Una vez que los partidos políticos han llegado por fin a un acuerdo en el Pacto de Toledo para la reforma del sistema de pensiones, "ahora es cuando viene el trabajo fino y donde hay que ajustar", sostiene Antonio Garamendi(Getxo, 1958), presidente de CEOE (@CEOE_ES), que junto a los sindicatos UGT y CCOO y a Cepyme, está llamado también a valorar y proponer medidas de reforma, en su condición de miembro de la Mesa de Diálogo Social sobre pensiones.
Garamendi (@agaramendil), uno de cuyos lemas es que "hay que concienciar a la sociedad de que haya más vocaciones empresariales", considera que las pensiones se han de gestionar a través de las cotizaciones del sistema de la Seguridad Social, y advierte del anunciado traspaso de gastos de la Seguridad Social a los Presupuestos Generales del Estado, porque "en el fondo lo que se hace es pasar el problema de un sitio a otro. El concepto España y el concepto déficit es global, el Ministerio se puede quedar muy contento, pero el país sigue teniendo el mismo problema". Eso sí, se declara a favor de extraer del sistema contributivo las pensiones de viudedad y orfandad.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto, la trayectoria profesional de Garamendi en el mundo de la empresa tiene una triple vertiente: negocios familiares, proyectos iniciados por él mismo y presencia en los consejos de administración y consejos asesores de grandes compañías. Está convencido de que, "si queremos que las pensiones funcionen, necesitamos empleo de calidad", y defiende que es necesario potenciar la industria española, que genera "empleos indefinidos, bien retribuidos, con convenios, y ejerce un efecto tractor sobre los servicios".
"La tasa de paro juvenil es del 43%, y es un problema que incide en las pensiones, por la solidaridad del sistema"
FERNANDO ÓNEGA: Hay un montón de personas, como nueve millones de personas, que ya no están en las empresas, y son los pensionistas. Se acaban de publicar las conclusiones del Pacto de Toledo, y le pediría que realice una pequeña aproximación: ¿le parecen esas conclusiones suficientes para afrontar el problema de las pensiones, o les falta algo?
ANTONIO GARAMENDI: Creo que es muy positivo que se haya firmado el Pacto de Toledo porque ya era hora de que en España los partidos políticos se pusieran de acuerdo en algo. Llevábamos una serie de años en los cuales, por un motivo u otro, no era posible, y la verdad, para llegar a esas conclusiones, ¡parece mentira que no se pusieran de acuerdo! El Pacto de Toledo funciona primero a través del acuerdo entre los partidos políticos, en representación del pueblo español, y luego su informe va a la Mesa de Diálogo Social, que es la parte que nos toca a las empresas también con los sindicatos. Pero era clave que los representantes de los partidos nos dijeran en qué están medio de acuerdo. Yo creo que el Pacto de Toledo, incluso aunque realmente sea un decálogo, por denominarlo de alguna manera, no está mal porque lo que hace es poner la pista de aterrizaje del avión que haya que hacer. Dicho esto, faltan cosas, claro que sí, ahora es donde viene el trabajo fino y donde hay que ajustar. Hay un tema muy importante: cuando hablamos de RSC, de sostenibilidad, hay que ver la pata del taburete de las personas, pero también la pata de la economía, porque esa sostenibilidad, sin la economía, no funciona. Si me preguntan qué quiero para los mayores, sin duda, mi respuesta es “lo mejor”, pero tenemos que ser lo suficientemente serios para plantear qué es lo que queremos hacer, qué es lo que tenemos, y cómo lo podemos hacer. Si somos capaces de articular estos tres criterios (los dos primeros son más sencillos), consolidaremos unas pensiones más ordenadas. Pero tengamos presente que, en estos momentos, la tasa de paro juvenil es altísima, del 43%, y es un problema que incide en las pensiones presentes y futuras, ya que uno de los acuerdos del Pacto de Toledo, que yo comparto, es el principio de la solidaridad intergeneracional, es decir, una generación trabaja y cotiza para pagar las pensiones de otra. En ese sentido, me parece que es un pacto solidario potente como nación. Pero eso viene como consecuencia de que creemos empleo, y empleo de calidad. Y, por ejemplo, que ahora todo el dinero que llegue a España desde Europa se emplee en desarrollar proyectos realmente potentes.
F.Ó.- Las empresas, la actividad industrial, el empleo, son claves para el mantenimiento del sistema público de pensiones...
A.G.- En España ahora se habla mucho de la Agenda 2030, y nos olvidamos de la Agenda 20-20-20, que decía que en el año 2020, el 20% de las energías deberían ser renovables. También se estipulaba que en 2020 el 20% del PIB fuera industrial. Conseguir esto es muy relevante, porque la industria genera empleos indefinidos, bien retribuidos, con sus convenios laborales, además de ejercer un efecto tractor impresionante sobre los servicios. Yo siempre pongo un ejemplo: en las regiones donde el PIB industrial supera el 20%, el paro antes del COVID era bastante menor del 10%. Por ejemplo, en Navarra, el 29% del PIB es industrial y el paro rondaba el 8,5%; y en mi tierra, el País Vasco, donde el 24,5% del PIB lo aporta la industria, el paro es del 9%. ¿Y esto qué tiene que ver con las pensiones? Pues que si queremos que las pensiones, las que nos lleguen a nosotros, funcionen, necesitamos que haya un empleo de calidad porque ese es el empleo que va a llenar la caja de la Seguridad Social con esos puestos de trabajo serios, dignos. En este sentido, todos deberíamos de ser egoístas, querer que todo el mundo gane mucho dinero, y con empleos de calidad, puesto que sus cotizaciones son las que tendrán que abonar las pensiones.
F.Ó.- ¿Qué le parece la recomendación del Pacto de Toledo, que ya ha empezado a poner en marcha el ministro José Luis Escrivá, de trasladar algunos gastos de la Seguridad Social a los Presupuestos Generales del Estado?
A.G.- El ministro José Luis Escrivá nos ha convocado ya a la Mesa de Diálogo Social, donde nos sentamos hace unos días, pero de forma muy general, y a partir de ahora es cuando hay que articular de verdad cómo se va a hacer la reforma de las pensiones. Mi opinión es que tenemos que ser cuidadosos y no "desvestir un santo para vestir otro”, porque así como hay conceptos de gastos claros que tienen que salir de la Seguridad Social, porque son gastos no contributivos, cuidado con decidir llevar todos los gastos a los Presupuestos del Estado, porque en el fondo lo que se hace es pasar el problema de un sitio a otro. El concepto España y el concepto déficit es global, el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social se puede quedar muy contento, pero el país sigue teniendo el mismo problema. Nosotros en CEOE vamos a trabajar con mucha lealtad, vamos a poner nuestro grano de arena, pero tenemos que ser muy realistas en cómo debemos hacer las cosas, y con un programa potente para que se cumplan.
"A partir de aquí empieza el trabajo de los equipos técnicos. El tema de las pensiones es muy técnico"
F.Ó.- Todas estas cuestiones también se estudiarán en la Mesa de Diálogo Social…
A.G.- Entiendo que sí. A partir de ahora se empezará a trabajar ya con los equipos técnicos, porque hay temas que pertenecen a la esfera política, pero otros son tremendamente técnicos, y el tema de las pensiones es muy técnico. Entiendo que los actuarios tendrán que actuar, decir cómo y qué se puede hacer, y también los economistas que conozcan los temas, y ver qué sucede en otros países. Y hay algo que está claro, que algunos tendrán que pagar según la renta que ganan, que hoy en día no pasa, y habrá que ver cuándo se actualiza.
F.Ó.- Deduzco que usted no es partidario de que el coste de las pensiones se traslade a los impuestos.
A.G.- Hay una parte del coste que siempre hemos dicho que es lógico que esté fuera, como las pensiones de viudedad u orfandad. También hay otra serie de conceptos técnicos que los expertos recomiendan que estén fuera. Yo insisto en que soy partidario de que el sistema en sí mismo funcione, y para ello tiene que haber empleo. Y, si no, pues habrá igualdad, pero por abajo. Y yo quiero igualdad por arriba. Para eso también tiene que haber una vocación muy importante de toda la sociedad para que la empresa privada funcione bien. Por ejemplo, va a haber unas vacunas contra el coronavirus que están desarrollando empresas privadas; si no llega a ser una empresa privada, estaríamos en igualdad, pero sin vacunas. Por lo tanto, esta parte de la actividad privada me parece clave. Lo normal es que las pensiones se gestionen a través de las propias cotizaciones del sistema de la Seguridad Social, sin perjuicio de que en un momento dado, como está pasando ahora con el COVID, el Estado tenga que aportar financiación extra. Pero no podemos hacer estructural lo que sea coyuntural porque nos estaríamos equivocando.
F.Ó.- El retraso en la edad de jubilación parece que está aceptado y a punto de ponerse en marcha, con castigo para quien se jubile antes. ¿Esto cómo se hace compatible con la realidad de los ERE que admiten prejubilaciones y bajas incentivadas incluso a los 53 años? Y, si nos jubilamos más tarde, ¿tapamos la incorporación de los jóvenes al empleo?
A.G.- El planteamiento que está haciendo el ministro es que para cobrar la jubilación plena sean necesarios 37 años de cotización, lo que significa que la edad rondaría los 65-67 años. A mí me encanta una frase que le he oído a José Mari Arzak, que dice que no hay que echarle años a la vida, sino vida a los años. Yo creo que una persona a los 66 o 67 años está en plena forma, y una de 70 o 72 es imparable, vemos grandes empresarios de compañías con 65 y más y son extraordinarios. En primer lugar, habría que buscar una fórmula para que el talento, si no quiere irse, no se vaya, pero eso no significa que se blinde en la empresa. En el mundo de la empresa, y respecto a la jubilación, observamos dos realidades: la de quienes están deseando jubilarse y la ven como una liberación, pero también la de quienes, sobre todo en equipos directivos, no se jubilan porque ganan más trabajando que retirados, y si quieres que se vayan hay que indemnizarles. Mi opinión es que hay que cuidar y aprovechar el talento, sea de trabajadores sénior o de los más jóvenes. Siempre digo que aquí no sobra nadie. Y respecto a la incorporación de los jóvenes al mercado laboral, la cuestión es ver cómo orientamos a ese 43% de paro juvenil, cómo buscamos su talento. Tenemos una formación terriblemente reglada y de espaldas a la realidad del mundo, y nosotros desde las empresas no queremos dar clases, pero sí participar en la formación dual. En suma, yo creo que caben los dos espacios: mantener el talento sénior e incorporar el talento joven. Nosotros en CEOE tenemos tres programas: Promociona (ya hemos promocionado a 600 altas directivas y los empresarios hacemos de mentores), Progresa (para acceder a puestos directivos) y Chicas Imparables, donde niñas de 15-16 años, de modo voluntario, trabajan en una escuela de negocios durante cinco meses los fines de semana y van presentando proyectos empresariales. En suma, y respondiendo a tu pregunta: aquí no sobra nadie.
Sobre el autor:
Fernando Ónega
Fernando Ónega, presidente del diario 65ymas.com, es un cronista imprescindible desde los primeros tiempos de la transición. Una voz escuchada y respetada por su rigor y su neutralidad.
Fue director de prensa de la Presidencia del Gobierno de Adolfo Suárez, siendo autor de buena parte de sus discursos.
Ha trabajado en distintos medios escritos y televisiones. En la radio, inauguró el comentario político en mayo de 1978, en el programa “Hora 25” de la Cadena SER. Después ha sido director de informativos de la Cadena SER y de la Cadena COPE, además de director general de Onda Cero. En esta misma emisora, colaboró con Luis del Olmo durante 17 años, con Carlos Herrera y, desde abril de 2015 a septiembre de 2022, colaboró en los programas “Más de uno”, con dos comentarios políticos diarios, y en La Brújula, con una carta también diaria.
En prensa escrita publicó su primer trabajo a los 13 años en “La Noche” de Santiago de Compostela. Dos años después firmaba una página semanal y hacía entrevistas en “El Progreso” de Lugo. Dirigió el diario “Ya”, fundó el confidencial y la agencia “Off the record” (“OTR Press) y en los últimos tiempos ha sido columnista de “La Vanguardia y “La Voz de Galicia”.
En televisión, fue director de varios programas en TVE, así como director de relaciones externas de la cadena pública. También ha presentado los espacios informativos de Telecinco y Antena 3 y colaboró como contertulio en varios programas de debate.
Autor de diversos libros entre los que destacan “El termómetro de la vida”, “Puedo prometer y prometo”, “Juan Carlos I”, “Qué nos ha pasado, España”.
En 2020 recibió su tercer Premio Ondas, en este caso a la trayectoria o mejor labor profesional. El jurado reconoció "su fecunda carrera en la radio, tanto en su faceta directiva como ante el micrófono, desarrollada en las principales cadenas". "Fue pionero de la incorporación de los espacios de opinión en la radio, y sigue todavía hoy aportando una mirada ponderada sobre la actualidad", destacó.
A lo largo de su trayectoria también ha recibido otros galardones, como el Premio Godó, varias Antenas de Oro y Micrófonos de Oro, aunque él presume de otros reconocimientos: por ejemplo, la Medalla Castelao de Galicia o los nombramientos como Hijo Predilecto de Pol, o Hijo Adoptivo de Lalín y de la Provincia de León.