El Índice de Precios de Consumo (IPC) subió un 3% en marzo de 2022 en relación al mes anterior y elevó de golpe su tasa interanual más de dos puntos, hasta el 9,8%, su valor más alto en 37 años, concretamente desde mayo de 1985, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), lo que confirma que la espiral inflacionista con que España terminó 2021 se ha vuelto más virulenta en los tres primeros meses de 2022.
Los precios de la cesta de la compra registran unas tasas de aumento inéditas y absolutamente récord, que amenazan el bolsillo de todos los españoles y de la totalidad de sectores económicos, y empobrecen a una gran mayoría de los pensionistas, sobre todo a aquellos que cobran las pensiones mínimas y no contributivas.
Esta fuerte subida de la inflación hasta el 9,8% se debe al repunte de los precios de la electricidad y del gasóleo para calefacción; al incremento de los precios de los carburantes para vehículos personales; al aumento de los precios de la restauración y los servicios de alojamiento, y al encarecimiento "generalizado" de los alimentos, especialmente del pescado y el marisco, de la carne, de las legumbres y hortalizas, y de la leche, el queso y los huevos, según detalla el INE. Todos ellos, productos básicos que hacen prohibitiva la compra de los jubilados, que suelen gastar en vivienda (facturas de luz, gas y calefacción) más que otros colectivos más jóvenes.
Las estadísticas del INE constatan asimismo que los jubilados sufren la inflación en mayor o menor medida, dependiendo de la autonomía en la que residan. En efecto, si comparamos el nivel de precios actual con el que había en marzo de 2021, existen nueve comunidades donde los precios se han disparado más del 10%, lo que implica que los pensionistas que viven en ellas sufren en mayor proporción el embate de la inflación (ver gráfico inferior).
Fuente: INE
Las dos Castillas y Aragón, las más afectadas
El podio de las autonomías más perjudicadas lo ocupa Castilla-La Mancha (subida anual de precios del 11,7%), seguida por Castilla y León (tasa del 11%) y Aragón (el 10,7%). Asimismo, La Rioja (10,6%), Galicia (10,5%) y Extremadura (10,3%) registran fuertes subidas de precios en marzo en comparación con los de un año antes, y bastante superiores al promedio de lo que han repuntado los precios en el conjunto de España.
Fuente: INE (marzo de 2022)
En el lado opuesto de la tabla, las comunidades donde menos se han incrementado los precios frente a marzo de 2021 son Ceuta (aumento del 7,8% en tasa anual), Canarias (inflación anual del 8,4%) y Madrid, donde el coste de la vida ha subido el 9% con respecto a hace un año.
Fuente: INE (marzo de 2022)
Situación insostenible para las pensiones mínimas
Aunque la carestía de precios es generalizada e inasumible para una gran mayoría de los 9,9 millones de pensionistas contributivos de todo el país, resulta dramática para los 2,2 millones de personas que cobran pensiones mínimas y los 445.900 que reciben una paga no contributiva.
Los importes de estos dos tipos de prestaciones son realmente bajos. Por ejemplo, un jubilado de 65 años cobra una paga mínima de 890,50 euros mensuales si tiene cónyuge a cargo (12.467 euros anuales), o bien 685 euros mensuales (9.590 euros anuales) si tiene cónyuge pero no a cargo, o bien 721,70 euros mensuales (10.103,80 euros anuales) si la persona no tiene cónyuge.
En el caso de una viuda o viudo que tenga cargas familiares, la pensión mínima este año es de 834,90 euros mensuales (11.688,60 euros anuales).
Peor todavía están los pensionistas no contributivos, ya que el importe básico de las pagas es de 421,40 euros mensuales, que se traducen en 5.899,60 euros íntegros al año abonados en 14 mensualidades (12 ordinarias más dos extraordinarias), según detalla el Imserso. Unas cuantías muy bajas, rayanas en la miseria, que ni siquiera llegan por ejemplo a la mitad del salario mínimo interprofesional (SMI), que acabó 2021 en 965 euros y ha subido a 1.000 euros con efecto retroactivo desde el 1 de enero de 2022.
Los perceptores de pensiones mínimas soportan doblemente el castigo de la inflación, ya que, respecto al año pasado, entre losmayores encarecimientos figura la vivienda, por la repercusión de los enormes costes de la energía, que son gastos fijos, ineludibles, como la factura de la luz, el gas (sea butano o natural), la calefacción, incluso el agua.
ÍNDICE DE PRECIOS DE CONSUMO ARMONIZADO 2015=100 2022
Fuente: INE (marzo de 2022)
Mantener la vivienda cuesta hoy un 32,8% más de media que el año pasado, pero en algunas autonomías, como Castilla-La Mancha (el 44,1% más), el coste de pagar los recibos de la casa se ha disparado muy por encima del promedio. Y los contrastes entre regiones son evidentes: en Castilla y León, sufragar la vivienda se come un 39,3% más de recursos que el año pasado, mientras que en Madrid supone únicamente el 25% más.
¿Inflación media del 6,8% este año?
La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) cree que la inflación habría tocado techo en marzo y se espera que comience a descender en abril, si bien se mantendrá en niveles muy elevados a lo largo de todo el año. Con todo, la Fundación no ha variado su previsión para el IPC en el conjunto del año, que alcanzaría una tasa media anual del 6,8%. La previsión para la tasa interanual de diciembre es del 4,4%. La tasa subyacente, sin embargo, subirá hasta el final del verano, situando su media anual en el 3,5%.
"Este escenario depende de la evolución de los precios energéticos", alerta Funcas, asegurando que en un escenario alternativo en el que el precio del petróleo subiera hasta 120 dólares, la tasa media anual sería del 7,8%. Y si el precio del crudo descendiera hasta 90 dólares, la tasa media anual sería del 5,9%.
Funcas resalta el preocupante hecho de que el resultado del IPC de marzo ha sido superior a lo previsto en todos los componentes, especialmente en los más volátiles: alimentos no elaborados y productos energéticos.
Sobre el autor:
Pepa Montero
Pepa Montero es redactora especializada en temas de economía. Ha trabajado en medios como El Economista y La Gaceta de los Negocios. Es autora del libro de relatos La casa de las palmeras (Azul como la Naranja, 2013).