El coronavirus presiona al déficit de la Seguridad Social y torcerá la leve mejoría de 2019
Escrivá asegura que "en ningún caso" tiene pensado congelar las pensiones
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El déficit anual contributivo de la Seguridad Social ha subido hasta los 21.169 millones de euros en el primer trimestre de 2020 y se come ya el 1,7% del PIB, frente a los 19.761 millones de euros existentes (1,6% del PIB) al cierre de 2019. Más en detalle, la cifra anual de los ingresos contributivos ha registrado un aumento de 1.226 millones de euros, mientras que los gastos contributivos se han incrementado mucho más, 2.633 millones de euros, según un informe elaborado por la Universidad de Valencia (@UV_EG).
Esta evolución es muy preocupante, sobre todo porque las estadísticas aún no recogen el impacto pleno del COVID-19 en las cotizaciones, ya que el grueso del parón de la actividad económica, la exoneración a las empresas del pago del 75% en ERTE de fuerza mayor, las exenciones de cotizaciones o el aumento de gastos contributivos en incapacidad laboral transitoria se han producido en abril y continúan en mayo.
Fuente: Grupo de Investigación en Pensiones de la Universidad de Valencia
Y la situación empeorará a lo largo del año. De hecho, los cálculos realizados por el Grupo de Investigación en Pensiones y Protección Social de la Universidad de Valencia vaticinan que el déficit contributivo anual de la Seguridad Social se situará en su nivel máximo histórico, en el entorno de los 30.000 millones de euros en 2020. Los expertos, entre los que figura Enrique Devesa, doctor en Economía por la Universidad de Valencia, advierten de que esto exigirá, “además de transferencias del Estado, nuevas operaciones financieras (préstamos con cargo a endeudamiento) y, veremos, si recortes de pensiones, algo descartado por el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones”.
En efecto, el ministro José Luis Escrivá (@joseluisescriva) ha reiterado en los últimos días que "en ningún caso" tiene pensado congelar las pensiones, criticando la incertidumbre que crea en los pensionistas con esta cuestión, pero sin detallar cómo piensa afrontar su ministerio las crecientes necesidades financieras del sistema, agravadas por la crisis del coronavirus.
El indicador que mide la situación real del sistema
El déficit anual contributivo es un indicador muy relevante, el que mejor refleja cuál es la situación real de las cuentas de la Seguridad Social, ya que para su cómputo únicamente se incluyen los ingresos por cotizaciones y los gastos contributivos; es decir, lo que entra a la caja común por la vía contributiva y lo que sale por la misma vía. La diferencia entre esas cifras es el saldo, que en este caso es claramente deficitario.
El dato del déficit contributivo no contabiliza las transferencias del Estado (porque no son contribuciones que aporten los trabajadores ni las empresas), sin las cuales en la actualidad no se podrían pagar las pensiones, y que deberían ser un recurso puntual y no una forma permanente de financiar el déficit del sistema, según avisan los expertos de la Universidad de Valencia.
El déficit contributivo es más real que el déficit por operaciones no financieras (-20.190 millones de euros, el 1,63% del PIB%), ya que de su cómputo se excluyen todos los ingresos y gastos no contributivos, entre ellos, las citadas transferencias del Estado (ver gráfico superior).
Misión imposible: pagar las pensiones con cotizaciones
Las cotizaciones sociales, sin cese temporal de trabajadores autónomos, suponen el 99% de los ingresos contributivos que recibe la Seguridad Social. Durante el primer trimestre de 2020, se empieza a notar el efecto del COVID-19. Por ejemplo, los afiliados y el volumen de cotizaciones aumentan, pero la mitad que en el trimestre anterior (0,29% frente a 0,54% los afiliados, y 1,03% frente a 1,91% la recaudación). Además, el incremento de la cotización media por afiliado ocupado cae del 1,1% al 0,5%. En cuanto a las pensiones contributivas, sin el complemento a mínimo, explican el 87,8% del gasto contributivo.
En cualquier caso, y al margen de que las cuentas cuadren o no, el pago de las pensiones está asegurado, según ha remachado el Gobierno y están de acuerdo todos los expertos, economistas, sindicatos y asociaciones de mayores.
La relación entre ingresos y gastos se ha deteriorado en el último trimestre, según constata el informe de la Universidad de Valencia. "Tras varios trimestres en los que las cotizaciones sociales crecían por encima de las pensiones contributivas, en el primer trimestre de 2020 la tendencia se ha roto y todo hace prever que seguiremos así algún trimestre más", advierten los autores del estudio. En concreto, este trimestre las cotizaciones han subido el 1%, mientras que las pensiones han aumentado el 1,1%.
Fuente: Grupo de Investigación en Pensiones de la Universidad de Valencia
La situación tiene todos los visos de empeorar en los próximos meses, por tres motivos:
-La caída de la actividad: los cotizantes medios en abril de 2020 son casi un millón menos que en diciembre de 2019.
-La extensión de las exenciones de cotizaciones: se ha optado por esta figura para compensar a las empresas y autónomos, en lugar de que el SEPE se hiciera cargo de ellas.
-El aumento de gastos contributivos en incapacidad laboral transitoria por los efectos de la crisis sanitaria.
El golpe del COVID-19 en Seguridad Social, por llegar
El déficit contributivo de la Seguridad Social ha empeorado en el primer trimestre de 2020 respecto al trimestre anterior, subrayan los expertos de la Universidad de Valencia, y de cara a los próximos trimestres "se espera un fuerte incremento del déficit sobre PIB por los efectos combinados de la crisis de la COVID-19".
De hecho, las proyecciones de la AIReF (@AIReF_es) lo sitúan en el 5% para todo 2020 en su escenario 1 (el del impacto más leve) para el sector de fondos de la Seguridad Social. Por organismos, la AIReF estima un déficit del sistema de la Seguridad Social del 3,4%, dejando el déficit del SEPE en un 1,5%, ya que el SEPE es el que se encarga de las cotizaciones de desempleados.
Fuente: AIREF
En cualquier caso, la distribución del déficit entre administraciones públicas depende de las transferencias entre ellas, por lo que "es posible que la Administración Central absorba una parte del déficit del sistema de Seguridad Social a través de transferencias para apoyar su equilibrio presupuestario", afirman los autores del informe de la Universidad de Valencia.