Ignacio Casanueva
Ignacio Casanueva es redactor especializado en temas de tecnología y salud.
… saber más sobre el autorLa factura de la luz es para muchas familias una espada de Damocles que todos los meses acecha con caer y romper la economía de la familia si durante las semanas previas a habido alguna razón por la que el uso de la electricidad en la casa ha sido más alta.
A estos cambios en nuestra actividad se deben añadir los cambios en la demanda de toda la población. Los precios de la luz varían de modo que en épocas como el invierno la solicitud de energía se dispara, y con ello el precio de la factura.
Para entender cómo se obtiene el número en la factura de la luz debemos comprender cómo se traduce el consumo en dinero. Esto se debe a la medición en kWh. Lo que pagamos es el resultado de multiplicar el número de kWh por el precio que hemos contratado por kilovatio.
Y es que es en esta última frase “hemos contratado” donde variará nuestra factura. Actualmente los hogares españoles pueden firmar dos tipos de contratos: el de mercado libre y el de mercado regulado. Estas dos opciones están igualmente extendidas por todo el país, y es que ambas presentan sus beneficios y limitaciones. Os las explicamos:
En el mercado libre cada kWh cuesta lo que pone en nuestro contrato. Es decir, tiene un precio fijo que nos permitirá calcular el precio de la factura.
En el mercado regulado los precios fluctúan y cambian cada hora según la oferta y la demanda. Este es algo más complicado que el anterior, pero su margen de maniobra es mucho mayor.
El mercado regulado, denominado así porque las condiciones las regula el Gobierno, tiene una única tarifa que se puede contratar con o sin discriminación horaria. Esto nos puede ayudar a encender electrodomésticos o programar encendidos cuando más bajo esté el precio. Este precio va evolucionando cada hora dependiendo de varios factores. Los factores son:
Existen diferentes aplicaciones y páginas web que nos irán informando del precio del kilovatio en el momento, lo que nos ayudará a elegir cuándo comenzamos nuestro consumo. Esto nos permite controlar el precio de la factura, pero nos ata a estas herramientas para estar constantemente decidiendo cuándo activamos nuestros electrodomésticos.
Con todo ello está en nuestras manos elegir entre estas dos opciones, teniendo en cuenta nuestros hábitos y nuestra necesidad/capacidad de controlar el precio del kWh. Sabiendo esto podremos saber cómo será esa espada de Damocles que nos visitará a final de mes.