, y se han recortado nuestros derechos. Este año, aunque hemos logrado que las pensiones suban el 8,5%, cada vez es más difícil tener un nivel de vida digno, por culpa de la inflación disparada y de los precios de los alimentos por las nubes".
220.000 pensionistas vascos y navarros no llegan a 1.080€
Tal como pone de relieve el movimiento vasco, en la actualidad, hay unas "167.718 pensionistas en la Comunidad Autónoma Vasca y 51.306 en Navarra con pensiones inferiores a 1.080 euros", siendo la inmensa mayoría de ellas mujeres.
Para los organizadores y participantes en la Caminata 1.080, otro problema añadido es que "la pensión mínima en todas sus variables tiene nombre de mujer", lo que configura un problema de precariedad eminentemente femenino, con el que hay que luchar desde varios frentes. "La brecha de género tiene como antecedente la desigualdad de salarios y la asignación unilateral de las mujeres al trabajo no remunerado o mal pagado en el ámbito de la reproducción y los cuidados", remachan
Pensión precaria = vivienda y alimentación precarias
Durante la concentración mantenida este lunes, día 22, en Bilbao, previamente a la salida de los marchistas a pie, el Movimiento de Pensionistas de Euskal Herria ha denunciado que "cada vez mayor número de personas mayores y pensionistas ven disminuidas sus posibilidades de mantener una alimentación sana, tener una vivienda saludable y adecuada a sus necesidades, y garantizar su salud y la atención efectiva para paliar sus necesidades de atención a la dependencia", por culpa de la precariedad de sus pagas, una situación que se ve agravada por el "actual contexto de crecimiento exponencial del coste de la vida".
Según sus cálculos, complementar las pensiones hasta 1.080 euros costaría 230 millones en Euskadi y 60 millones en Navarra, aproximadamente un 2% del presupuesto.
Los 'lunes al sol' tampoco paran
Más de cinco años llevan ya los pensionistas vascos con sus concentraciones todos los lunes en plazas de ciudades y pueblos, en reivindicación de las pensiones públicas dignas y suficientes. El movimiento, popularmente conocido como lunes al sol,reivindica desde el inicio la pensión mínima de 1.080 euros, que estiman es el ingreso básico para acceder a una vida digna en la jubilación.
El pasado mes de marzo, celebraron cinco días de ayuno-encierro, dentro de una semana de protestas en la que llevaron a cabo una serie de mesas redondas, marchas y concentraciones, que culminaron con una manifestación en Bilbao (el sábado 18) a la que acudieron unas 10.000 personas.
Muy críticos con la segunda fase de la reforma de las pensiones, denuncian: "A pesar de los aspectos positivos que contiene, es parte de un proceso de reformas que está recortando pensiones y derechos; reformas que, como la de 2011, se debería haber derogado, pero que la reforma Escrivá perpetúa". Sus portavoces aseguran que "esta no es la reforma que desde hace más de cinco años venimos reclamando en las calles, motivo por el cual vamos a continuar nuestra lucha".
Sobre el autor:
Pepa Montero
Pepa Montero es redactora especializada en temas de economía. Ha trabajado en medios como El Economista y La Gaceta de los Negocios. Es autora del libro de relatos La casa de las palmeras (Azul como la Naranja, 2013).