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Los jubilados actuales reciben una media de 1,36 euros de pensión por cada euro cotizado, es decir, que cobran en promedio un 36% más de lo que aportaron al sistema, según ha explicado a Europa Press el director del Instituto BBVA de Pensiones (@bbvajubilacion), Luis Vadillo.
De acuerdo con algunos estudios actuariales, antes de la reforma de 2011 que eleva progresivamente la edad de jubilación hasta los 67 años en 2027, la diferencia en promedio entre la pensión percibida y las cotizaciones aportadas era del 44% (1,44 euros de pensión por cada euro cotizado). Para 2027, cuando la edad de retiro sea de 67 años, se estima que esta brecha bajará hasta el 28% (1,28 euros de pensión por cada euro cotizado).
Vadillo ha señalado que el aumento de la esperanza de vida crea desequilibrios en el sistema pues, en el caso de una carrera completa de cotización de 40 años, a los 12 años desde la jubilación ya se habrían amortizado todas las cotizaciones efectuadas.
Es decir, si una persona con 40 años de cotización se jubila a los 65, poco antes de cumplir los 77 años ya habría cobrado en pensión todo lo aportado en cotizaciones durante su etapa en activo. Con datos de 2018, la esperanza de vida de una persona con 65 años alcanza los 21,27 años de media, mayor en mujeres que en hombres.
Manteniendo el resto de factores constantes, la evolución demográfica implicará un aumento del gasto en pensiones de entre 5 y 7,2 puntos del PIB para 2035 y de entre 7,6 y 13,6 puntos del PIB en 2050 (según estimaciones del Banco de España), por lo que Vadillo insta a tomar medidas que hagan al sistema sostenible y suficiente. "No hacer nada no es una opción", ha subrayado.
Subir impuestos y destopar bases máximas
En este sentido, el responsable del Instituto BBVA de Pensiones considera que para reducir el déficit de la Seguridad Social y hacer al sistema sostenible se necesitan reformas estructurales tanto por el lado de los ingresos como por el de los gastos.
Y para ello, apunta, hay muchas opciones sobre la mesa, "en ningún caso excluyentes" y sí complementarias. Así, en lo que respecta a los ingresos, Vadillo menciona la posibilidad de aumentar la presión fiscal mediante una subida impositiva y el destope de las bases máximas de cotización, con los efectos negativos que esto puede tener sobre el PIB, los salarios, el empleo y, por lo tanto, sobre las pensiones futuras.
Otras opciones pasarían por derivar hacia el sistema ingresos públicos procedentes de otras partidas presupuestarias y por sacar de la Seguridad Social las pensiones no contributivas para financiarlas con impuestos.
En su opinión, lo mejor para elevar los ingresos en cotizaciones es acometer reformas que reduzcan la tasa de paro y aumenten la tasa de actividad y de empleo, la productividad y los salarios.
Cuentas nocionales
Por el lado de los gastos, Vadillo recuerda que la reforma de 2011 ya puso en marcha el retraso progresivo de la edad de jubilación a los 67 años en 2027, aunque considera que pueden adoptarse otras medidas.
Una opción sería el sistema de cuentas nocionales, donde cada cotizante tiene una cuenta virtual en la que se acumulan sus cotizaciones. En el momento de la jubilación, los trabajadores recibirían una pensión vitalicia en función de lo cotizado a lo largo de toda su vida laboral y ajustada a la esperanza de vida más un tipo de interés que tenga en cuenta el equilibrio actuarial y financiero del sistema de pensiones.
Vadillo ha destacado que se trata de un sistema más transparente y flexible, con el que los ciudadanos perciben sus cotizaciones como un ahorro para su jubilación "en lugar de como un impuesto". Su implantación, asegura, corregiría el déficit de manera gradual, pero sin reducir la pensión inicial, pues siempre podría evitarse "aumentando libremente la edad de jubilación".
La puesta en marcha de este sistema, añade, debería ser progresiva y contar con un periodo de transición de, por ejemplo, diez años a contar desde 2025. "En el primer año, el 90% de la pensión se calcularía con el sistema antiguo y el 10% con el nuevo. Cada año cambiaría esa proporción: 80%-20% para el segundo, 70%-30% para el tercero y, al cabo de diez años, por ejemplo en 2035, la pensión íntegra se calcularía con el nuevo sistema", explica Vadillo, que en todo caso señala que este sistema debe ser compatible con una pensión mínima para quienes no alcancen una pensión suficiente.
Impulsar los planes de empresa
El director del Instituto BBVA de Pensiones defiende además el ahorro privado como un complemento de la pensión pública y entre las fórmulas para fomentarlo, apuesta por impulsar los planes de empresa a la manera británica, es decir, mediante un sistema de aportación semiobligatorio como el que Reino Unido implantó en 2012.
Este sistema, de nombre 'automatic enrolment', obliga a los empresarios británicos a adscribir a sus trabajadores por defecto en un plan de pensiones de empleo y a realizar unas aportaciones mínimas a favor del trabajador, siempre y cuando éste aporte el porcentaje que le corresponda. Una vez adscrito automáticamente por defecto, el trabajador puede decidir salirse, ya que su adscripción es voluntaria, aunque la realidad es que son muy pocos los que renuncian.
Otra opción para fomentar el ahorro para la jubilación pasaría, según Vadillo, por buscar fórmulas financieras que permitan "hacer líquido" el patrimonio inmobiliario en caso de necesidad.