Los pensionistas vascos culminan 5 días de ayuno-encierro y se manifiestan en Bilbao

BOE 17/03/2023: Reforma de las pensiones

Andrea Uña (Movimiento Pensionista vasco): "Exigimos la 'paguilla' y el cheque de 200 euros"

Tercer día del ayuno-encierro de pensionistas vascos para exigir la pensión mínima de 1.080€

El Movimiento de Pensionistas vasco cumple 5 años como pionero en la lucha por las pensiones

ACTUALIZADO

Tras cinco días ininterrumpidos de ayuno-encierro, una acción de protesta con la que exigen a los gobiernos central, vasco y navarro que cumplan su reivindicación histórica de complementar las pensiones mínimas, hasta que estas alcancen la cuantía de 1.080 euros en 14 pagas, el Movimiento de Pensionistas de Euskal Herria (MPEH) ha celebrado este sábado en Bilbao una gran manifestación, con la promesa de "seguir luchando por las pensiones públicas, dignas y suficientes".

La marcha por las calles bilbaínas arrancaba a las 12 del mediodía desde la plaza Elíptica, y en ella, además de pensionistas, se han dado cita miembros y asociados de sindicatos, plataformas juveniles y otros colectivos sociales, cada uno con sus pancartas específicas.

Esta manifestación es la culminación de toda una semana de acciones reivindicativas de los jubilados vascos, que se inició el pasado lunes, cuando el colectivo se concentró, como viene haciendo todos los lunes desde hace cinco años, frente al Ayuntamiento bilbaíno. Desde allí, y tras una pancarta que proclamaba Recortes de pensiones no. 1.080 pensión mínima, se desplazaron hasta el local donde han mantenido el encierro (calle Fernández del Campo).

En el ayuno-encierro han participado 150 hombres y mujeres, con edades entre los 65 y 80 años, que se han ido relevando en turnos de más de 30 personas cada día, todos ellas, renunciando a la ingesta de comida desde las 23 horas a las 11 horas de la mañana siguiente.

El seguimiento de la protesta ha superado las expectativas de los organizadores, el Movimiento Pensionista de Euskal Herria, que han recibido peticiones de unas 200 personas. Además, se muestran satisfechos de la gran repercusión mediática que ha tenido este encierro.

La subida planteada por Escrivá es muy "insuficiente"

Mientras celebraban el ayuno-protesta, les llegó la noticia de la aprobación por el Gobierno de la segunda fase de la reforma de pensiones, que establece la subida de la pensión mínima hasta que esta alcance los 1.200 euros en 2027. Una medida que al colectivo vasco le parece muy insuficiente.

Tal como detalla Txomin Lorka, miembro de la Asamblea de Pensionistas de Bizkaia y uno de los participantes en el ayuno, "no hay ninguna pensión mínima que vaya a alcanzar los 1.200 euros. La que más se acerca es la mínima con cónyuge a cargo, que llegará en 2027 hasta 1.179 euros, según la reforma que ha aprobado el Gobierno. Nosotros lo que reclamamos son 1.080 euros para la persona pensionista sin cónyuge a cargo, cuya paga se situará en 2027 en 873 euros. Por eso, aunque la reforma mejora las pensiones mínimas, nos parece muy insuficiente, y seguiremos luchando hasta lograr nuestra reivindicación histórica".

A su vez, Andrea Uña, una de las representantes del MPEH en Bilbao, explica a 65YMÁS que la reforma "habla de subir las pensiones mínimas hasta el nivel del 60% de la renta mediana para el año 2027, y de superar la brecha de género de manera paulatina, sin fecha fija. Muchos de nosotros pensamos que es una tomadura de pelo. ¿Si se puede aplicar en el año 2027 ese 60%, que no es exactamente nuestra petición, ya que reclamamos el 60% del salario medio, por qué no se puede aplicar ya en 2023?" 

Uña denuncia asimismo la penosa situación de pensionistas que sobreviven con pensiones inferiores a 800, 700, 600 euros, incluso menos. "Exigimos que los gobiernos central, vasco y navarro hagan lo que deben, que complementen estas pagas ínfimas, para que ningún pensionista se vea obligado a vivir con ingresos inferiores a los 1.080 euros mensuales en 14 pagas”. Y lamenta que los pensionistas llevan años viendo cómo, "con las reformas de pensiones, se han recortado nuestras pensiones, o no se han revalorizado durante años, y se han recortado nuestros derechos. El año 2022 y los meses que llevamos de 2023, aunque hemos logrado que las pensiones suban el 8,5%, resulta que, por culpa de la inflación disparada y de los precios de los alimentos por las nubes, cada vez es más difícil tener un nivel de vida digno. Y mucho más sangrante es la situación de numerosas mujeres jubiladas, cuyas pensiones medias son casi un 40% más bajas que las de los hombres", critica Uña.

Un 30% de pensionistas cobra menos de 800 euros

Los miembros del MPEH denuncian que en la comunidad autónoma vasca y Navarra, tras incluir la última subida del 8,5%, el 30% de las personas pensionistas, en total 199.800 (155.000 en la CAV y 44.800 en Navarra) no llegan a 800 euros mensuales, y de todas ellas 154.000 son mujeres.

Las personas pensionistas que no llegan a 1.000 euros son el 39,2%, que abarca a 279.480 pensionistas (216.880 en la CAV y 62.600 en Navarra), y de todas ellas, 199.800 son mujeres, detallan.

El movimiento vasco denuncia asimismo que en estos momentos, la subida de los precios de recursos básicos como la energía y los alimentos "está siendo utilizada para incrementar los beneficios de los oligopolios financieros y de la energía", mientras que las personas en general, y los mayores y pensionistas en particular, "vemos cómo empeoran nuestras condiciones de vida. Mantener las condiciones de confortabilidad en las viviendas, garantizar la salud, alimentación sana y servicios de atención y cuidado es cada vez más difícil".

Semana de mesas redondas, concentraciones y denuncia

En paralelo al ayuno-encierro, los miembros del MPEH han llevado a cabo numerosas acciones para visibilizar sus reivindicaciones. Así, en la jornada del martes, presentaron ante la Subdelegación del Gobierno un escrito dirigido al ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, para exigirle que aumente la pensión mínima hasta los 1.080 euros, y se concentraron en el Instituto Nacional de la Seguridad Social, donde denunciaron "los problemas de falta de atención". También mantuvieron una mesa redonda sobre el futuro de las pensiones y las reformas en Europa, donde intervino Argitxu Dafau Berho, activista en las movilizaciones contrarias a la reforma de las pensiones en Francia.

Por su parte, el miércoles día 15, los pensionistas vascos marcharon hasta la Delegación del Gobierno, para demandar el complemento de la pensión para alcanzar ese mínimo de 1.080 euros, y entregar un escrito dirigido a Emakunde para denunciar la brecha de género. Asimismo, mantuvieron una mesa redonda sobre medidas para acabar con la brecha de género, que penaliza las pensiones de las mujeres.

Sin decaer en el ánimo reivindicativo, el jueves 16 realizaron un recorrido por las sedes de los partidos para presentarles un escrito emplazándoles a que defiendan la pensión mínima de 1.080 euros. Y celebraron otra mesa redonda, centrada en las plataformas de pensionistas, donde participaron Ramón Franqueza (COESPE), Pep Juárez (Unidad COESPE), Gonzalo Balo (MODEPEN) y Miguel Ángel Castillo (ASJUBI 40), además del Movimiento de Pensionistas de Euskal Herria.

Finalmente, el viernes 17, se trasladaron al Ayuntamiento bilbaíno para llamar a la participación en la marcha de este sábado.

Pagas mínimas, "1.080 euros, ya"

Para reforzar su reivindicación de incrementar las pensiones mínimas hasta la cifra de 1.080 euros, los miembros del MPEH se amparan, además, en que la Disposición Final Quinta. Suficiencia de pensiones mínimas, de la Ley de reforma de las pensiones 21/2021, obliga al Gobierno español a revisar este mismo 2023 las cuantías de las pensiones mínimas, para garantizar la suficiencia económica durante la tercera edad, "aunque esto no se ha hecho efectivo".

La exigencia de incrementar el importe de las pensiones mínimas no es nueva, ni mucho menos. El Movimiento de Pensionistas de Euskal Herria lleva más de cinco años exigiendo los 1.080 euros, por considerar que responde a los criterios de suficiencia fijados en la Carta Social Europea (CSE), ser "un ingreso básico para que una persona pensionista pueda acceder a una vida digna en su vejez, y una medida efectiva para reducir la brecha de género en las pensiones".