Pensiones

José Luis Corcuera, sobre el futuro de las pensiones: "Habrá que subir la edad de jubilación"

ANA BEDIA / MARTA JURADO

Foto: Patricia García

Viernes 4 de septiembre de 2020

ACTUALIZADO : Viernes 4 de septiembre de 2020 a las 16:26 H

8 minutos

El exministro socialista repasa el pasado y futuro de las pensiones y la Seguridad Social

José Luis Corcuera: "Habrá que subir la edad de jubilación"
ANA BEDIA / MARTA JURADO

Foto: Patricia García

Viernes 4 de septiembre de 2020

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El ex ministro de Interior entre 1988 y 1993 durante el Gobierno de Felipe González, José Luis Corcuera (Pradoluengo, 1945), recuerda en una entrevista con 65Ymás los orígenes de la Seguridad Social, del sistema de pensiones y de la Sanidad. Porque, "aunque muchos no lo sepan, –asegura– hasta la Ley General de Sanidad de 1986 de Ernest Lluch, no existía la Sanidad Universal sino que dependía de mutuas o seguros privados". Respecto a las pensiones se muestra crítico y nostálgico. Rememora los "trucos" que se hacían durante su etapa de sindicalista y apela a la altura de miras de los políticos de su época, incluido el sueco Olof Palme. Sobre el futuro se muestra escéptico de que pueda mantenerse el sistema público actual tal y como lo conocemos. 

Pensiones

La entrevista comienza, haciendo una aclaración que Courcuera hace a los más jóvenes: "Hay que recordar que las pensiones se cobraban de las cuotas de empresarios y trabajadores, pero también la Sanidad se pagaba, por eso se llamaba Seguridad Social. Fue creo en el año 86, cuando el Gobierno de Felipe González desliga la Sanidad de lo que era la financiación de las pensiones y la Sanidad pasa a depender de los Presupuestos Generales del Estado, como es lógico y normal. Hoy hablas de eso y parece que es de toda la vida, que la Sanidad dependa de las Presupuestos Generales del Estado y las pensiones, en todo caso, dependan de las cuotas de empresarios y trabajadores. Pues bueno, no era tan normal antes. Todo eso se hizo en aquel Gobierno de Felipe González". 

Pero también hace ligera autocrítica. "Las pensiones tenían un problema, que los sindicalistas, incluso, contribuíamos a fomentar. Y es que la base sobre la que se contaba la pensión eran los dos últimos años de cotización a la Seguridad Social. ¿Y qué hacíamos los sindicalistas cuando hacíamos los promedios? Pues hacíamos que, entre otras cosas, aquellos en los que la duración del convenio, llegaran a la edad de jubilación, la empresa les subiera a la base máxima de cotización de su categoría. La empresa les subía los dos últimos años, y su pensión era artificial, porque había subido su base de cotización exponencialmente en los dos últimos años", reconoce.

La polémica ley de 1985

En este contexto, recuerda la resistencia que había al cambio. "¿Qué hicimos en el año 85? Pues hicimos una ley en el Parlamento en el partido socialista en la que pasamos de dos años de base de cálculo a 8 años de base de cálculo. Aquello fue una revolución, hubo huelga. Yo dimití –rié–, porque yo apoyé aquella ley. Era el secretario de política sindical de la UGT, yo defendí aquella ley, y era diputado por Vizcaya. Entonces mi sindicato organizó la huelga y yo dimití del sindicato. Me fui de la Comisión Ejecutiva del sindicato, entre otras cosas, por esa discrepancia", confiesa consciente de sus propias contradicciones.

"Pues bien, los mismos que fueron a una huelga general por subir las bases de cotización de dos años a 8, luego firmaron 12 años, 15 años, y finalmente firmaron el horizonte de 25 años. Entonces la pregunta es: ¿Por qué la pensión tiene que ser aquella que resulte de computar los últimos años de cotización? Sería mejor que compute toda la vida laboral... Es decir, si yo he cotizado 40 años, pues lo lógico es que mi pensión sea el correlato de esos 40 años cotizados por mí, y la empresa que ha cotizado por mí, puesto en pesetas a euros", defiende. "Eso es lo que ocurre en todo el mundo, pero aquí no. Aquí nos hacíamos trampas en el solitario. Es decir, lo hacíamos para subir el gasto, lo hacíamos también para tener mejor pensión, sin tener en cuenta que el sistema podía irse al garete", reclama.

MG 6417 ajustada

Futuro de las pensiones públicas

Y hace una llamada a los trabajadores. "Una de las cosas por las que se tiene que preocupar un trabajador bien formado es asegurarse primero que hay un futuro para una pensión pública. Es decir, asegurarse que la pensión que vaya a tener sea una pensión pública. Si no quiere que sea pública, que sea mixta, asegurarse que una parte siempre tendrá que ser pública, porque es la mejor forma de garantizar que en el futuro tendrás pensión. Y sino, tendrá que ser una parte pública, como hay en otras partes del mundo, y el otro 50% privada, con un sistema de pensiones privados en el que contribuyan trabajador y empresa de igual forma", propone.

"Pero lo que no puede ser es gastarte más de lo que el sistema que has diseñado permite gastarte, porque eso pone al sistema en riesgo. ¿Por qué ahora la gente no es capaz de reflexionar? Si reflexionas así, cualquier 'mendrugo', se puede dar cuenta de que yo defiendo a los trabajadores. Eso es exactamente igual que cuando una empresa va mal, y existe la posibilidad de si son 200 trabajadores, de salvar a 150, y el representante de los obreros se empeña en que no sobra ninguno, pues al final se irán los 200 a la calle". 

"En cambio, uno inteligente, tratará de salvar a los 150 y que los 50 restantes queden debidamente protegidos, pero no protegidos por una empresa que no les puede proteger, porque no tienen sitio en ella. Entonces, todas esas cosas, que a mi me las enseñaron desde el año 64, se han ido perdiendo. Aquí hay auténticos revolucionarios, que dicen o todos o ninguno. ¡Gilipollas! Esto es igual que el 'Sí se Puede'. Eso lo inventaron en el fútbol, los partidos que iban a bajar, pero claro, de 6 que iban a bajar, tres se salvaron, pero los otros tres bajaron. Pues esto es igual. Así es la vida", afirma sin pelos en la lengua.

"Lo que no puede ser es gastarte más de lo que el sistema que has diseñado permite gastarte"

El modelo sueco de Olof Palme

Corcuera resalta que a él "todas esas cosas" se las enseñaron sus mayores. "Bien es cierto, que yo he tenido la fortuna de conocer, por ejemplo, a Olog Palme. ¿Quién puso el canon sanitario en Suecia, que probablemente ha sido el país que alcanzó el estado de bienestar de mayor esplendor? ¿Quién puso el canon por acto médico en Europa? Olof Palme, el estandarte de la socialdemocracia. En Suecia, digamos que se pagaba una cerveza por acto médico que se hiciera en la Seguridad social. Yo he llevado a mi mujer allí al hospital, que en un viaje oficial se rompió el tobillo, y he preguntado qué debía y me dijeron 30 coronas –cualquiera que requería entonces de la Seguridad Social en Suecia pagaba 30 coronas, podías haber estado ingresado en el hospital durante días, y lo mismo 30 coronas–".

"Si nosotros en España hubiéramos puesto, como señalaba el informe que le encargamos a Fernando Abril Martorell sobre la Sanidad española, que proponía entre otras cosas esa medida sueca, – lo que pasa es que nos 'acojonamos'– pero si hubiésemos puesto el precio de una cerveza por cada acto sanitario, seguro que no tendríamos aglomeraciones en urgencias. Porque era sugerir una cosa de esas y era cómo qué estás diciendo… Estoy diciendo que lo gratuito termina devaluándose. Es decir, cuando todo es gratis, termina devaluándose, y el que lo recibe, le da cada vez menos valor porque piensa que lo ha pagado él y es mentira".

Y hace una última reprimenda. "Si yo tuviera que pagar lo que ha hecho por mí la seguridad social, tendría que cotizar 8 vidas más de las que he cotizado. Pero aquí, el sentimiento que tiene la gente es que ir al ambulatorio cada 15 días, como ha cotizado, lo ha pagado y eso es mentira. Primero, te lo pagan los que están ahora en activo. Tú se lo pagaste a los que en el tiempo que tú estabas en activo, estaban jubilados. Pero no hay pedagogía para enseñar todas estas cosas elementales". 

(Olof Palme) Felipe González ofrece una rueda de prensa junto al primer ministro de Suecia. Pool Moncloa.1984
Imagen del ex primer ministro sueco Olof Palm durante una visita a España en 1984

El Pacto de Toledo

También tiene un recuerdo para los famosos Pactos de Toledo. "Fueron algo magnífico, porque lo que contribuían era a salvaguardar el sistema público. Por cierto, lo hizo un ministro ahora desgraciadamente en una situación judicial delicada, que fue el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán. Él fue quien diseñó el Pacto de Toledo, y lo hizo con buen criterio porque se dio cuenta, y los grupos políticos también, de que si queríamos asegurar un sistema público de pensiones, teníamos primero que tener en cuenta que la expectativa de vida era cada vez más “tajante”, opina. Ahora considera que para mantener el sistema actual "habrá que subir la edad de jubilación". 

Y sigue tirando de hemeroteca. "En la República de Weimar, de cada 10 jubilados, pensiones la cobraba uno –porque las pensiones las inventaron los alemanes, igual que los ERTEs, que Fátima Bañez se lo pidió a los alemanes en 2019–. Es decir, que llegaba a los 65 años 1 de cada 10. Si tú tienes un sistema donde cotizas y solo cobran la pensión 1 de cada 10; pero claro, si tú tienes un sistema donde no solamente duras 65 años sino que la media está en 64, igual que antes estaba en 67, pues te tienes que ir adecuando a esa nueva realidad porque sino resulta que los recursos no te llegan. Habrá que esperar a jubilarse y habrá que ampliar el periodo de cálculo, para tener derecho a una pensión. Eso es Pacto de Toledo y eso es lo que van a tener que hacer ahora", insiste. 

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ANA BEDIA / MARTA JURADO