Miguel Haro Martínez (1959) empezó a trabajar a los 13 años para ayudar a su familia, aunque de forma ilegal, ya que no se podía hasta cumplir los 14. Hasta los 18 años, le hacían firmar nóminas que resultaron ser falsas porque no estaba dado de alta en la Seguridad Social. Después de toda una vida de trabajo, en la que desempeñó hasta 22 oficios (conductor de autobús, camionero, camarero, pizarrista, mecánico tornero, profesor de gimnasia a tiempo parcial....), en 32 empresas diferentes, se jubiló con 63 años y 5 meses de edad, con 45 trabajados, pero solo 41 cotizados, y sufriendo una penalización del 9,33%.
"No me jubilé por gusto, me vi obligado tras haber sufrido un despido involuntario forzoso, por ineptitud sobrevenida por una mala praxis de un médico. Y además de esos cuatro años perdidos, porque me tuvieron ilegal en la empresa, tampoco me cuentan los 15 meses de servicio militar obligatorio", explica en su entrevista con 65YMÁS.
La suya es una historia muy común entre el colectivo de jubilados anticipados con largas carreras laborales, que padecen recortes de pensión perpetuos, a pesar de haber cotizado más de 40 años, y que desde la asociación Jubilación Anticipada sin Penalización con 40 años cotizados o más (ASJUBI40 @asjubi40), han denunciado ante el Parlamento Europeo, por entender que sus penalizaciones son injustas y discriminatorias.
"Solo debería de haber un tope para cobrar el 100% de la pensión; daría igual que fuesen 33, 35, 38 o 40 años cotizados, pero para todo el mundo igual y sin excepción. Los agravios comparativos que sufrimos, respecto a los funcionarios, policías, etc, tienen que acabar", asegura Haro, que es uno de los demandantes ante las instancias europeas. Confiesa que se siente "decepcionado, traicionado y enfadado, porque nos han dejado en la cuneta. El Gobierno, los partidos políticos, el Pacto de Toledo, los sindicatos... todos decían que penalizar la pensión en las largas carreras era una injusticia, pero ninguno ha movido un dedo", denuncia, además de exigir que se varíe el tratamiento de la mili: "Se debería incluir como tiempo de vida laboral y contar para la pensión, en todos los casos".
"No me quedó más remedio que trabajar en lo que pude: he tenido hasta 22 oficios en 32 empresas"
P.- Es usted un miembro de la generación del baby boom recién jubilado, que empezó a trabajar siendo casi un niño...
R.- Empecé a hacer trabajillos a los 8 años, compaginándolo con el colegio y con la gimnasia deportiva, que era mi vocación verdadera. Posteriormente tuve que dejar los estudios porque hacía falta ayudar económicamente en casa. Una lástima, porque se me daba muy bien la gimnasia y un profesor me comentó si quería competir y ejercerla como profesional. Resultó ser Rafael Quintana, compañero del gimnasta tan famoso en la época, Joaquín Blume. A los 12 años y medio, casi 13, me vinieron a buscar para ir al Campeonato de Europa, porque ya habíamos ganado algunas competiciones por equipos, e individualmente. Yo fui subcampeón de Catalunya y noveno de España. Recuerdo que los periodistas José María Casanovasy José María García viniero a entrevistar a Ángel Custodio Dalmau, el actual diseñador, en 1979. Pero yo tuve que dejar los estudios, aunque me apunté a una escuela privada para tratar de ser profesor de INEF.
Miguel Haro (primero por la derecha), en una competición juvenil de gimnasia.
P.- Su gran pasión era la gimnasia, pero tuvo que dejarla para mantener a su familia.
R.- Exactamente.Cosas de la vida, a los 24 años tuve mi primera hija y por esa época me lesioné y dejé la gimnasia aparcada. Tenía que trabajar para mantener a mi familia. Trece meses después, nació mi segunda hija. Fui probando en todos los oficios: camarero, pizarrista, mecánico tornero… hasta 32 oficios. En una entrega de medallas, Juan Antonio Samaranch le dijo a mi padre que no lo dejara, que era muy bueno. Y mi padre sólo respondió: “Ayúdenle ustedes; nosotros no podemos”. Pero por aquel entonces no había ningún tipo de ayudas (Centros de Alto Rendimiento). No me quedó más remedio que trabajar en lo que pude, hasta que el Gobierno decidió que tenía que hacer el servicio militar obligatorio.
P.- Los meses de parón del servicio militar obligatorio, ¿le han penalizado en su vida laboral?
R.- Por supuesto, estuve 15 meses haciendo la mili, que no solo es un tiempo perdido de cara al trabajo, sino que tampoco me han contado a la hora de calcularme la pensión, porque solo se aplica en la jubilación anticipada, y con condiciones. Me parece una vergüenza el tratamiento que se da a la mili, que por supuesto, se debería incluir como tiempo de vida laboral, en todos los casos, sin excepción. Porque no es algo que pudiéramos elegir, sino impuesto.
"Siento que el Gobierno me castiga: al tener 41 años cotizados, la mili no cuenta para nada"
P.- ¿Por qué no le cuenta el tiempo que estuvo haciendo la mili?
R.- El tratamiento del servicio militar obligatorio es de vergüenza. Solo computa para alcanzar el período de cotización específico en el caso de jubilación anticipada, voluntaria o involuntaria y con el límite máximo de un año. Yo reclamé al Ministerio de Defensa mis 15 meses de mili, pero la Seguridad Social lo denegó: me dijeron que, si hubiera tenido 32 años cotizados, ellos me lo hubieran valorado en 12 meses, incluyéndolo en mi informe de vida laboral, para que llegara a los 33 necesarios para acogerme a la jubilación anticipada. Y si hubiese tenido 34 años de cotizaciones, me habrían incluido también 12 meses, para que alcanzara los 35, que entonces se exigían para el 100% de la pensión. Yo me quedé alucinado, porque parece un castigo: al tener 41 años cotizados, la mili no cuenta para nada.
P.- ¿Cómo fue su salida del mercado laboral?
R.- En los últimos años, era conductor de autobús urbano. A los 59 años, me sometí a una cirugía muy sencilla de juanete, pero me quedó mal. La operación me pilló en la pandemia y estuve dos años y dos meses de baja. Jubilarme no era una opción porque me quedaba una pensión muy baja, así que opté por pedir el alta voluntaria en el tribunal médico. Traté de negociar con la empresa un cambio de puesto, pero me enviaron a la mutua, que me despachó como un caso de despido objetivo por ineptitud sobrevenida. Recurrí a un abogado, porque la empresa me dio una carta en la que decía que sí, que me habían prometido que no conduciría, pero hasta para lavar autobuses hay que moverlos, así que, en pocas palabras, el mensaje fue “no te queremos”. Y me hicieron un despido objetivo por ineptitud sobrevenida, y pasé a cobrar el desempleo, hasta que se me acabó la prestación.
P.- ¿Se jubiló entonces a los 63 años?
R.- No. Tras agotar el paro, el abogado me aconsejó aguantar unos meses sin trabajar, que me jubilara con 19 meses de antelación, en vez de 24. Así que no me retiré en abril de 2022, cuando cumplí los 63, sino que esperé a septiembre. Durante esos cinco meses, no me quedó otra que alargar la ayuda de poco más de 400 euros del SEPE. Y con esto y lo poco que gana mi mujer, pudimos seguir a flote. A mí ya me aplican la legislación nueva, la reforma del ministro José Luis Escrivá. Pero si me hubieran concedido lo de la mili el recorte de la pensión habría sido menor.
"Escrivá tiene que dejar de poner palos en las ruedas de quienes levantamos este país, trabajando con 13 o 14 años"
P.- ¿Se siente decepcionado por el Gobierno y los partidos políticos?
R.- Decepcionado, traicionado y enfadado, con todos, porque nos han dejado en la cuneta. El Gobierno, los partidos políticos, el Pacto de Toledo, los sindicatos... todos decían que penalizar la pensión en las largas carreras era una injusticia, pero ninguno ha movido un dedo para acabar con esta discriminación. Y al ministro Escrivá, que dijo que la nuestra era una situación "intrínsecamente injusta", habría que exigirle que deje de poner palos en las ruedas de las personas que empezamos a levantar este país, trabajando desde los 13 o 14 años. Con largas carreras, ya solo queda la generación del baby boom, y jamás habrá nadie que llegue a tener más de 35 años cotizados y la mili, así que debería eliminar también los injustos coeficientes reductores y dejarnos disfrutar de nuestro merecido descanso.
¿Qué pretende el Gobierno, que nos muramos en el andamio?
P.- Dicen ustedes que el ministro José Luis Escrivá les ha traicionado...
R.- La primera vez que escuché a Escrivá hablando de nuestra reclamación en el Pacto de Toledo, hasta nos daba la razón. Pero luego dijo que no, que primero había que determinar qué se entendía por una carrera larga de cotización. Nos dejó a todos descolocados cuando se sacó de la manga los 44 años y medio, y que nadie en el Pacto de Toledo, el Gobierno o los sindicatos le llevara la contraria. No sé qué entiende este señor, porque está muy claro: ¿50 años? ¿Qué pretende el Gobierno, que nos muramos en el andamio? Para nosotros, los socios de ASJUBI40, una larga carrera larga de cotización deben ser los 40 años.
P.- En la demanda de ASJUBI40 ante el Parlamento Europeo, en la que usted participa, denuncian que el Gobierno discrimina a los jubilados anticipados con largas carreras, al imponerles coeficientes reductores que no sufren otros colectivos.
R.- Sin duda. En mi caso, tengo 41 años cotizados, pero en total he trabajado 45, más los 15 meses de la mili. Pero es que, ateniéndonos a lo estrictamente legal, mis 41 años cotizados significan que cumplo de sobra el requisito de cotización, ya que en 2023 se exigen 37 años y 9 meses. Pero a mí me penalizan, cuando existen las clases pasivas, o los policías, guardias civiles, taurinos, ertxainas, etc, que no son penalizados. Alguien tiene que abrir los ojos y ver que, si hay sectores que con 35 años cotizados y 60 años de edad pueden jubilarse, también nos lo merecemos quienes hemos cotizado más de 40 años. Sufrimos una doble discriminación: respecto a la normativa general, y a la que beneficia a colectivos concretos. Por eso, al final, me he adherido a la demanda europea.
"Los políticos que decían apoyar a ASJUBI40 solo querían salir en la foto"
P.- ¿Confía en que Europa les de la razón, instando al Gobierno español a acabar con el recorte de pensión que padecen?
R.- La confianza es lo último que se pierde. Porque es evidente que sufrimos una discriminación en toda regla a la que nadie hace caso. De las 17 comunidades autónomas existentes, hemos logrado aprobar 16 Proposiciones no de Ley para derogar los coeficientes reductores en largas carreras (salvo en La Rioja). En el Pacto de Toledo, todos los partidos políticos estaban dispuestos a solucionarlo, incluso los sindicatos. Pero solo querían hacerse la foto. También Pedro Sánchez se hizo una foto con nosotros y con la pancarta de ASJUBI40. No sé qué pasará, si Bruselas nos dará la razón y luego habrá que defenderlo aquí en España. A este gobierno le queda menos de un año, y el siguiente, ¡a saber qué propondrá en pensiones!
P.- ¿Qué opina del 'plus Escrivá' para largas carreras profesionales?
R.- Este plus, además de ser una tomadura de pelo, no me corresponde, ya que es preciso tener 44 años y medio cotizados, o ganar menos de 900 euros al mes. Nos encontramos con casos de toda índole. Hay un señor que tiene cuarenta y pico años cotizados que lo recibe, y ahora le han subido la paga, a menos de 700 euros. Tuvo la mala suerte de que lo despidieron en la época de Mariano Rajoy, cuando la ley te obligaba a jubilarte a los 61 para no pagarte más.
"Ningún joven de ahora va a llegar a 38 años cotizados"
P.- ¿Es optimista o pesimista respecto a las pensiones del futuro?
R.- Tengo dos hijas y tres nietas, y dudo mucho que lleguen a cotizar 30 años. Y eso que han estudiado carreras, están superpreparados. Este sistema es el pez que se muerde la cola. Yo me tuve que sacar el graduado escolar con 33 años, estudiando por las noches después de trabajar 12 horas de día. Somos la generación que más temprano empezó a trabajar, la del baby boom, y somos los últimos que acumularemos 45 o más años de cotización. ¡Y así es como nos premian, con recortes perpetuos en la pensión!
Sobre el autor:
Pepa Montero
Pepa Montero es redactora especializada en temas de economía. Ha trabajado en medios como El Economista y La Gaceta de los Negocios. Es autora del libro de relatos La casa de las palmeras (Azul como la Naranja, 2013).