¿Cuándo se acaba la pensión por incapacidad permanente?

Cuando un trabajador se ve privado de sus ingresos a causa de un accidente o una enfermedad, entra en juego una prestación de la Seguridad Social: la pensión por incapacidad permanente. Sin embargo, esta ayuda no es necesariamente vitalicia. Hay algunos supuestos en los que puede extinguirse.

De los diferentes tipos de pensión por incapacidad permanente que existen (parcial, total, absoluta y gran invalidez), el único en el que se reconoce la pensión vitalicia mensual es el grado total. Además, esta puede cambiarse de forma excepcional por una indemnización a tanto alzado si el beneficiario es menor de 60 años.

Ante la duda de qué ocurre con el resto de incapacidades para que no dispongan de esta prestación, la página web del Instituto Nacional de la Seguridad Social responde. Se puede producir una revisión de la incapacidad mientras que el beneficiario no haya cumplido la edad de acceso a la jubilación.

Esto significa que el grado de incapacidad puede confirmarse, aunque también modificarse. En algunas ocasiones aumenta, pero también existen otras en las que llega a extinguirse. En esta situación, también desaparecería la pensión.

De hacer estas revisiones se encarga un tribunal médico, del que depende el criterio. Por ese motivo, no existe una uniformidad, ya que las valoraciones pueden variar de unos profesionales a otros.

Otro caso en el que se extinguirá la pensión es una vez que el trabajador cumple con la edad de jubilación. En ese caso, la prestación que le corresponde es diferente, pues pasaría a cobrar la pensión por jubilación y no por incapacidad.

¿Cuándo se suspende la pensión?

Aunque no es lo habitual, la normativa también contempla casos en los que la prestación puede suspenderse. Estos son los principales motivos:

• Acciones fraudulentas para obtener o conservar la pensión
• Imprudencia temeraria como causa de la lesión o enfermedad
• Imprudencia temeraria que agrava la lesión o enfermedad
• Lesión o enfermedad permanente causada por el rechazo o abandono del tratamiento médico de la incapacidad temporal sin motivo razonable
• Lesión o enfermedad permanente agravada por el rechazo o abandono del tratamiento médico de la incapacidad temporal sin motivo razonable
• Rechazo o abandono de los tratamientos de rehabilitación sin motivo razonable