Pensiones: Escrivá defiende elevar la edad real de jubilación y que se acerque a los 67 años
El Congreso valida la reforma de las pensiones del Pacto de Toledo... ¿Y ahora qué?
El Gobierno prepara incentivos para el retraso voluntario de la jubilación
La edad de jubilación se retrasa hasta los 66 años desde enero de 2021
La edad real de jubilación lleva ocho años estancada sin romper la barrera de los 64 años, y muy lejos por lo tanto de igualarse a la edad legal, que para 2020 eran los 65 años y 10 meses (para trabajadores con menos de 37 años cotizados) y los 65 años (para personas con 37 o más años de contribuciones).
La edad real, que se determina con la media de los trabajadores que se jubilan a la edad legal vigente en cada momento, los que retrasan su jubilación y aquellos que se jubilan anticipadamente, constituye el mejor termómetro de la presión que para el sistema suponen los jubilados anticipados, ya que éstos se retiran con pensiones más altas, que cobrarán durante una media de 20 años, y además dejan de cotizar antes de tiempo, con lo cual no solo impactan en los gastos, sino también en los ingresos de la Seguridad Social.
Según los datos oficiales, la edad media de las nuevas altas de jubilación (ver tabla inferior) es de 64,52 años en el total del sistema, con cifras hasta el 31 de agosto de 2020, lo que significa que los trabajadores abandonan la vida laboral (y pasan a ser pensionistas) más de un año antes de cumplir los 65 años y 10 meses que para 2020 constituían la edad ordinaria de retiro. Así lo confirman las estadísticas del Ministerio de Inclusión y Seguridad Social incluidas en el Informe Económico-Financiero a los Presupuestos de la Seguridad Social 2021.
Fuente: Informe Económico-Financiero al Presupuesto de Seguridad Social
Una de las preocupaciones del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, es precisamente acercar lo más posible la edad real y la legal, como una de las vías de atajar el déficit del sistema público y apuntalar la sostenibilidad futura de las pensiones. Una tarea que no parece nada fácil, habida cuenta de que la edad efectiva de jubilación lleva prácticamente estancada desde 2013, cuando por primera vez subió a los 64,19 años de media.
Pese a las reformas de las pensiones de 2011 y 2013 (que pretendían poner coto a las jubilaciones elevando progresivamente la edad legal, el periodo de cotización, los años de cómputo, además de limitar el gasto mediante el Factor de Sostenibilidad y el IRP), en los cinco años siguientes a 2013, los españoles bajaron incluso su edad efectiva de jubilación. Tan solo en 2019 (con 64,42 años de promedio) y 2020 (los citados 64,52 años) se ha producido un ligero aumento de la edad efectiva de jubilación, pese a lo cual, alcanzar la edad legal (ver tabla inferior) es todavía una meta muy lejana.
Fuente: Informe Económico-Financiero al Presupuesto de Seguridad Social
Sin nuevas medidas que eventualmente endurezcan la jubilación, es de esperar que en 2021, la distancia entre la edad real y la legal se agrande aún más, ya que durante el presente ejercicio, la edad ordinaria ha aumentado hasta los 66 años (para trabajadores con menos de 37 años y tres meses cotizados), si bien continúa siendo posible jubilarse a los 65 para quienes acrediten 37 años y tres meses o más de contribuciones a la Seguridad Social.
Las mujeres aguantan hasta los 65 para jubilarse
Foto: BigStock
Los datos oficiales muestran que la brecha de género afecta a las mujeres también a la hora de jubilarse, ya que de media ellas aguantan más tiempo trabajando y se retiran a los 65 años. Más en concreto, según constata el Informe Económico-Financiero a los Presupuestos de la Seguridad Social 2021, la edad media de jubilación femenina en 2020 (datos hasta 31 de agosto) es de 64,95 años, mientras que los hombres se retiran de media a los 64,24 años.
Esta situación es una constante que se viene repitiendo desde 2008 (ver primera tabla, arriba), con las mujeres alargando su vida laboral un poco más con cada año que pasa, y siempre a mayor edad que los hombres. De hecho, desde 2013, las mujeres han dejado de trabajar más tarde de los 64,5 años, de manera ininterrumpida, hasta alcanzar los actuales 64,95 años en agosto pasado.
Hay varias razones que explican esta mayor prolongación laboral por parte de las mujeres. Una de ellas, la brecha salarial, que hace que sus sueldos sean más bajos y por tanto, una jubilación anticipada les supone una penalización de pensión que, en la mayoría de los casos, no les compensa o no se pueden permitir. Asimismo, la tradicional mayor dedicación al cuidado de los hijos y/o de sus familiares les ha supuesto parones (y abandonos) en su vida laboral y lagunas de cotización que, con el correr de los años, afecta a la cuantía de sus pensiones. También, una elevada proporción de mujeres mayores de 55-60 años experimentaron una tardía incorporación al mercado laboral y al mundo de la empresa, que hace que, en comparación con los hombres, sus años cotizados sean menores y con sueldos más reducidos.
Faltan incentivos y reordenar los existentes
El ministro Escrivá está empeñado en que los españoles demoren la jubilación voluntaria para alargar su vida laboral, una opción en la que su ministerio ya está trabajando. Una de las propuestas sobre la mesa es diseñar nuevos incentivos para convencer a los trabajadores de que retrasen el retiro; unos incentivos “que hasta ahora han tenido poca aplicación práctica”, mediante una exhaustiva evaluación de la realidad del mercado laboral para los trabajadores próximos a la edad de jubilación, así como una reordenación de los incentivos existentes y una corrección de los “elementos distorsionantes de la jubilación anticipada”, tal como anunció a principios del mes de septiembre. Con ello, cree que “se puede revertir la tendencia actual de crecimiento de las jubilaciones anticipadas voluntarias”.
En paralelo, otro de los aspectos que el ministro se propone corregir afectará a la bonificación por la demora en la edad de jubilación, que en sus propias palabras, actualmente es muy baja, del 3,2%.
El Pacto de Toledo, a favor de extender la vida laboral
El Pacto de Toledo incluye entre sus recomendaciones para reformar las pensiones la de aproximar la edad de jubilación efectiva a la edad legal, fomentando la permanencia en activo, incentivando la prolongación voluntaria. Para ello, una de las medidas es analizar cómo restringir la jubilación anticipada, sobre todo para que no siga siendo, de facto, un sistema de regulación de empleo al que recurren las empresas para desprenderse de sus trabajadores sénior.
De este endurecimiento quedarán exentos, probablemente, los trabajadores que acceden a la jubilación anticipada forzosa. En este sentido, la Comisión del Pacto de Toledo ha conminado al Gobierno a analizar cuánto cuestan las penalizaciones a las jubilaciones anticipadas y su impacto en la equidad de las pensiones, con especial atención a casos forzados y de largas carreras de cotización.