Temor a que la crisis post-coronavirus imponga de nuevo la congelación de pensiones
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La Seguridad Social (@info_TGSS) publicó a finales de marzo el resumen de ejecución presupuestaria a fecha diciembre de 2019, que permite extrapolar las cifras provisionales de déficit contributivo y por operaciones no financieras, ingresos por cotizaciones y gasto en pensiones contributivas, las tres grandes magnitudes que sirven para radiografiar la salud del sistema público.
A tenor de estas cifras oficiales, la Seguridad Social registró en 2019 un déficit contributivo anual de casi 20.000 millones de euros, en concreto, un saldo negativo de -19.761 millones, representativos del 1,59% del Producto Interior Bruto (PIB), lo que significa un ligero empeoramiento en términos absolutos respecto a 2018 (saldo negativo de -19.391 millones).
El déficit contributivo es más real que el déficit por operaciones no financieras (-16.793 millones en 2019, el 1,35% del PIB), ya que de su cómputo se excluyen todos los ingresos y gastos no contributivos, entre ellos, las transferencias del Estado para pagar las pensiones (ver gráfico inferior).
Fuente: Grupo de Investigación en Pensiones de la Universidad de Valencia
Según un informe elaborado por el Grupo de Investigación en Pensiones de la Universidad de Valencia (@UV_EG), en 2019 los ingresos por cotizaciones (ver gráfico inferior) han crecido más que el gasto en pensiones de la Seguridad Social (un 7,5% de incremento de las cotizaciones, frente al 5,5% de aumento del desembolso en pensiones), lo que ha permitido reducir el déficit contributivo en términos de PIB.
Sin embargo, en 2020, "la situación va a evolucionar claramente a peor. El año empezó con crecimiento en cotizaciones inferiores a los del año anterior (5,9% en enero y febrero de 2020 respecto a 2019 frente al 6,5% del año anterior) pero la situación va a cambiar radicalmente a partir de marzo por la crisis del coronavirus", vaticinan los economistas autores del informe.
Fuente: Grupo de Investigación en Pensiones de la Universidad de Valencia
Este grupo de expertos, en el que figura Enrique Devesa, doctor en Economía por la Universidad de Valencia, considera que, en la medida en que esta crisis sea temporal, "es de esperar que los ingresos caigan, pero de forma moderada, siendo el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE @empleo_SEPE) y el Fogasa los organismos que más reflejen las consecuencias de la crisis".
Fuente: Grupo de Investigación en Pensiones de la Universidad de Valencia
Devesa, que ha sido miembro del Comité de Expertos sobre el factor de sostenibilidad del sistema público de pensiones, a propuesta del Consejo de Ministros, confía en que "el aumento del gasto en pensiones contributivas, que el año pasado fue del 5,5%, se modere en 2020 hasta el entorno del 4%", gracias a la menor revalorización aprobada este año (el 0,9%), a la no aplicación de nuevas mejoras en viudedad o pensiones mínimas, y al efecto de las reformas del sistema de pensiones de 2011 y 2013.
Los préstamos del Estado llegarán a niveles récord
Aunque es pronto para realizar cálculos del impacto del COVID-19 en la evolución de las cotizaciones, el informe de la Universidad de Valencia deja claro que "estará en función de la duración de las medidas de confinamiento y de lo rápido que se produzca la recuperación, siendo inevitable un repunte en el déficit en términos absolutos, que será mayor todavía en términos de PIB, dado que esta variable sí que recogerá en toda su magnitud la caída de actividad".
Dado que la cuantía del Fondo de Reserva es testimonial, el recurso a préstamos y a transferencias del Estado para pagar gastos contributivos llegarán a valores récord, se asegura en el informe, donde los expertos insisten en que, al margen de crisis puntuales como la que se avecina durante 2020, la Seguridad Social necesita corregir el abultado déficit contributivo estructural con medidas de reforma, que deberían ser consensuadas al máximo en el Pacto de Toledo".